En 1603, el abogado y astrónomo Johann Bayer, publicó su atlas astronómico Uranometria, obra de gran influencia en la ciencia de los astros.
Bayer presentó por primera vez mapas estelares de toda la bóveda celeste. Introdujo doce nuevas constelaciones y catalogó mil 564 estrellas, utilizando letras griegas y, al terminarse el alfabeto griego, letras latinas. Clasificación que hoy seguimos usando. Así, la estrella Betelgeuse de Orión es alfa Orionis, Rigel es beta Orionis o Phecda es gamma Ursae Majoris (Osa Mayor).
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Veinticuatro años después, en 1627, Julius Schiller, abogado, astrónomo y amigo de Johann Bayer, publicó El Cielo Estelar Cristiano (Coelum Stellatum Christianum), que contó con participación de Bayer.
En ella, Schiller presentó las constelaciones en el mismo orden como aparecen en Uranometria. Agregó tres estrellas y utilizó números y no letras para clasificarlas.
La novedad de esta obra, es el haber reemplazado todas las constelaciones por personajes y lugares importantes para el cristianismo.
Además, gracias a que Schiller se basó también en las Tablas Rudolfinas de Johannes Kepler, corrigió algunos errores de Bayer en Uranometria.
El Atlas contó con los hermosos grabados de Lucas Kilian.
HEMISFERIO NORTE
En la obra de Schiller, las constelaciones del hemisferio norte se basan en el Nuevo Testamento.
La Osa Menor es ahora el Arcángel Miguel, la Osa Mayor es La Barca de San Pedro, Draco son los Niños Inocentes, Cefeo es Esteban (mártir), el Boyero es Silvestre I. La Cabellera de Berenice es el Flagelo de Cristo, la Corona Boreal es la Corona de Espinas, Hércules se convierte en Los Tres Reyes Magos, la Lira es una Escena de Navidad (Belenismo), el Cisne es Sta Elena y la Cruz, Cassiopeia es Maria Magdalena, Perseo es el Apostol Pablo, el Cochero (Auriga) es San Jerónimo, Ofiuco en San Benito, la Serpiente es la Planta de Espinas (Zarza), el Águila es Sta Catalina, la Flecha en la Lanza Sagrada, el Delfín es la Jarra de Agua de las Bodas de Caná, el Caballo es la Rosa Mística, Pegaso es el Arcángel Gabriel, Andrómeda es el Santo Sepulcro, el Triángulo es la Corona de Pedro, la Ballena (Cetus) se divide en dos constelaciones: Santa Ana y San Joaquín, mientras que Orión es San José.
EL ZODIACO
Los doce apóstoles toman el lugar de las doce constelaciones zodiacales: Aries es Simón Pedro, Tauro es Andrés, Gemini es Jacob (Santiago el Mayor), Cancer es Juan, Leo es Tomás, Virgo es Santiago el Menor, hijo de Alfeo, la Libra es Felipe, el Escorpión es Bartolomé, Sagitario es el evangelista Mateo, Capricornio es Simón (Zelote), Acuario es Judas Tadeo y Piscis es Matías.
HEMISFERIO SUR
Las constelaciones del hemisferio sur se basaron en el Antiguo Testamento: el río Erídano pasa a ser el Mar Rojo, la Liebre es Gedeón, la Paloma es la Paloma de Noé, el Can Mayor es el Rey David, el Can Menor es el Cordero de Dios (el sacrificio), el Navío Argo, hoy dividida en la Popa, la Vela, la Quilla (Carinae) y la Brújula, se convierte en el Arca de Noé. La Hydra es el Río Jordán. La Copa y el Cuervo se unen para formar El Arca de la Alianza. El Centauro son dos constelaciones: Abraham e Isaac. El Lobo es Jacob (hijo de Isaac y nieto de Abraham), el Altar se mantiene como un altar (mesa del tabernáculo). La Corona Austral es la Corona de Salomón, el Pez Austral es el Granero de la Viuda de Sarepta. La Grulla y el Fénix se unen para formar a Aarón, mientras que el Pavo y el Indio forman a Job, la Mosca es la constelación de Eva, el Triángulo Austral es la letra Tau. Volans y Dorado son ahora Abel, hijo de Adán y Eva, mientras que Tucán e Hidrus forman al Arcángel Rafael.
LOS PLANETAS
Para el Sistema Solar, Saturno es Adán, Júpiter es Moisés, Marte es Josué, Venus es Juan el Bautista, Mercurio es Elías, el Sol es Jesús y la Luna es María.
Años después, en 1643, el monje capuchino Antonio de Rheita creó el asterismo el Velo de Santa Verónica con la figura de Cristo, en una agrupación de estrellas en lo que hoy es la constelación de Sextans.
En 1660, Andreas Cellarius publicó Harmonia Macrocósmica, con hermosos mapas estelares de constelaciones clásicas y las cristianas de Schiller. La única obra que las adoptó.
EL ATLAS
Desde el Siglo XVI, la Iglesia venía perdiendo fieles, quienes consideraban que la Iglesia se había apartado de los valores de la religión. La reformas de Martín Lutero y las posteriores ramas del protestantismo afiliaban a muchos creyentes. Además, existía la necesidad de convertir al cristianismo a los pobladores de América y Asia recién conquistados. Para solventar la crisis y los nuevos retos, el Papa Paulo III organizó el Concilio de Trento, reuniéndose entre 1545 y 1563. La llamada contareforma.
El Atlas Cristiano de Schiller llegó en el momento preciso para fortalecer la fe y abandonar los mitos del pasado.
Sin embargo, la propuesta de cristianizar los cielos quedó como una curiosidad. Fue la obra de Bayer y después la de Hevelius las que impactaron en la astronomía. Resulta que para los astrónomos, las constelaciones sirven para ordenar las estrellas, no son adoraciones o reconocimientos a religiones antiguas. Por eso, crear constelaciones en satisfacción de la religión dominante, era innecesario, desde el punto de vista astronómico.
El enorme trabajo estelar de Johann Bayer y de Julius Schiller ha sido honrado en sendos cráteres en la Luna, que hoy llevan sus nombres.
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