Desde el 2023 hasta la fecha se han roto récords de altas temperaturas y, probablemente, los datos que registre el termómetro no disminuirán, ni siquiera en invierno. Pero, ¿qué tan caliente está el mundo? La respuesta a lo grave de esta situación yace en los océanos.
Parece que los mares del mundo tienen fiebre. Tan solo en febrero del 2024, las temperaturas oceánicas mundiales salieron de lo normal y alcanzaron los 21.06 grados centígrados, superando el registro más alto de agosto del 2023 que fue de 20.98 grados centígrados, según datos del servicio Europeo de vigilancia climática Copernicus.
De acuerdo con Joan Albert Sánchez Cabeza, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Unidad Académica Mazatlán, de la UNAM, la situación que atraviesan los océanos por el cambio climático es difícil.
“Hoy en día se puede afirmar que, a escala global, el calentamiento superficial de los mares y océanos se eleva aproximadamente 0.2 grados centígrados cada 10 años. Pero en algunos lugares este incremento es más pronunciado”.
Según explicó el académico, el océano es un indicador del aumento de la temperatura en la tierra porque “el agua es como una esponja de calor”.
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Es decir, el océano es un regulador del clima de la Tierra, pues absorbe las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), metano y gases de efecto invernadero que a su vez provocan que la temperatura del planeta aumente.
Además, fenómenos como El Niño pueden sumar más anomalías a las temperaturas oceánicas. Lo anterior porque las aguas del Pacífico oriental pueden estar hasta 4 grados Celsius más cálidas de lo normal, según CNN.
¿Cuáles son las consecuencias del calentamiento de los océanos?
Cualquier pequeño cambio en la temperatura del mar puede representar un grave riesgo para las especies que lo habitan. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que algunos peces son desplazados hacia zonas que son óptimas para su especie, provocando que se conviertan en una amenaza para otros animales.
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Además, los huracanes pueden llegar a ser más intensos debido a la generación de más vapor de agua en los océanos.
“El agua superficial de los mares y océanos es la más alta. Como los huracanes reciben parte de la energía de su superficie serán más intensos", explicó el académico de la UNAM.
De igual manera, la temperatura del agua puede propiciar que haya lluvias más intensas en algunas partes, y menos precipitaciones en laz zonas desérticas.