/ lunes 17 de junio de 2024

¿Cómo afecta el cambio climático a las ballenas?

Se enfrentan al desafío de un enemigo silencioso que avanza y afecta a todas las especies del planeta: el cambio climático

Las ballenas resistieron a la caza intensiva de los años 50 a 70 del siglo XX, donde estuvieron a punto de la extinción. Se recuperaron gracias a una moratoria internacional y aumentó su población.

Ahora se enfrentan al desafío de un enemigo silencioso que avanza y afecta a todas las especies del planeta: el cambio climático.

“Sí, son las ballenas que nos cautivan porque son los animales más grandes del planeta y que enfrentan otras amenazas: los efectos que los seres humanos ocasionan con el aumento del clima. Las aguas de los océanos cada vez más calientes tienen varios impactos en estos cetáceos”, manifestó Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos de Oceana México y doctor en Ciencias (Ecología) por el Instituto de Ecología de la UNAM, así como estudioso de estos cetáceos que sufren también los embates del aumento del tráfico marítimo, con buques cada vez más grandes y veloces que tristemente las atropellan y mueren.

Y el aumento de temperatura en los mares provoca también que se afecten las poblaciones de kril y los bancos de peces de los que se alimentan, ya que buscan estas especies también aguas más frías.

Es el caso de las ballenas jorobadas que llegan con más hambre a las aguas nacionales, indicó el doctor Rivas.

“Las poblaciones de ballenas después de la mortandad que sufrieron sobre todo en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, en que estuvieron en peligro de extinción, recuperan poblaciones gracias a la moratoria que hay a nivel internacional y que suscribieron muchos países de la Comisión Ballenera Internacional al prohibir su caza.

“La gran mayoría de los países ya no cazan estos cetáceos que utilizaban el aceite, la grasa de ballena como combustible. Ya eso no sucede. Sin embargo, hoy en día, estos cetáceos tienen otras amenazas: están más vinculadas con los efectos que los seres humanos ocasionan con el clima más que con la caza como ocurría antiguamente”, dijo en entrevista.

¿El calentamiento de las aguas en los océanos las afecta?

-Así es. El desafío que enfrentan hoy las poblaciones de cetáceos, es decir, ballenas, delfines, es que las aguas más calientes tienen varios impactos en estas poblaciones. Uno de ellos se desplaza a poblaciones de animales que son sus presas y se los comen. Se van estos animales en busca de aguas más frías.

Ya no toman las rutas migratorias que por años han tenido las ballenas porque hay menos disponibilidad de alimento.

También ocurre en algunos lugares de la Antártida. Los deshielos provocan en algunas zonas, la disminución del kril incluso de un 50 hasta un 80 por ciento menos disponibilidad de alimento. Y estos animales disminuyen hasta en un 50 por ciento, su biomasa.

Son dos efectos que tenemos: Una disminución de alimentos para estos cetáceos. Y actividades que generamos los seres humanos como las perforaciones de hidrocarburos, las mismas que afloran en los océanos y afectan a estos animales.

Además, columnas de sedimentos que dificultan su visibilidad, el paso de los animales. Y también el atropellamiento por parte del flujo de barcos que hay en el mar, que van a grandes velocidades y que tristemente atropellan a las ballenas.

Son los impactos. El gran movimiento de buques que cada vez son más grandes y algunos de ellos que alcanzan mayor velocidad y no dan tiempo a las ballenas de cambiar de trayectoria y muchas de ellas se ven atropelladas o propeleadas como se dice, esto es que las propelas de los barcos las dañan. Y aparecen en las playas varadas y muchas de ellas con heridas de propela.

Otros daños que presentan son por redes de los pescadores que dejan y que las corrientes marinas mueven. Llegan los pescadores no las encuentran y es lo que se llama “Redes Varadas”, que terminan enredadas en las aletas de los mamíferos submarinos y tristemente mueren y se les encuentra varados con laceraciones.

Migraciones tanto hacia el norte como al sur

¿Las ballenas grises que llegan a nuestros mares vienen del Ártico?

-Sí. Justamente estas ballenas que viven en el Ártico durante el verano, el invierno lo intentan vivir en aguas más cálidas.

La ballena gris por ejemplo es un cetáceo que viene hasta el Golfo de California, a lo largo de la Península de Baja California.

Rara vez, pero se ha visto en las Islas Revillagigedo que es una de las Áreas Naturales Protegidas en el Pacífico mexicano.

Son lugares en donde estas ballenas llegan aquí tanto a alimentarse como ganar peso. Muchos ballenatos pequeños necesitan ganar peso y van a acumular grasa porque tienen que ir a aguas más frías al Ártico y entonces, significa que son grandes zonas de alimento.

Si no protegemos estas “guarderías” por así decirlo, de estos animales para desarrollarse, los vamos a perder. De ahí que es importante generar Áreas Naturales Protegidas como zonas de refugio, de protección de su alimentación.

