“Disculpe las molestias, estamos salvando al planeta”. Ese es el mensaje que se lee en la chamarra de Jesús García cuando pedalea por las calles de la Ciudad de México para fomentar el reciclaje de residuos.
Jesús y su hermano gemelo Guillermo crearon Bike Recycling, una empresa que inició en la Ciudad de México y que ahora se extendió a Guadalajara para impulsar el reciclaje de casi todo tipo de lo que comúnmente llamamos basura.
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En 2018 necesitaban dinero para arreglar una bicicleta y recurrieron a la recolección de PET, material del que están hechas las botellas de bebidas, para obtener dinero por reciclarlas. Todo era una trampa, bromea Jesús, porque ahí descubrió el valor del reciclaje y se enganchó en él.
“Tenía que juntar demasiado. Ya que juntábamos un buen de botellas, las llevamos al centro de acopio y sólo eran 10 pesos”, cuenta. Entonces comenzó a recoger más PET: cuando salía de su casa, en su trayecto hacia la facultad y en su recorrido por el Metrobús.
Tres meses después, cuando los hermanos repararon su bicicleta se cuestionaron el uso que le darían después de que conectaron con el reciclaje. “¿Y ahora por qué no ocupamos la bici para recoger más? La adaptamos y recogemos más. No lo veíamos como activismo o querer hacer conciencia, sólo era algo entre mi hermano y yo”, dice en entrevista con El Sol de México.
Salieron a recoger botellas cada domingo del 2018 al paseo dominical en el que la Ciudad de México cierra el paso de vehículos en Avenida Reforma para que sólo circulen las bicicletas. Publicaron en Instagram todo su avance: el primer mes recuperaron 50 botellas de plástico, luego 200, pasaron a 500 y a la gente le empezó a gustar su esfuerzo.
De acuerdo con el Programa de Gestión Integral de Residuos para la Ciudad de México 2021-2025, México es considerado líder en el acopio y reciclaje de PET postconsumo.
“Vimos que del lado del reciclaje llamábamos la atención, pero también del lado del activismo en la bicicleta y también el activismo en el cuidado del medio ambiente. Nos decían: ‘oye, mejor agarra un coche’ y pues estás contaminado con ese transporte, entonces mejor en la bici. La idea principal era crear conciencia”, dice.
En 2020, después de sólo dedicarse personalmente al acopio y conectar con otros emprendedores y activistas, Jesús y Guillermo lograron aliarse con una reconocida empresa de reciclaje, pero vino la pandemia y ese plan se frustró. Jesús reconoce que fue el momento más difícil como emprendedores, pero que también fue clave para convertirse en el equipo que son ahora.
“Empezamos a ver que la pandemia cambió los hábitos de consumo de la gente, todo a domicilio. Ahí empezamos a ver una oportunidad más clara porque si la gente no podía salir porque trabaja, pero sigue generando residuos y quiere reciclar sin salir de su casa, entonces hay que llevarle el reciclaje a su casa. Todo lo que ya teníamos al principio lo ocupamos ahora para aplicarlo de una manera más clara en la pandemia, fue donde despegó”.
Y comenzaron a recibir mensajes: “Oye, ya vi que tú eres activista de reciclaje, ¿no quieres venir a mi casa?”, “¿No reciben vidrio?”, “¿Reciclan latas?”.
“En ese momento no éramos tan expertos y todo lo que llegaba nuevo, pues lo aprendíamos en corto. Oye, pues todo se debe reciclar, ¿no? Y durante todo ese proceso de aprendizaje encontramos que no todo se podía reciclar de la misma manera (porque) puede ser el mismo material, pero no se puede meter con el mismo producto.
“Nos echamos un chapuzón en toda la ciudad, rodando en la bici, preguntando literalmente: Oiga, ¿pues qué reciben ustedes? Y unos nos decían ‘sólo recibo plástico y vidrio’. Pero nosotros vimos a dos cuadras otro que recibía aluminio y latas, pero no vidrio. Y hacíamos una lista”, asegura Jesús.
Cinco años después, Bike Recycling recicla casi todo. En 2023 reciclaron a domicilio los residuos de más de tres mil capitalinos y recuperaron 60 toneladas.
RECICLAR HASTA EL MUÑECO DE LA ROSCA
Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, los residuos de productos plásticos generan mil 717.3 toneladas al día. De esa cifra, 5.44 por ciento corresponde a plásticos de baja densidad (ldpe –pebd) donde se encuentran la mayor parte de las bolsas plásticas de un solo uso.
