TUXTLA GUTIÉRREZ. Sabía que cruzar el río Bravo representaba llegar a otro mundo. Lo que no imaginó es que ese planeta no era el de la Patrulla Fronteriza, el de la comida rápida o el del american way of life, sino uno rojo, pequeño y 227 millones de kilómetros distante de la Tierra.
Él es Luis Enrique Velasco Velázquez, un chiapaneco que forma parte del equipo que construye el vehículo que la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos enviará a Marte el próximo año, para establecer si es o no apto para la vida humana.
Oriundo de Tuxtla Gutiérrez, migró a la Unión Americana mientras cursaba la preparatoria. Allá estudió ingeniería aeroespacial y se especializó en programas de simulación, así como en análisis y diseño mecánico de aparatos espaciales y de robótica.
Antes de ingresar a la NASA, el también presidente del Cluster Espacial de la Red Global MX laboró para empresas como Siemens y TRW Aeronautical Systems. Un día, la diosa fortuna le sonrió.
“Llegué hace 15 años al Jet Propulsion Laboratory que la NASA tiene en Pasadena, California, por recomendación de un amigo que rechazó la oferta de trabajo que yo acepté”, relata con cierta nostalgia y alegría.
Primero prestó sus servicios como ingeniero en sistemas computaciones. Sin embargo, durante los últimos 14 años estuvo desempeñándose en las áreas de mecánica y diseño, de los cuales los últimos cinco los consagró, junto con la gente que tiene a su mando, al diseño mecánico del vehículo (mejor conocido como Rover) con el que la NASA explorará el territorio marciano dentro de poco menos de ocho meses; así como a la instalación de las cámaras que transportará ese dispositivo.
La misión, que lleva por nombre “Marte 2020”, involucra a aproximadamente seis mil personas; tiene tres propósitos: tomar muestras de roca y del suelo; hallar formas de vida más complejas; así como determinar si las condiciones imperantes son o no idóneas para que el humano pueble ese planeta a mediano o largo plazo.
Para ello, la nave en la que viajará el vehículo también transportará dos equipos para producir con recursos existentes en el territorio marciano dos insumos que son básicos para la vida humana: oxígeno y combustible, afirma.
Velasco Velázquez cuenta que por el momento llevan a cabo simulaciones por medio de exploraciones planetarias robóticas, en aras de definir la o las mejores posiciones para el descenso del Rover.
El lanzamiento será efectuado el 5 de mayo próximo. A partir de esa fecha, la NASA efectuará expediciones al “planeta rojo” cada dos años, en promedio. La NASA no organiza una misión a Marte desde 2012, destaca.
Para él, hay que valorar con seriedad la posibilidad de colonizar otros lugares, debido al grado de deterioro de la Tierra. La NASA comulga con esa visión y por ello “Marte 2020” es uno de los tantos proyectos que desarrolla para conocer en qué otros sitios del sistema solar o allende de sus fronteras el humano puede vivir.
Muestra su beneplácito por los avances, aunque sea cortos, que en los últimos años México tuvo en el sector aeroespacial.
La creación de una agencia espacial es una muestra de ello. Sin embargo, aún falta mucho para que el país sea un referente al respecto.
La iniciativa privada, el estado y la academia deben relacionarse aún más para crear condiciones propicias para la industria. Sólo así México podrá participar en planes como “Marte 2020”, afirma.
Asegura que México cuenta con recursos humanos para incursionar en el mundo aeroespacial. Los estudiantes que efectuaron estancias en la NASA (algunos provenientes de Chiapas), la fabricación de una cápsula aeroespacial en Veracruz y las decenas de personas con ascendencia mexicana que no sólo están ocupadas en el laboratorio al que está adscrito -su jefe directo y un compañero del equipo mecánico de los sistemas de travesía, inserción, descenso y aterrizaje de “Marte 2020” son paisanos-, sino también en agencias espaciales de Europa, Canadá, Japón y Corea del Sur son prueba de ello.
Sólo falta apoyarlos y que también ellos se apoyen: deben interesarse por la ciencia y la tecnología y aprender a trabajar en equipo, así como al menos un idioma más.