Conoce las tres cuevas sagradas del pueblo seri

El Sol de Hermosillo

  · lunes 26 de junio de 2017

Integrantes de la tribu Seri descubrieron en 1999 una de las “tres cuevas sagradas” en el cerro Hast iiscan

Texto: Ericka Velázquez

Fotos: Abraham Télles, Carlos Villalba y Sergio Gómez

Ubicado en la carretera rumbo a Punta Chueca, Sonora, el cerro Hast iiscan alberga celosamente gran parte de la historia de la etnia Seri, la cual utilizó durante siglos ese lugar como hogar cuando la comunidad era nómada.

Punta Chueca y Desemboque, en Sonora, albergan la mayor concentración poblacional de la etnia

 

En 1999, un grupo de integrantes de la tribu Seri descubrió una de las “tres cuevas sagradas”, misma que confirma la historia de la niña que tenía poderes curativos, cuya narración ha sido transmitida de generación en generación y guardada con recelo esa parte de su herencia cultural.

El significado del término Seri es “el que de veras corre aprisa” en lengua Ópata y “hombres de la arena” en Yaqui

 

En un recorrido que realizó por el lugar esta casa editorial se pudo constatar que en las paredes de la cueva hay pinturas con figuras de personas aladas y simbología que coinciden con las historias que narraban sus antepasados de la pequeña que hacía milagros.

 

Las pinturas de color rojizo, azul y blanco no dejan margen de duda entre la comunidad de que se trata del lugar en donde la menor decía estar refugiada, pues son colores característicos de la tribu y que solo se pueden sacar de plantas de la Isla del Tiburón llamada xpahjö.

 

“Se trata de colores que son propios de la etnia y que solamente pueden salir de la planta xpahjö, la cual solo se puede encontrar en la Isla del Tiburón, por eso estamos seguros que se trata de una de las tres cuevas”, informó en exclusiva a El Sol de Hermosillo, Alfonso Morales Romero regidor étnico en la actual administración municipal e integrante de la etnia.

 

OMISIÓN DEL INAH

Los integrantes de la etnia Seri hacen un llamado al Instituto de Antropología e Historia (INAH) para que realicen los trabajos de conservación y resguardo de las pinturas que nunca han sido mostradas al mundo.

La historia de la niña que tenía poderes curativos ha sido transmitida de generación en generación

 

Morales Romero informó que desde hace 18 años la comunidad había guardado celosamente el secreto del hallazgo, pero decidieron alzar la voz y hacer una denuncia pública para que las autoridades correspondientes hagan trabajos de conservación del lugar, ya que recientemente la cueva ha sido parcialmente demolida por personas que realizan trabajos eventuales en el lugar, además ha sido utilizada como sanitario y basurero público.

Además, el paso del tiempo, los estragos de la naturaleza y la fauna que habita en el lugar, han deteriorado las pinturas y el territorio ya no les pertenece.

El cerro en el año de 1920 pasó a ser propiedad del gobierno federal, por lo cual ellos se encuentran legalmente imposibilitados para hacer el resguardo del lugar.

“Estamos seguros que se trata de una de las tres cuevas y hacemos un llamado a las autoridades para que hagan la preservación de la cueva porque es un patrimonio cultural con un valor incalculable y que, por desgracia, nosotros (seris) no podemos hacer nada porque el cerro ya no es nuestro y es propiedad privada”, indicó.

Asimismo, dijo que desde hace tres meses él personalmente fue al INAH para hacer la denuncia sobre el descubrimiento, sin embargo dicha autoridad le restó importancia al acontecimiento y a la fecha no han ido a verificar la veracidad de la información.

“Desde hace tres meses que fui al INAH y a puerta cerrada le hice del conocimiento del hallazgo al personal de la institución, pero es hora que todavía no vienen y queremos que se haga la conservación del lugar que para nosotros es sagrado”, concluyó.

Ubicación

La cueva que se encuentra en el lado norte del cerro está rodeada de piedra volcánica y para llegar al lugar donde están las pinturas es necesario escalar sobre las rocas, ya que por ser un sitio prístino no hay un camino trazado.

 

Según los relatos de las autoridades seris este extremo era utilizado por la menor como exilio espiritual y aseguran que en el lado oeste existe una segunda cueva que usaban sus ancestros como almacén, pues antiguamente la etnia era nómada y en esa época del año se establecían en ese lugar para resguardarse del calor y almacenaban víveres y utensilios de cocina.

 

 

En el lado sur del Hast iiscan se encuentra la tercera cueva, advierten que es la más sagrada porque era utilizada por los chamanes de la etnia, ahí no solo resguardaban los utensilios sacros sino también realizaban sus rituales. La segunda y tercera cueva aún no se descubre.

La leyenda

Cuenta la leyenda que corría el año de 1800 cuando una terrible plaga azotó a la etnia, misma que dejó miles de muertos en la comunidad. Ante la mortandad, una niña de tan solo 11 años se apartó de sus padres refugiándose en dicho cerro y la búsqueda por parte de los ancianos fue exhaustiva y fallida.

 

Pasados 40 días la pequeña llegó a la tribu causando asombro y desconcierto entre la comunidad porque creían que había fallecido y tras ser cuestionada por los ancianos, quienes insistían en saber cómo había sobrevivido todo ese tiempo, ella narró que se refugió en una cueva que se ubica frente a una playa y que personas aladas habían plantado un árbol de higo silvestre en la puerta de la cueva para que ella pudiera alimentarse, una vez retirado el ayuno al cual había sido sometida mientras se preparaba para recibir varios dones divinos, entre ellos el de sanidad.

Alfonso Morales narró que la pequeña se dedicó a realizar milagros de sanidad entre los enfermos de esa época, además que podía volar y traspasar cosas sólidas. Cumplida su misión, la menor volvía al cerro para continuar con sus ayunos y comunicación con las personas divinas.

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