El abandono de los tradicionales combustibles fósiles que abastece a las poblaciones del mundo para calefacción, transporte y todo tipo de actividades, amenaza con desestabilizar a países ricos exportadores de petróleo, algunos de ellos incluso militarizados, por los muchos intereses en juego que hay, según alertó Dion.
Es previsible además, que aumenten las rivalidades por la dependencia de los países de recursos naturales como el litio o el cobalto, más allá del agua, que son "críticos" para la transición energética verde y digital, añadió el enviado especial del primer ministro canadiense ante la Unión Europea (UE) y Europa.
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La visita a España del dirigente canadiense, previamente ministro de Exteriores y de Medio Ambiente, entre otros cargos públicos, se produce en vísperas de la presidencia española de la UE y en medio de una ola de incendios forestales en Canadá.
"Antes de todo quiero agradecer al Gobierno de España y a los españoles el apoyo a nuestro país" por el envío de recursos "para ayudarnos a sofocar las llamas", un "terrible" problema agravado por la crisis climática que ahora sacude a Canadá, pero que puede afectar a cualquier país, dijo.
Como parte de su agenda de trabajo en Madrid, Dion se reunió con autoridades, diplomáticos y responsables de empresas y organizaciones de la sociedad civil para intercambiar posturas sobre cómo abordar la crisis climática y los desafíos que redefinirán el orden geopolítico mundial.
Explicó que la prioridad política de Canadá frente al cambio climático es indiscutible, como lo confirma el hecho de que la ciudad canadiense de Montreal vaya a acoger un centro de excelencia de la OTAN sobre cambio climático y seguridad.
El funcionario invitó a la cooperación y tendió la mano a España y al resto del mundo para seguir trabajando en los nuevos retos climáticos y de seguridad, porque "siempre se puede hacer más".
"Tendremos más tormentas, más inundaciones, más sequías, aumentará el nivel del mar por el deshielo de los polos y la gente tendrá que huir de sus territorios a otros más sostenibles; eso afectará a la estabilidad mundial", añadió el experto.
Energías como la solar o la eólica y el hidrógeno como vector energético requieren un inmenso volumen de materiales "críticos", por lo que la dependencia hacia el cobalto, el grafito o el litio será mayor, advirtió.
Actualmente, China "controla en gran medida la extracción y transformación de esos materiales clave para la transición energética" y aunque el gigante asiático es una superpotencia en crecimiento, los Estados democráticos "recelan mucho" de su Gobierno "autoritario", dijo Dion.
"Los miembros de la OTAN y otros aliados, como Japón y Corea, se sienten ya demasiado dependientes de las industrias chinas y no quieren aumentar esa dependencia".
También Europa "busca deshacerse de su excesiva dependencia de los hidrocarburos rusos y de los materiales críticos chinos", lo que supone un riesgo "enorme" para el continente europeo desde el punto de vista de su base industrial, objetivos climáticos y estabilidad sociopolítica.
Dion no descartó que, en la senda de la descarbonización, los países ricos en petróleo, algunos militarizados, puedan verse "desestabilizados".
También está por ver cómo afectarán las nuevas políticas energéticas de los países directamente sobre el ciudadano y si se llegaría al extremo de "una polarización" social mundial.
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Asegura que podría radicalizarse el mundo en "dos bandos" antagónicos, con acciones incluso "violentas" para defender respectivamente sus posturas climáticas, advirtió.
Unos podrían exigir acciones contra la crisis climática mucho más rápidas, preocupados por "las perturbaciones del clima cada vez más graves"; otros podrían movilizarse frente a los gobiernos y sus políticas climáticas por "no poder llegar a fin de mes" ante posibles subidas de precios y el despegue de un nuevo modelo de vida.