La depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional, impacta a entre cuatro y ocho por ciento de la población general, pero afecta más a las mujeres que la padecen, pues por cada hombre que se identifica, cuatro mujeres lo padecen.
Por eso las instituciones como la Secretaría de salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) sugieren tomar baños de sol y centrarse a realizar actividades físicas o al aire libre, de socialización, para fomentar que los pacientes que padecen este trastorno se conecten con entornos y grupos que fomenten sus capacidades afectivas.
El trastorno emocional se presenta con síntomas como cansancio sin causa aparente, apatía, desgano, pérdida de energía, irritabilidad, pensamientos negativos o derrotistas, insomnio, sueño durante el día o falta de apetito.
Los más proclives a sufrir depresión estacional son quienes padecen enfermedades o trastornos psicológicos diagnosticados con bipolaridad o quienes viven en soledad o aislamiento prolongado, además de quienes presentan procesos de inestabilidad emocional aguda.
Especialistas en psicología, psiquiatría y neurología realizan protocolos de atención específica, para lograr efectos en el control de la enfermedad y que la persona pueda reincorporarse a sus actividades habituales de la mejor manera posible.
Otros potenciadores para este tipo de trastornos se deben a factores secundarios como la pérdida de un ser querido, la ruptura de una relación, entre otras.