Los exoplanetas rocosos, ubicados en zona habitable de sus estrellas podrían albergar vida, señaló una nueva investigación de la Universidad de Cornell en Nueva York.
El estudio fue realizado a los cuatro de los planetas rocosos más cercanos al Sistema Solar, Proxima-b, TRAPPIST-1e, Ross-128b y LHS-1140b, que orbitan, de manera respectiva, sus estrellas enanas rojas (enanas M).
Este tipo de estrellas, más comunes en la galaxia, emiten niveles altos de radiación UV, esto sugiere que podría ser difícil la evolución de la vida en dichos mundos.
Sin embargo, el artículo publicado en la Royal Astronomical Society, informó que toda la vida en la Tierra evolucionó a pesar de que la radiación UV era mayor a la alcanzada en la actualidad en Proxima-b y otros exoplanetas cercanos.
Los científicos Lisa Kaltenegger y Jack O'Malley-James, precisaron que lo ocurrido con la Tierra, podría estar pasando en este mismo momento en algunos de los exoplanetas más cercanos.
Los investigadores modelaron los ambientes UV de superficie de los cuatro exoplanetas más cercanos a la Tierra, potencialmente habitables, los cuales orbitan enanas rojas que, a diferencia del Sol, brillan con frecuencia, esto hace que los planetas tengan radiación UV de alta energía.
Los resultados muestran que conforme las atmósferas y los niveles de ozono disminuyen, más radiación UV de alta energía llega al suelo. Los expertos compararon estos modelos con la historia de la Tierra, desde hace casi cuatro mil millones de años hasta la actualidad.
Aunque los planetas modelados reciben una radiación UV más alta que la emitida por el Sol en la actualidad, es una cantidad menor a lo recibido por la Tierra hace 3.900 millones de años.
“Dado que la Tierra primitiva estaba habitada, mostramos que la radiación UV no debe ser un factor limitante para la habitabilidad de los planetas que orbitan las estrellas M. Nuestros mundos vecinos más cercanos siguen siendo objetivos fascinantes para la búsqueda de vida más allá de nuestro Sistema Solar”, comentaron.
También evaluaron las tasas de mortalidad en diferentes longitudes de onda UV del extremófilo Deinococcus radiodurans, uno de los organismos más resistentes a radiación. El análisis indicó que, no todas las longitudes de onda de la radiación UV son igual de dañinas para las moléculas biológicas.
De acuerdo con los especialistas, una gran cantidad de organismos en la Tierra usan diferentes estrategias de supervivencia, para soportar los altos niveles de radiación que podrían ser imitados por la vida en otros mundos.