La Tierra está cubierta por un campo magnético y también es objeto de estudio de la NASA por la anomalía que presenta desde hace años, pero que sigue preocupando a los científicos.
Esta capa, constantemente analizada, se ha desgastado con el paso del tiempo. Por su importancia, el fenómeno se denominó Anomalía del Atlántico Sur y se ubica, de acuerdo con Sciencealert, en América del Sur y se extiende hacia el suroeste de África.
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En concreto, en esta zona el campo magnético ha presentado un cambio que llama la atención de los científicos y se estudia para descartar cualquier peligro para las actividades humanas. Aquí explicaremos todo lo que hay que saber.
¿Qué es el campo magnético terrestre?
Como si se tratara de una capa, el campo magnético cubre la superficie de la Tierra y nos protege de las partículas cargadas que emanan del Sol y a la radiación cósmica, la cual es peligrosa y dañina.
Este campo magnético es resultado de la interacción entre el núcleo interno (compuesto de hierro sólido) y externo de nuestro planeta (compuesto por una aleación líquida de hierro y níquel) y la rotación de la Tierra. La actividad convierte al planeta en un enorme imán.
De acuerdo con un análisis de la BBC, la intensidad del campo magnético varía cada lapso de tiempo y los polos magnéticos se invierten. Esto se puede comprobar gracias a la huella que deja en las rocas.
"Cuando, por ejemplo, la lava se enfría, partículas de óxido de metal quedan 'congeladas' en la dirección del campo magnético existente, lo que permite que los científicos puedan saber la posición de los polos en un momento determinado examinando y datando muestras de esa lava", se explica en el artículo.
Lo que le preocupa a la NASA
Pese a lo peligroso que puede ser para la vida en el planeta un daño al campo magnético, lo que sucede en la actualidad únicamente es una anomalía que la NASA describe como una abolladura.
Por lo anterior se descarta que la biodiversidad terrestre se encuentre en peligro, pero fuera de nuestro planeta sí está causando daños a los satélites artificiales e incluso la Estación Espacial Internacional.
Al estar expuestos a las tormentas geomagnéticas, los artefactos sufren de cortocircuitos, fallas en su sistema e incluso pueden dejar de funcionar y quedar inservibles orbitando la Tierra.