/ miércoles 29 de mayo de 2024

Adultos mayores, los más vulnerables al calor extremo

Especialistas han encontrado que este sector es el más vulnerable debido a diferentes factores. Pero lo más alarmante es que la situación continuará agudizándose

México experimenta la tercera ola de calor del año, en la que de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ya se están registrando temperaturas cercanas o incluso mayores a los 45 grados en 19 de los 32 estados del país.

Los especialistas han informado que un total de 28 de los 32 estados tendrán un calor superior a los 40 grados, en un fenómeno sin precedentes que ya ha cobrado la vida de más de 40 personas.

Si bien se trata de un fenómeno que afecta a decenas de países en el mundo, también hay que tomar en cuenta que existen sectores de la población que son más vulnerables a estas circunstancias, entre ellas los adultos mayores.

Según un reciente reporte de investigadores de la Universidad de Boston y la Universidad Ca' Foscari de Venecia, esto es especialmente importante, tomando en cuenta que la población está envejeciendo en todo el mundo. Para el 2050, el número de personas de 60 años o más se duplicará hasta casi 2 mil 100 millones, lo que representará el 21 por ciento de la población mundial.

Es decir, que un número cada vez mayor de adultos mayores estarán expuestos a un calor cada vez más intenso.

Para comprender estos riesgos, los investigadores Deborah Carr, Enrica De Cian, Giacomo Falchetta e Ian Sue Wing desarrollaron proyecciones de población para diferentes grupos de edad y las combinaron con escenarios de cambio climático para las próximas décadas.

Sus análisis muestran que para 2050 más del 23 por ciento de la población mundial de 69 años o más vivirá en regiones donde las temperaturas máximas superan habitualmente los 37.5 °C, en comparación con el 14 por ciento en la actualidad.

El mapeo de los datos muestra que la mayoría de esos adultos mayores viven en países de ingresos bajos y medios, con servicios insuficientes y acceso limitado a electricidad, aparatos de refrigeración y agua potable.

El calor extremo empeora las condiciones de salud relacionadas con la edad, como las enfermedades cardíacas, pulmonares y renales, además de que puede causar delirio, ya que este sector no suda tanto como los más jóvenes


En regiones históricamente más frías del Norte Global, incluidas América del Norte y Europa, el aumento de las temperaturas será la fuerza principal que impulsará la exposición al calor de este sector.

Los formuladores de políticas, las comunidades, las familias y los propios residentes mayores deben comprender estos riesgos y estar preparados debido a la especial vulnerabilidad de los adultos mayores al calor.

Por qué perjudica más a los mayores

Las altas temperaturas son opresivas para todos, pero para los adultos mayores pueden ser mortales.

El calor extremo empeora condiciones de salud comunes relacionadas con la edad, como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales, y puede causar delirio.

“Las personas mayores no sudan tanto como los más jóvenes, lo que dificulta que sus cuerpos se enfríen cuando las temperaturas aumentan. Estos problemas se intensifican con ciertos medicamentos, como los anticolinérgicos, que reducen aún más la capacidad de sudar”, dicen los investigadores.

Por lo anterior, pasar tiempo al aire libre en un clima cálido y húmedo puede provocar deshidratación, un problema que empeora con los efectos secundarios de los medicamentos recetados como los diuréticos y los betabloqueantes.

“La deshidratación puede debilitar y marear a los adultos mayores, lo que aumenta el riesgo de caídas y lesiones. Estas amenazas son aún peores en las regiones que carecen de acceso a agua potable segura y asequible”, añaden.

La mala calidad del aire dificulta la respiración, especialmente para quienes ya tienen problemas pulmonares como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC.

Para los adultos mayores con problemas de salud física, temperaturas tan bajas como 26.7 °C pueden representar un peligro importante. Y cuando la humedad llega al 90 por ciento, incluso 25.6 °C pueden ser también peligrosos.

14 por ciento de la población mundial de 69 años o más vive en zonas donde las temperaturas alcanzan los 37.5°C, pero para 2050 ese porcentaje puede llegar al 23 por ciento

El calor nocturno es especialmente dañino para los adultos mayores cuyos hogares carecen de aire acondicionado o que no pueden permitirse el lujo de utilizar su aire acondicionado durante períodos prolongados.

La temperatura ideal para un sueño reparador de los adultos mayores es entre 20 y 25 °C, y la calidad del sueño disminuye a medida que aumentan las temperaturas.

Una noche de sueño inquieto puede hacer que un adulto mayor esté más deprimido y confundido durante sus horas de vigilia. Los medicamentos también pueden perder su eficacia si se almacenan en lugares mucho más cálidos que 25 °C.

