LIMA. El golpe que la pandemia de Covid-19 ha supuesto para la aviación también ha dado un duro impacto al negocio del catering aéreo, que empleaba a centenares de personas y se ha visto obligado a reinventar su negocio y buscar una nueva clientela: pacientes de la enfermedad y servicio a domicilio.
De atentas y precisas azafatas que discurrían por los pasillos de los aviones, la comida de avión ha pasado a ser repartida por trabajadores en herméticos monos blancos, máscaras, guantes y gafas de seguridad que hacen reparto a clientes particulares y a grandes hospitales establecidos por el Gobierno peruano para atender a miles de personas enfermas o en confinamiento obligatorio debido al virus.
Esta ha sido la solución que Gate Gourmet Perú, filial de una multinacional suiza, ha encontrado para mantenerse a flote durante una pandemia "que nos ha afectado considerablemente" y ha obligado a "considerar nuevas oportunidades de negocio", según relató a Efe su gerente de operaciones, Fernando Teixeira.
Con casi 900 empleados que mantener, la idea fue hacer de la necesidad virtud y aprovechar "los recursos humanos y la infraestructura" ya instalada para producir miles de comidas diarias con los más exigentes controles de calidad y seguridad posibles para nuevos nichos de negocio que la enfermedad hizo aparecer.
"Ya nos habíamos lanzado a nuevos mercados antes pero, dada la crisis mundial, tomamos la decisión de hacer todos los esfuerzos necesarios para potenciar y desarrollar nuevas oportunidades (...) No es precisamente comida de avión la que hemos lanzado al mercado local, sino que desarrollamos opciones para satisfacer a nuevos consumidores", resumió Teixeira.
NUEVOS CONCEPTOS
Raúl Manrique, sous chef de desarrollo de la empresa y responsable de velar por su cocina, relató que la clave es la adaptación a los nuevos clientes y gustos que están sustituyendo el estándar "de avión".
"Cuando cocinamos para hospitales, nos hemos alineado a conceptos nuevos. Y estamos contentos, porque la gente allí (pacientes y personal sanitario) nos responde bien. El amor y la pasión por la comida está, y también la adaptación. Trabajamos con dietas distintas al "catering" aéreo, con nutricionistas, y hacemos cosas como comidas licuadas, que son muy distintas", afirmó el cocinero.
Otro nuevo concepto y desafío es cocinar para el "mercado abierto", es decir, las personas que desde sus hogares solicitan las comidas preparadas y ultracongeladas, y las reciben a domicilio listas para consumir.
"Así estamos entendiendo a un público nuevo y vemos que hay que tener más cuidado en todo, porque el cliente aéreo no se quejaba mucho, pero el consumo directo lleva nuestra marca, el cliente valora el producto y da respuestas", apuntó.
SABOR Y SEGURIDAD
En este aspecto entró a tallar un tema muy importante en Perú, que la empresa tuvo que adaptar en sus recetas para el público general: el sabor.
"Es clave este cambio, porque para las aerolíneas, deliberadamente, se busca un sabor neutral, porque los pasajeros son necesariamente muy variados. Pero ahora es un público peruano, que sabe mucho de aderezos y de cocina, y por eso le damos un agregado que es lo que necesita la comida para venta general. El cliente quiere algo listo para comer y que justifique haberlo pedido", dijo.
A la sazón, se añade un asunto que hace también que los clientes reaccionen "positivamente" a la iniciativa y pida cada vez más comidas, como es la seguridad.
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