/ miércoles 15 de mayo de 2024

Buscan acabar con la “biopiratería”

El jefe del pueblo Huni Kui de la Amazonía brasileña mantiene la "esperanza" de que la ONU ayude a combatir la biopiratería, que es el robo de los recursos tradicionales de los pueblos indígenas

Los debates para concluir un tratado sobre este tema avanzan "muy lentamente", según el cacique Ninawa, quien celebra en Ginebra una reunión de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que es un organismo de la ONU.

De acuerdo con él, "los pueblos indígenas del planeta siempre han puesto su confianza en la ONU", pero lamenta que más allá de las "declaraciones y recomendaciones a los Estados, las cosas no cambian".

Te puede interesar: Los altos costos de la piratería

"Queremos mantener la esperanza en las Naciones Unidad", dijo.

El proyecto de tratado -negociado desde hace más de 20 años tras una petición inicial de Colombia en 1999- estipula que quienes depositen demandas de patentes deberán divulgar el país de origen del que obtuvieron los recursos genéticos empleados para la invención y el pueblo autóctono que les proporcionó los conocimientos tradicionales asociados al invento.

El líder indígena lamenta que en Sudamérica las empresas se estén apropiando de los conocimientos tradicionales y genéticos de los pueblos autóctonos sin autorización

Los recursos como las plantas medicinales, variedades vegetales y especies animales son cada vez más utilizados en numerosos inventos para la investigación y las industrias cosméticas, de medicamentos, de biotecnología o de complementos alimentarios.

Pero como hasta ahora no es obligatorio publicar el origen de las innovaciones, a muchos países en vías de desarrollo les preocupa que se concedan patentes sin el conocimiento de los pueblos autóctonos o que se den para inventos que realmente no lo son.

"Nosotros, como conocedores y protectores de este conocimiento, tenemos mucho para contribuir", asegura el cacique.

El líder indígena lamenta que "en Brasil y Sudamérica en general", las empresas se estén apropiando de los conocimientos tradicionales y genéticos de los pueblos autóctonos", sin autorización.

"Se destruye nuestro territorio, se destruye nuestro conocimiento, nuestro espíritu, nuestra vida, se nos quita todo", lamenta.

Sin embargo, destaca que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que regresó al poder en 2023, "tiene mucha voluntad de cambiar las cosas". Pero, añade "no depende solamente del presidente Lula".

El caso de la Ayahuasca

"Muchas plantas son utilizadas como medicinas tradicionales y empresas se están apropiando estos conocimientos para hacer perfumes, medicamentos", detalla.

Cita como ejemplo la ayahuasca, una bebida ancestral de los pueblos indígenas, hecha con plantas alucinógenas de la Amazonía.

En algunos países se ha desarrollado una lucrativa industria de turismo psicodélico en torno a esta planta, que ahora se puede encontrar a la venta en Internet en cápsulas o infusiones.

"Hay muchos laboratorios que quieren investigar (la ayahuasca) para hacer tratamientos para las personas con problemas psicológicos o mentales", explica el cacique Ninawa.

Un proyecto de tratado, negociado hace más de 20 años, estipula que quienes busquen patentes deberán divulgar el país de origen del que obtuvieron los recursos genéticos empleados para su la invención

La comunidad que dirige -formada por 17 mil miembros en Brasil y 4 mil en Perú- se siente amenazada por la biopiratería: "la manera en la que están ingresando en nuestra comunidad, en busca de conocimientos tradicionales y ancestrales, nos trae una amenaza muy fuerte".

La lucha contra la biopiratería podría alcanzar un punto de inflexión si los más de 190 Estados miembros de la OMPI consiguen llegar a un acuerdo en Ginebra. Y tienen de plazo hasta el 24 de mayo para hacerlo, culminando así más de 20 años de negociaciones.

"Nosotros vinimos aquí para traer una declaración de los pueblos indígenas de Brasil, apuntando lo que son los problemas que están causando en nuestra comunidad esa apropiación de nuestro conocimiento", explica el jefe del pueblo Huni Kui.

Estos conocimientos "son una parte de nuestra espiritualidad, no un recurso natural para la economía", asegura.

