Existen más de 10 mil satélites alrededor de la Tierra. En los últimos años, las empresas de internet satelital están subiendo un número brutal de satélites como nunca antes.
Hasta septiembre de 2024, SpaceX había colocado 6426 satélites Starlink en órbita, de su constelación de 12 mil satélites, lo que podría aumentar a 34 mil.
Amazon planea colocar 3236 satélites Kuiper, y por el momento OneWeb mantiene 648 satélites en operación.
Nunca se habían subido tantos satélites como ahora. Solo en 2023 se lanzaron 2666 satélites, de los cuales 1936 pertenecen a SpaceX.
Este brutal aumento de satélites está entorpeciendo las investigaciones astronómicas y arruinando la astrofotografía. Además, aumenta de manera escandalosa la basura espacial (tornillos, satélites en desuso, partes de cohetes, naves espaciales y satélites).
Con tantos objetos rodeando a nuestro planeta, los accidentes entre satélites era solo cuestión de tiempo.
La órbita
Llamamos "órbita terrestre" al espacio alrededor de la Tierra. Esta órbita se divide en tres secciones principales: la órbita baja, media y geoestacionaria. No confundirlo con la "órbita de la Tierra", que es el camino que sigue nuestro planeta alrededor del Sol.
La órbita baja va desde los 100 km hasta los 2 mil km de altura. En ella se encuentra la mayoría de los satélites, las Estaciones Espaciales (400 km) o el Telescopio Espacial Hubble (600 km).
En esta órbita, los objetos viajan a 7.8 km/s, dándole una vuelta a la Tierra en 90 minutos.
La órbita geoestacionaria nació con la necesidad de monitorear de forma permanente ciertas zonas de la Tierra. Llevando los satélites a mayor altura, tardan más en rodear a nuestro planeta.
A 35 786 km de altura, sobre el ecuador terrestre, los satélites tardan 24 horas a 3 km/s en darle una vuelta a la Tierra, dando como resultado que el satélite se mantengan todo el tiempo sobre una misma región geográfica. Esta órbita es ideal para satélites de comunicaciones y meteorológicos.
Entre estas dos órbitas está la órbita media, ahí se colocan los satélites de los Sistemas de Geoposicionamiento Global, como le GPS de Estados Unidos, el GLONASS de Rusia, el Galileo de Europa y el Beidou de China.
Accidentes
Apenas en octubre de 2024, el satélite Intelsat-33e de Estados Unidos en órbita geoestacionaria, explotó, lo que es inusual. El satélite de comunicaciones había sido fabricado por Boeing y puesto en órbita en 2016. Daba servicio a Europa, África y Asia pacífico.
La Agencia Espacial de Rusia, Roscosmos, detectó que los más de 500 fragmentos esparcidos amenazan con colisionar a los satélites rusos Express-AT1, Express-AM6, Yamal-402, Elektro-L meteorológico y a otro satélite de China.
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Pero no es el primero que explota este año, el 26 de junio explotó el satélite ruso Resurs P1, aunque fue menos violento. Sin embargo, los fragmentos pusieron en alerta de colisión, a los astronautas y cosmonautas de la Estación Espacial Internacional, quienes se prepararon para abandonar la Estación si se les ordenaba, lo que no sucedió.
Las causas para que un satélite explote son bien conocidas. Por la colisión con un micrometeorito o basura espacial. Por un fallo del mismo aparato que lo lleva a explotar, lo cual es muy raro. O por la destrucción deliberada del satélite, ya sea en pruebas de destrucción de satélites o en un acto de guerra, algo que al parecer, nunca ha sucedido.
Sin embargo no todas las explosiones de satélites generan la misma alerta, ya que esto depende de su altura, si se encuentran en una órbita baja o en una geoestacionaria.
Colisión
El 10 de febrero de 2009, a 800 km de altura sobre Siberia, sucedió lo inimaginable. El satélite Iridium 33 de Estados Unidos y el satélite militar Kosmos 2251 de Rusia colisionaron, destruyéndose ambos. Se esparcieron miles de fragmentos que amenazan a otros satélites a una altura similar.
En mayo de 2013 a un mes de su puesta en órbita, el satélite Pegaso, el primero construido en Ecuador, colisionó con restos del cohete soviético Tsyklon-3. Por fortuna, los ingenieros de Ecuador restablecieron el contacto con el satélite en pocos días.
Más fragmentos
Pero no solo en accidentes se ha aumentado la basura espacial. El 11 de enero de 2007 China lanzó un misil con el objetivo de destruir al satélite Feng Yun 1C, un satélite meteorológico a 865 km de altura.
Al siguiente año, el 21 de febrero de 2008, Estados Unidos destruyó al satélite militar USA-193 a 241 km de altura, mediante el misil SM-3.
El 27 de marzo de 2019 la India destruyó (al parecer) a su satélite militar Microsat-R.
Rusia hizo lo propio el 15 de noviembre de 2021, al destruir al satélite militar Kosmos 1408, con el misil antisatélite A-235. La nube de escombros se mueve entre 465 a 490 km de altura, y se han emitido alertas para la Estación Espacial Internacional (400 km) por una posible colisión.
Estos ejercicios militares para una guerra en el espacio, han aumentado la basura espacial, que pone en riesgo a otros satélites y la vida de los astronautas y cosmonautas.
Por ejemplo, el 22 de enero de 2013 el pequeño satélite ruso BLITS colisionó con los restos del satélite Feng Yun 1C, lo cual le ocasionó un cambio de dirección. BLITS es una esfera de cristal cubierta con aluminio, para reflejar láseres disparados desde la Tierra y así realizar estudios geofísicos.
Existen iniciativas para limpiar la órbita terrestre de los 27 mil fragmentos de basura espacial contabilizados, cuando se implementen, el número de satélites y de basura espacial será mayor.
german@astropuebla.org