Otros daños colaterales

Estar atrapados en el interior cuando las temperaturas son insoportables puede hacer que los adultos mayores se aburran, se depriman y se aíslen. Las personas con deterioro cognitivo pueden subestimar los peligros del calor extremo o no comprender las advertencias sobre el calor.

Aquellos que tienen limitaciones de movilidad física o carecen de acceso al transporte no pueden viajar fácilmente a centros de enfriamiento públicos (si hay uno cerca) o encontrar alivio en las “áreas verdes y azules” cercanas, como parques y lagos.

Estas amenazas son especialmente graves en los países de ingresos bajos y medios, donde es más probable que los adultos mayores vivan en viviendas deficientes y carezcan de acceso a atención médica de alta calidad o a formas de refrescarse en el calor. Hablamos de esto como “pobreza de enfriamiento sistémico”.

¿Qué hacer al respecto?

Los formuladores de políticas pueden trabajar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los combustibles fósiles en vehículos, plantas de energía y fábricas, las cuales impulsan el calentamiento global, pero también desarrollar planes efectivos para proteger a las personas mayores del riesgo del calor.

Los adultos mayores y sus cuidadores también pueden tomar medidas para adaptarse. Sin embargo, los esfuerzos para ayudar deben adaptarse a cada región y población.

Los municipios ricos pueden aumentar las inversiones públicas en sistemas de alerta temprana y servicios de transporte a centros de refrigeración y hospitales. Pueden utilizar sistemas de información geográfica para identificar vecindarios con altas concentraciones de adultos mayores y ampliar las redes eléctricas para gestionar la creciente demanda de aire acondicionado.


Estar expuestos a temperaturas extremas también puede hacer que los adultos mayores se aburran, se depriman y se aíslen

En regiones con viviendas deficientes, acceso limitado a agua potable y pocos apoyos públicos, como centros de refrigeración, se necesitan cambios mucho mayores. Proporcionar mejores servicios de salud, agua y vivienda y reducir la contaminación del aire que puedan mitigar los problemas de salud durante las olas de calor requieren cambios e inversiones significativos que muchos países luchan por afrontar.

La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud advierten que esta década será fundamental para preparar a las comunidades a afrontar el aumento del calor y el riesgo de envejecimiento de la población.

En el caso de México, las autoridades pronosticaron al menos cinco ondas de calor entre marzo y julio de este año, por lo que este debe ser un tema de suma importancia para toda la población.



México experimenta la tercera ola de calor del año, en la que de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ya se están registrando temperaturas cercanas o incluso mayores a los 45 grados en 19 de los 32 estados del país.

Los especialistas han informado que un total de 28 de los 32 estados tendrán un calor superior a los 40 grados, en un fenómeno sin precedentes que ya ha cobrado la vida de más de 40 personas.

Si bien se trata de un fenómeno que afecta a decenas de países en el mundo, también hay que tomar en cuenta que existen sectores de la población que son más vulnerables a estas circunstancias, entre ellas los adultos mayores.

Según un reciente reporte de investigadores de la Universidad de Boston y la Universidad Ca' Foscari de Venecia, esto es especialmente importante, tomando en cuenta que la población está envejeciendo en todo el mundo. Para el 2050, el número de personas de 60 años o más se duplicará hasta casi 2 mil 100 millones, lo que representará el 21 por ciento de la población mundial.

Es decir, que un número cada vez mayor de adultos mayores estarán expuestos a un calor cada vez más intenso.

Para comprender estos riesgos, los investigadores Deborah Carr, Enrica De Cian, Giacomo Falchetta e Ian Sue Wing desarrollaron proyecciones de población para diferentes grupos de edad y las combinaron con escenarios de cambio climático para las próximas décadas.

Sus análisis muestran que para 2050 más del 23 por ciento de la población mundial de 69 años o más vivirá en regiones donde las temperaturas máximas superan habitualmente los 37.5 °C, en comparación con el 14 por ciento en la actualidad.

El mapeo de los datos muestra que la mayoría de esos adultos mayores viven en países de ingresos bajos y medios, con servicios insuficientes y acceso limitado a electricidad, aparatos de refrigeración y agua potable.

El calor extremo empeora las condiciones de salud relacionadas con la edad, como las enfermedades cardíacas, pulmonares y renales, además de que puede causar delirio, ya que este sector no suda tanto como los más jóvenes


En regiones históricamente más frías del Norte Global, incluidas América del Norte y Europa, el aumento de las temperaturas será la fuerza principal que impulsará la exposición al calor de este sector.

