¡Todo sobre La Estrella de Belén y la Astronomía! Parte I

La aparición de esta estrella ha sido investigada con gran cuidado: profundos conocimientos científicos y bibliográficos se han elaborado durante los últimos cuatrocientos años

Germán Martínez Gordillo | El Sol de Puebla

  · domingo 23 de diciembre de 2018

La estrella de Belen “guía” el camino. / Especial

El fenómeno de la estrella de Belén relatado por el evangelista San Mateo es considerada como la estrella que anunció la venida del Mesías.

La aparición de esta estrella ha sido investigada con gran cuidado: profundos conocimientos científicos y bibliográficos se han elaborado durante los últimos cuatrocientos años.

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Para un minucioso análisis del fenómeno astronómico de la estrella de Belén se hace necesario invocar los datos conocidos sobre este interesante hecho histórico.

Comenzando con los cuatro Evangelios: El de Marcos (siglo II d.C.) no contiene ningún relato sobre la Navidad o Natividad de Jesús ni sobre la aparición de la estrella de Belén, pues se recordará que Marcos comienza su relato con Jesús ya maduro.

La Adoración a los Magos / Sandro Botticelli 1475


En el caso de la narración del evangelista Juan, de finales del siglo II d.C., no contiene ningún relato que trate sobre la Navidad y de la reluciente estrella; sus relatos hablan de Jesús como el hijo de Dios, cuya misión es salvar y redimir al hombre.

Finalmente, en el Evangelio de Lucas tampoco existe referencia alguna a la Estrella de Belén. La trascendencia astronómica de la aparición de una estrella tan brillante como la estrella de Belén debería tener tal importancia que sería objeto de un largo relato, es así que la historia de la estrella que brilló en el cielo en el momento del nacimiento de Jesús es relatada únicamente en el Evangelio de Mateo y dice “(...) vimos su estrella en el oriente” (Mat 2.2).

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La referencia sobre la estrella de Belén solo se encuentra en cinco versículos, a saber: Mateo 2.1, 2.2, 2.7, 2.9 y 2.10.

La aparición de esta brillante estrella representa un reto a los registros astronómicos, pero también es una oportunidad para aclarar este hecho de gran importancia histórico astronómico, lo que ha dado para proponer varias hipótesis.

LA NUEVA ESTRELLA

Una primera hipótesis nos diría si la estrella de Belén fue una nova o supernova, es decir, una estrella nueva que de pronto aparece.

A este tipo de estrellas se les conoce como novas o supernovas, se les considera como estrellas cataclísmicas o estrellas explosivas, producto de una compleja reacción relacionada con su cantidad de masa.

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Existen desde la antigüedad relatos de apariciones súbitas de estrellas en el firmamento, tal como la estrella que apareció y dejó como rastro la bella nebulosa del Cangrejo, que apareció el 4 de julio del año 1054 en la constelación de Tauro (El Toro) y quedó registrada en esa ocasión por los astrónomos chinos y fue catalogada en 1781 en el álbum de estorbos celestes del astrónomo Charles Messier (1730- 1817) como objeto M1.

Quizás la nova más espectacular fue la que apareció el 11 de noviembre de 1572, descubierta y estudiada por el sagaz astrónomo danés Tycho Brahe (1546-1601).

La nebulosa del Cangrejo, M1, en Tauro. / Hubble Space Telescope-NA SA


La estrella apareció en la constelación de Cassiopeia, cercana a su estrella gamma, brilló esplendorosamente durante 20 meses en el cielo, hecho que Tycho Brahe publicó con el título De Stella Nova (De la nueva estrella). De aquí que a este tipo de estrellas se les llame Nova.

Otra brillante estrella nueva (nova) fue descubierta por el astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) el 11 de octubre de 1604, vista entre la constelación de Ofiuco y Sagitario.

Siglos antes, el escritor Orígenes (185-254) d.C., Padre de la Iglesia, escribió -según- una minuciosa información que acumuló: “Soy de opinión de que las estrellas que aparecen (refiriéndose a la de Belén) no tienen que ver con las que se muestran en la bóveda celeste o en las capas inferiores de la atmósfera”.

La estrella de Belen “guía” el camino. / Especial


El gran astrónomo de la antigüedad Hiparco de Nicea (190-120) a.C. registra la observación del incendio de una nueva estrella en el año 134 a.C. sobre la constelación de Scorpio (El Escorpión), lucero del que no se tenía noticia hasta entonces, lo que obligó, para seguridad en las observaciones, a que Hiparco confeccionara un interesante catálogo que comprendía 1 027 estrellas, todas del hemisferio norte (boreal).

Existen descripciones de la aparición súbita de una nueva estrella nova o supernova en el año 173 después de Cristo, pero en estos primeros siglos de la era cristiana se tiene una muy pobre información sobre la aparición de nuevas estrellas.

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En el mes de mayo del año 1006 se registró la aparición de una muy brillante y esplendorosa supernova en el cielo, localizada entre las constelaciones actuales de Lupus (Lobo) y Centaurus (El Centauro) -probablemente en la antigüedad esta zona formaba parte de la constelación del Escorpión- , considerada como la nova más brillante que se haya registrado.

Según las crónicas, en el momento de mayor esplendor la luminosidad alcanzó una magnitud de -9.5. ¡Más brillante que la Luna en cuarto creciente! Existe una veintena de descripciones y noticias en Europa de la Edad Media sobre esta nova.

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El estudioso y astrónomo islámico Abu’l Hasan Ali Ibn Ridwan Al-Misri, o simplemente Ali Ibn Ridwan (908- 1061), realizó sus observaciones en la ciudad de El Cairo, Egipto. Él describe la observación hecha de la nueva estrella de 1006 como sigue: “(...) apareció en el signo zodiacal del escorpión en oposición al Sol (...). La intensidad de su luz era algo mayor que la de la luna en cuarto”.

De acuerdo con la Astronomía y los escritos del único evangelista que trató el fenómeno celeste de la estrella de Belén (Mateo), tal estrella debió aparecer en la constelación de Piscis (Los Peces); sin embargo, con los recursos con los que cuenta la astronomía moderna se han efectuado rastros sistemáticos desde hace poco más de cincuenta años y no se ha descubierto la existencia de material interestelar remanente como producto de una estrella explosiva en esa región de la bóveda celeste.

Tycho Brahe observando la nova de 1572. / Camille Flammarion’s Astronomie Populaire (1880)


Ahora bien, se puede concluir que al no existir evidencias materiales de remanentes de novas o supernovas en la región que ocupa la constelación de Los Peces, puede considerarse con seguridad que el fenómeno de la estrella de Belén, astronómicamente hablando, no es producto de la aparición de una nova o supernova.

No se pierda nuestro siguiente artículo, en donde conoceremos otras hipótesis que nos llevarán a descubrir qué fue el fenómeno de la estrella de Belén. ”Feliz Navidad a los lectores”.