San Antonio de Padua, cuya fiesta se celebra el 13 de junio, es uno de los santos más queridos por los católicos en el mundo y es reconocido por los milagros que muchos han obtenido gracias a su intercesión.
El santoral católico recoge a lo más de 10 mil santos y beatos venerados por la Iglesia católica, y les dedica a cada uno de ellos un día concreto del calendario.
En el caso de San Antonio de Padua, muchos suelen enfocarse en los dones que recibió de Dios, como el de profecía o el de hacer milagros, o suelen llamarlo el “santo casamentero” y solo acuden a su intercesión cuando están en búsqueda del futuro cónyuge; no obstante, su ejemplo de vida va mucho más allá y es una gran fuente de riqueza para los católicos.
Realmente nació como Fernando de Bulhoes y Tavieira de Azevedo, pero adoptó el nombre con el que fue canonizado al ingresar como sacerdote en la Orden Franciscana; no obstante, antes de ser franciscano había sido agustino a los 15 años, en los Canónigos Regulares de San Agustín.
¿Por qué San Antonio de Padua se pone de cabeza?
“El Santo de todo el mundo”, como también se le conoce, es colocado de cabeza como parte de una creencia en la que señalan que de esta manera ayuda a encontrar pareja, sin embargo, la Iglesia ha negado que se trate de una práctica correcta.
Se ha mencionado que esta creencia surgió debido a que San Antonio de Padua ayudaba con diálogo y oración a las parejas que tenían problemas en su matrimonio. Además, ayudaba a mujeres de familias pobres a conseguir dinero para la dote, algo que tenían que entregar a los hombres para poder casarse.
La tradición le abre la puerta a un deseo terrenal, los devotos, especialmente mujeres le rezan para encontrar una pareja y para que se conceda el milagro, deben recolectar una moneda diaria durante 13 días consecutivos.
Otros fieles católicos colocan sus peticiones en un listón rojo atado a 13 nudos, el cual es colocado junto a una veladora y la rezan una oración.
"Oh bendito San Antonio, él más gentil de todos los santos, tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas te hicieron merecedor, cuando estabas aquí en la tierra, de poseer poderes milagrosos. Los milagros esperaban tu palabra, que tú estabas siempre dispuesto a hablar por aquellos con problemas o ansiedades. Animado por este pensamiento, te imploro obtengas para mí…(menciona tu petición). La respuesta a mi rezo puede que requiera un milagro, pero aun así tú eres el santo de los milagros".
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Si la petición no prospera en cierto tiempo, los creyentes castigan al santo, es decir, lo ponen y le retiran al niño que trae consigo. Y aunque la iglesia católica afirma que este acto es una mitología popular, no limita sus obras prodigiosas de cupido.
Publicada originalmente en El Sol de León