Los formuladores de políticas, las comunidades, las familias y los propios residentes mayores deben comprender estos riesgos y estar preparados debido a la especial vulnerabilidad de los adultos mayores al calor.

Por qué perjudica más a los mayores

Las altas temperaturas son opresivas para todos, pero para los adultos mayores pueden ser mortales.

El calor extremo empeora condiciones de salud comunes relacionadas con la edad, como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales, y puede causar delirio.

“Las personas mayores no sudan tanto como los más jóvenes, lo que dificulta que sus cuerpos se enfríen cuando las temperaturas aumentan. Estos problemas se intensifican con ciertos medicamentos, como los anticolinérgicos, que reducen aún más la capacidad de sudar”, dicen los investigadores.

Por lo anterior, pasar tiempo al aire libre en un clima cálido y húmedo puede provocar deshidratación, un problema que empeora con los efectos secundarios de los medicamentos recetados como los diuréticos y los betabloqueantes.

“La deshidratación puede debilitar y marear a los adultos mayores, lo que aumenta el riesgo de caídas y lesiones. Estas amenazas son aún peores en las regiones que carecen de acceso a agua potable segura y asequible”, añaden.

La mala calidad del aire dificulta la respiración, especialmente para quienes ya tienen problemas pulmonares como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC.

Para los adultos mayores con problemas de salud física, temperaturas tan bajas como 26.7 °C pueden representar un peligro importante. Y cuando la humedad llega al 90 por ciento, incluso 25.6 °C pueden ser también peligrosos.

14 por ciento de la población mundial de 69 años o más vive en zonas donde las temperaturas alcanzan los 37.5°C, pero para 2050 ese porcentaje puede llegar al 23 por ciento

El calor nocturno es especialmente dañino para los adultos mayores cuyos hogares carecen de aire acondicionado o que no pueden permitirse el lujo de utilizar su aire acondicionado durante períodos prolongados.

La temperatura ideal para un sueño reparador de los adultos mayores es entre 20 y 25 °C, y la calidad del sueño disminuye a medida que aumentan las temperaturas.

Una noche de sueño inquieto puede hacer que un adulto mayor esté más deprimido y confundido durante sus horas de vigilia. Los medicamentos también pueden perder su eficacia si se almacenan en lugares mucho más cálidos que 25 °C.

Otros daños colaterales

Estar atrapados en el interior cuando las temperaturas son insoportables puede hacer que los adultos mayores se aburran, se depriman y se aíslen. Las personas con deterioro cognitivo pueden subestimar los peligros del calor extremo o no comprender las advertencias sobre el calor.

Aquellos que tienen limitaciones de movilidad física o carecen de acceso al transporte no pueden viajar fácilmente a centros de enfriamiento públicos (si hay uno cerca) o encontrar alivio en las “áreas verdes y azules” cercanas, como parques y lagos.

Estas amenazas son especialmente graves en los países de ingresos bajos y medios, donde es más probable que los adultos mayores vivan en viviendas deficientes y carezcan de acceso a atención médica de alta calidad o a formas de refrescarse en el calor. Hablamos de esto como “pobreza de enfriamiento sistémico”.

¿Qué hacer al respecto?

Los formuladores de políticas pueden trabajar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los combustibles fósiles en vehículos, plantas de energía y fábricas, las cuales impulsan el calentamiento global, pero también desarrollar planes efectivos para proteger a las personas mayores del riesgo del calor.

Los adultos mayores y sus cuidadores también pueden tomar medidas para adaptarse. Sin embargo, los esfuerzos para ayudar deben adaptarse a cada región y población.

Los municipios ricos pueden aumentar las inversiones públicas en sistemas de alerta temprana y servicios de transporte a centros de refrigeración y hospitales. Pueden utilizar sistemas de información geográfica para identificar vecindarios con altas concentraciones de adultos mayores y ampliar las redes eléctricas para gestionar la creciente demanda de aire acondicionado.


Estar expuestos a temperaturas extremas también puede hacer que los adultos mayores se aburran, se depriman y se aíslen

En regiones con viviendas deficientes, acceso limitado a agua potable y pocos apoyos públicos, como centros de refrigeración, se necesitan cambios mucho mayores. Proporcionar mejores servicios de salud, agua y vivienda y reducir la contaminación del aire que puedan mitigar los problemas de salud durante las olas de calor requieren cambios e inversiones significativos que muchos países luchan por afrontar.

La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud advierten que esta década será fundamental para preparar a las comunidades a afrontar el aumento del calor y el riesgo de envejecimiento de la población.

En el caso de México, las autoridades pronosticaron al menos cinco ondas de calor entre marzo y julio de este año, por lo que este debe ser un tema de suma importancia para toda la población.



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