Los plásticos de alta densidad (hpde-pead) representan 2.9 por ciento y están constituidos por envases plásticos desechables como botellas de leche, limpiadores y la mayoría de las botellas de shampoo, envases domésticos y de productos químicos industriales como detergentes y cloro, cajas, contenedores industriales a granel, contenedores de basura, etc.
Y el 2.8 por ciento corresponde a productos elaborados de Polietileno-Tereftalato (PET), altamente valorados por su factibilidad de reciclaje. El resto del porcentaje está representado por el Poliestireno (PS), Polipropileno (PP) y Policloruro de vinilo (PVC).
La empresa de Jesús y Guillermo conecta con la gente porque deja de lado los nombres formales y la nomenclatura de cada tipo de residuo. Su estrategia es mostrar el producto concreto que las personas pueden reciclar: desde el costal de alimento para mascotas, jeans, CDs y hasta los muñecos de la Rosca de Reyes, pues, están hechos del mismo plástico que los envases de yogurt.
“El tetrapack (cajas de leche) creo que es el más complicado de dejar porque no todos los acopios los reciben, pero el empaque sí se puede reciclar. Es como la balanza: sí se puede reciclar en la técnica, pero en la práctica no hay dónde llevarlo tan fácil”, cuestiona. El directorio de centros de acopio de residuos urbanos de la Ciudad de México sólo enlista siete compañías recicladoras de este residuo.
“Se vende más PET porque es más fácil transportar un producto que transportar el vidrio y el mercado está más abierto a las botellas de plástico, el aluminio y al cartón. Pero el cartón paga muy poquito, igual que el vidrio, como 10 centavos el kilo y llevar 10 kilos en una bici y llegar sin que esté roto no te conviene”.
La empresa es de las pocas en la Ciudad de México que recicla ropa. Desde hace un par de años los hermanos intentaron recolectar las telas, pero el mayor impedimento fue la composición de cada una. Era muy específica la combinación que necesitaban: 50 por ciento algodón o al menos que no tuviera más de 40 por ciento de poliéster.
A finales de 2023 fue cuando encontraron a otro emprendedor que necesitaba experimentar con diferentes tipos de telas y con él se concretó el acopio de ropa. Reciben toallas, sudaderas, calcetines, ropa interior y hasta tenis.
LOS LOCOS DE LA BASURA
Hay varios factores que frenan a los capitalinos para reciclar, según la experiencia de Jesús: “Sí quiero reciclar, pero no me da tiempo”, “es mucho y está muy pesado”, “nadie me ayuda” y “Me dicen que soy el loco de la basura, que cuándo voy a sacar eso”.
Jesús opina que las zonas donde más piden el servicio son las que carecen de un centro cercano para reciclar. Y aunque los capitalinos están obligados por ley a separar la basura, el proceso para hacerlo no es el óptimo.
“Cuando iniciamos sólo estábamos en Coyoacán, luego la Roma, Condesa, Del Valle, nos fuimos a Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc y son estas zonas donde más nos pide la gente porque si te das cuenta ¿ahí dónde vas a dejar el reciclaje? tienen esa dificultad para sus habitantes no es ‘salgo de mi casa y enfrente lo tengo’ y es ahí donde también nos empezamos a posicionar como esa solución para la gente”.
Para solicitar su servicio basta con enviar un mensaje directo a su cuenta de Instagram. @bikerecyclingmx con una foto de los residuos que deseas reciclar. Según el volumen y la distancia será el costo de recolección. Todo tipo de residuo debe estar limpio.
Bike Recycling trabaja ahora con seis bicicletas que pueden cargar hasta 200 kilos en las alcaldías Azcapotzalco, Coyoacán, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo y parte de Venustiano Carranza, Iztapalapa y Álvaro Obregón.
“No lo veíamos como un negocio, lo vemos ahora como una forma de solucionar un problema porque nuestra idea principal, aunque no lo parezca, es dejar de hacerlo, pero cada vez hay más trabajo, cada vez nos piden hacer más cosas entonces vemos que el problema es más complejo. Dejar de hacerlo, o sea que el negocio desaparezca, es la meta porque es cuando ya sabremos realmente que sí hicimos un cambio, saber que ya la gente está consciente y ya no necesita de nosotros”, asegura Jesús.