"Es muy importante que los gobiernos y que los líderes" sepan que "nuestra relación con la Madre Naturaleza no es económica, sino un medio para relacionarse con la vida".



Los debates para concluir un tratado sobre este tema avanzan "muy lentamente", según el cacique Ninawa, quien celebra en Ginebra una reunión de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que es un organismo de la ONU.

De acuerdo con él, "los pueblos indígenas del planeta siempre han puesto su confianza en la ONU", pero lamenta que más allá de las "declaraciones y recomendaciones a los Estados, las cosas no cambian".

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"Queremos mantener la esperanza en las Naciones Unidad", dijo.

El proyecto de tratado -negociado desde hace más de 20 años tras una petición inicial de Colombia en 1999- estipula que quienes depositen demandas de patentes deberán divulgar el país de origen del que obtuvieron los recursos genéticos empleados para la invención y el pueblo autóctono que les proporcionó los conocimientos tradicionales asociados al invento.

El líder indígena lamenta que en Sudamérica las empresas se estén apropiando de los conocimientos tradicionales y genéticos de los pueblos autóctonos sin autorización

Los recursos como las plantas medicinales, variedades vegetales y especies animales son cada vez más utilizados en numerosos inventos para la investigación y las industrias cosméticas, de medicamentos, de biotecnología o de complementos alimentarios.

Pero como hasta ahora no es obligatorio publicar el origen de las innovaciones, a muchos países en vías de desarrollo les preocupa que se concedan patentes sin el conocimiento de los pueblos autóctonos o que se den para inventos que realmente no lo son.

"Nosotros, como conocedores y protectores de este conocimiento, tenemos mucho para contribuir", asegura el cacique.

El líder indígena lamenta que "en Brasil y Sudamérica en general", las empresas se estén apropiando de los conocimientos tradicionales y genéticos de los pueblos autóctonos", sin autorización.

"Se destruye nuestro territorio, se destruye nuestro conocimiento, nuestro espíritu, nuestra vida, se nos quita todo", lamenta.

Sin embargo, destaca que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que regresó al poder en 2023, "tiene mucha voluntad de cambiar las cosas". Pero, añade "no depende solamente del presidente Lula".

El caso de la Ayahuasca

"Muchas plantas son utilizadas como medicinas tradicionales y empresas se están apropiando estos conocimientos para hacer perfumes, medicamentos", detalla.

Cita como ejemplo la ayahuasca, una bebida ancestral de los pueblos indígenas, hecha con plantas alucinógenas de la Amazonía.

En algunos países se ha desarrollado una lucrativa industria de turismo psicodélico en torno a esta planta, que ahora se puede encontrar a la venta en Internet en cápsulas o infusiones.

"Hay muchos laboratorios que quieren investigar (la ayahuasca) para hacer tratamientos para las personas con problemas psicológicos o mentales", explica el cacique Ninawa.

Un proyecto de tratado, negociado hace más de 20 años, estipula que quienes busquen patentes deberán divulgar el país de origen del que obtuvieron los recursos genéticos empleados para su la invención

La comunidad que dirige -formada por 17 mil miembros en Brasil y 4 mil en Perú- se siente amenazada por la biopiratería: "la manera en la que están ingresando en nuestra comunidad, en busca de conocimientos tradicionales y ancestrales, nos trae una amenaza muy fuerte".

La lucha contra la biopiratería podría alcanzar un punto de inflexión si los más de 190 Estados miembros de la OMPI consiguen llegar a un acuerdo en Ginebra. Y tienen de plazo hasta el 24 de mayo para hacerlo, culminando así más de 20 años de negociaciones.

"Nosotros vinimos aquí para traer una declaración de los pueblos indígenas de Brasil, apuntando lo que son los problemas que están causando en nuestra comunidad esa apropiación de nuestro conocimiento", explica el jefe del pueblo Huni Kui.

Estos conocimientos "son una parte de nuestra espiritualidad, no un recurso natural para la economía", asegura.

"Es muy importante que los gobiernos y que los líderes" sepan que "nuestra relación con la Madre Naturaleza no es económica, sino un medio para relacionarse con la vida".