Inspirados por el aroma del papel antiguo, unos científicos sesumergieron en una vieja mansión británica con el fin depreservar sus evocativos olores hasta la posteridad.
El equipo ha estado trabajando en la casa señorial de Knole, enel sudeste de Inglaterra, capturando el olor de libros, guantesusados por aristócratas, discos de vinilo e incluso las ceras parael piso.
Los científicos sometieron los objetos a pruebas para tratarluego de recrear su olor en el laboratorio, y trabajaron con losarchivos de esta casa donde nació y pasó su infancia la novelistaVita Sackville-West.
“Los olores nos ayudan a conectar con la historia de unamanera más humana”, explicó Cecilia Bembibre, una estudiante dedoctorado de la Universidad College de Londres que participó en elproyecto junto al analista químico Matija Strlic.
El proyecto tiene como objetivo identificar olores con “valorcultural”, así como “formas de documentarlos y, esperémoslo,conservarlos”, dijo Bembibre.
Strlic explicó que trabajar en la mansión fue crucial, porquelos objetos estaban en su “hábitat natural”.
“En un museo o una galería hubieran estado fuera decontexto”, añadió.
Strlic y Bembibre y publicaron este viernes un artículo en larevista académica Heritage Science, que incluye los resultados deuna encuesta sobre el olor a papel viejo efectuada en varioslugares, entre ellos la biblioteca de la catedral londinense deSaint Paul.
Los encuestados usaron términos como “húmedo”,“mustio” y “dulce” para describir el olor de loslibros.Tras años de investigaciones, sostiene que es capaz deidentificar, simplemente por su olor, “dónde se hizo un papel,cuándo, y su nivel de degradación”. Entre otras finalidades, elcientífico espera que sus investigaciones sirvan para detectarsignos de deterioro en las bibliotecas pero también para lacreación de archivos históricos olfativos, en particular deaquellos que podrían desaparecer.