Hace 30 años, el físico británico Tim Berners-Lee concibió en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) el invento que cambió la historia moderna, la red mundial WWW, por las siglas de su nombre original World Wide Web, o simplemente la Web.
Este mes marca las tres décadas transcurridas desde que Berners-Lee hiciera llegar a su jefe en el CERN la propuesta que sería el punto de partida del uso de internet como se conoce hoy y que respondía a la demanda para que los científicos pudiesen compartir información de forma automatizada con universidades y otras instituciones en el mundo.
Esa iniciativa se convertiría en diciembre del año siguiente en el primer navegador, sitio web y servidor, que empezaron a funcionar coincidiendo con la Navidad de 1990, para cuando el físico especializado en ciencias informáticas había definido ya los conceptos básicos de lo que serían los html, el http y el URL.
De hecho, la primera página web de la historia se dedicó a ofrecer información sobre el proyecto de la WWW.
Fue así que el WWW se convirtió en el programa que permitió la utilización de internet, una infraestructura ya existente pero que había encontrado innumerables problemas para funcionar como una red y que sin la invención de Berners-Lee nunca se habría convertido en la herramienta que ha cambiado la vida de prácticamente todos.
Los desarrollos posteriores fueron rápidos y en abril de 1993 el CERN decidió que el WWW debía ser de dominio público y de 500 servidores conocidos ese año se pasó a más de 10 mil al año siguiente, de los cuales dos mil tenían eran de uso comerciales.
Para entonces, los usuarios de ese protocolo eran 10 mil, mientras que hoy se estima que la mitad de la población mundial tiene acceso a la Web.