En 1982, Arthur C. Clark publicó 2010: Odisea 2, que llegó a la pantalla grande en 1984 como 2010, El año que hicimos contacto (dir. Peter Hyams). La novela se desarrolla nueve años después de 2001, Odisea del espacio (que fue llevada al cine dirigida por Stanley Kubrick, 1968).
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En la secuela, una misión soviético-estadounidense viaja a Júpiter, a bordo de la nave espacial soviética Leonov, para recuperar la nave Discovery estadounidense, abandonada en la órbita joviana y conocer el paradero del astronauta David Bowman.
En la versión cinematográfica se agregó un episodio de tensión. Mientras se desarrolla la aventura por recuperar a la Discovery, estalla una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La Casa Blanca ordena a los astronautas, abandonar la nave espacial Leonov y refugiarse en la Discovery.
Sin embargo, ninguna de las dos naves espaciales puede regresar a la Tierra. Deciden cooperar y utilizar a la Discovery como propulsor para que todos abordo de la Leonov regresen a casa. "Si nuestros gobiernos son estúpidos, no significa que nosotros lo seamos también", dice el Dr. Floyd.
La computadora HAL en la Discovery, tiene una última instrucción, enviar un mensaje, el cual dice: "Todos estos mundos son suyos, excepto Europa, no intenten aterrizar ahí". Este mensaje desea proteger la vida en la luna Europa de Júpiter, para que se desarrolle de forma libre y natural.
Como en la película, las tensiones geopolíticas, llegan al espacio.
Estación Espacial Internacional en riesgo
La International Space Station en inglés o Mieshdunarodnaya Kosmicheskaya Stantsia en ruso, o la Estación Espacial Internacional, en español, es una colaboración entre Estados Unidos, Rusia, Canadá, Europa y Japón. Sólo fue una realidad hasta que Rusia entró al proyecto.
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La Estación consta de 15 módulos: seis de Rusia, siete de Estados Unidos, uno de Europa y otro de Japón. Hay experimentos nacionales y varias colaboraciones.
La tripulación actual está compuesta por dos rusos, cuatro estadounidenses y un alemán. Cada expedición tiene un comandante. Hoy es el cosmonauta ruso Anton Shkaplerov, y terminará el 28 de marzo, para darle paso a otro comandante, tal vez de Estados Unidos.
Potencia Espacial
Desde la era soviética, Rusia ha sido una gran potencia espacial, que se ha fortalecido en los últimos años. Su tecnología se encuentra en todo el mundo.
Por ejemplo, en 2011 dejaron de volar los Transbordadores de la NASA, y quedaron sólo las Soyuz rusas para transportar astronautas y cosmonautas a la Estación Espacial. Hasta 2021 entró en servició la nave Dragón de SpaceX (EU).
Rusia es líder en la colocación de satélites de todo el mundo. Sólo la base espacial de Plesetsk tiene el récord de un lanzamiento por semana entre 1960 a 1990.
Por si fuera poco, el programa espacial tripulado de China se basa en el programa ruso. Su nave Shenzhou es una copia de la Soyuz, así como los trajes espaciales Feitian se basan en los Orlan de Rusia. China entrenó a sus primeros taikonautas en el Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Yuri Gagarin, en Ciudad Estrella, cerca de Moscú. Y hace poco, cosmonautas de la India terminaron ahí su entrenamiento. Se espera que este año o el próximo la India sea la cuarta nación en enviar seres humanos al espacio.
Los cohetes Soyuz no solo despegan en Rusia, también en América. La Agencia Espacial Europea, ESA, los utiliza en el puerto espacial Kourou, en la Guayana Francesa, América del Sur, para enviar al espacio a los satélites Galileo, del sistema de geoposicionamiento europeo. Con ellos, Europa no dependerá del GPS de Estados Unidos o del GLONASS de Rusia, ya que en caso de guerra, cerrarían el servicio civil.
Además, aunque la New Horizons que sobrevoló a Plutón o los astromóviles Curiosity o Perseverance que deambulan en Marte, son de la NASA, el cohete Atlas V de Estados Unidos que los llevó al espacio utiliza motores RD-180 rusos. Mientras que el cohete Antares que lleva al carguero Cygnus a la Estación Espacial utiliza motores RD-181, también rusos, y componentes de Ucrania. En algún momento, Elon Musk de SpaceX deseó comprar motores rusos por considerarlos superiores.
La ciencia no escapa de las sanciones
Al inicio de la invasión a Ucrania, la NASA y Roscosmos expresaron su interés de continuar su colaboración a pesar de la guerra. Pero al pasar los días, las sanciones contra Rusia lo cambian todo.
Rusia y Alemania abandonaron su cooperación científica en la Estación Espacial y en el Observatorio Espacial de rayos gamma Spektr RG.
Este año Rusia debería enviar la misión ruso europea ExoMars a Marte con el astromóvil Rosalind Franklin. Pero al parecer ya no despegará, y habría que esperar 26 meses a que Marte y la Tierra disminuyan su distancia una vez más.
También, Rusia suspendió poco antes del lanzamiento la colocación de una nueva tanda de satélites OneWeb británicos de internet satelital.
Además, Rusia ya no suministrará a la NASA más motores de cohete ni dará servicio a los ya entregados. Los cargueros Cygnus podrían dejar de volar.
El director de Roscosmos, Dmitri Rogozin, advirtió que las sanciones podrían hacer caer la Estación Espacial Internacional en cualquier lugar del mundo. Resulta que cada cierto tiempo debe elevarse la Estación para permitirle más tiempo de vuelo. Y esto lo hacen los cargueros Progress al encender sus motores. Si Rusia no los puede enviar al espacio, la NASA espera que los cargueros Dragón de SpaceX hagan el trabajo.
Seguro habrá más consecuencias. Mientras no haya paz, los conflictos en la Tierra repercuten en la exploración espacial. Cuando los científicos se organizan, hay desarrollo, cuando los vendearmas hacen política, hay guerra.