Así como proteger las rutas migratorias para que vuelvan de mejor manera a sus aguas en el Ártico.

¿Cuántas ballenas llegan en estas épocas a nuestras aguas?

-Hay algunos indicadores de abundancia. En el caso de la ballena gris la población debe estar más o menos en 6 mil individuos. Son las poblaciones que se estiman. Sin embargo, no todos los años llegan las mismas, hay que dejarlo claro. Los números cambian.

Pero también buscan más rutas hacia el sur tanto en su migración, al principio de la temporada invernal cuando vienen del Ártico hacia el sur.

Podemos ver en marzo o abril ya incluso van de regreso hacia las aguas cálidas de México. Esos son tiempos donde podemos verlas y estudiarlas. Hemos visto que en una época van hacia el sur y en otra hacia el norte.

¿En el caso del kril que ha disminuido en la Antártida, en nuestras latitudes también se abatió este alimento?

-El kril es un crustáceo que lo vamos a encontrar en los mares de sur del mundo en donde hay mayor abundancia, sobre todo alrededor de la Antártida: sur de Chile y de Argentina, lugares donde vamos a encontrar una gran abundancia de kril.

En el caso de los litorales de México vamos a ver poblaciones de peces: anchovetas, sardinas pececitos que son de gran importancia nutricional, son muy ricos en Omega 3, en aceites. Y es lo que buscan para sus ballenatos.

Ante los cambios que vemos en el clima que tristemente perjudican a las ballenas que vienen de una recuperación de la población. Son animales que vienen recuperándose de la caza indiscriminada que sufrieron décadas atrás.

Y tienen ahora ese desafío que hay que proteger su alimentación, las rutas migratorias, el tráfico marino. Es una de las soluciones decretar Áreas Nacionales Protegidas (ANP) donde se preserven sus zonas de alimentación como las rutas migratorias.

Para la gran mayoría de los países, para algunos por razones culturales fue muy fácil ponernos de acuerdo para dejar de cazar ballenas. Pudimos encontrar sustitutos para los que las ballenas nos proveían.

Sin embargo ahora, es un fenómeno planetario que tiene que ver con ponernos de acuerdo para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y eso tristemente no sucede porque no encontramos sustitutos a este enemigo silencioso que avanza y que afecta a todas las especies en el planeta.

Pero hay que poner en el ojo a las ballenas porque siempre nos han preocupado. Las ballenas nos cautivan porque son los animales más grandes del planeta. Sin embargo, ese amor por conservarlas, por la no caza, no nos lleva a no disminuirlas.

En algunos países actuamos de manera egoísta y no logramos ponernos de acuerdo en algo que afecta al planeta en general. Ahí está el desafío. En cuidar las ballenas nos tenemos que poner de acuerdo, dijo.

De la necesidad de más ANP, comentó el doctor Rivas que de las 225 que existen en el país 76 son marino-costeras en ambos litorales.

La única Área Nacional Protegida, cien por ciento marina, que se decretó en el actual sexenio es el Parque Nacional Bajos del Norte, que se encuentra a 240 kilómetros de Puerto Progreso en Yucatán, dijo el doctor Miguel Rivas.

Las ballenas resistieron a la caza intensiva de los años 50 a 70 del siglo XX, donde estuvieron a punto de la extinción. Se recuperaron gracias a una moratoria internacional y aumentó su población.

Ahora se enfrentan al desafío de un enemigo silencioso que avanza y afecta a todas las especies del planeta: el cambio climático.

“Sí, son las ballenas que nos cautivan porque son los animales más grandes del planeta y que enfrentan otras amenazas: los efectos que los seres humanos ocasionan con el aumento del clima. Las aguas de los océanos cada vez más calientes tienen varios impactos en estos cetáceos”, manifestó Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos de Oceana México y doctor en Ciencias (Ecología) por el Instituto de Ecología de la UNAM, así como estudioso de estos cetáceos que sufren también los embates del aumento del tráfico marítimo, con buques cada vez más grandes y veloces que tristemente las atropellan y mueren.

Y el aumento de temperatura en los mares provoca también que se afecten las poblaciones de kril y los bancos de peces de los que se alimentan, ya que buscan estas especies también aguas más frías.

Es el caso de las ballenas jorobadas que llegan con más hambre a las aguas nacionales, indicó el doctor Rivas.

“Las poblaciones de ballenas después de la mortandad que sufrieron sobre todo en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, en que estuvieron en peligro de extinción, recuperan poblaciones gracias a la moratoria que hay a nivel internacional y que suscribieron muchos países de la Comisión Ballenera Internacional al prohibir su caza.

“La gran mayoría de los países ya no cazan estos cetáceos que utilizaban el aceite, la grasa de ballena como combustible. Ya eso no sucede. Sin embargo, hoy en día, estos cetáceos tienen otras amenazas: están más vinculadas con los efectos que los seres humanos ocasionan con el clima más que con la caza como ocurría antiguamente”, dijo en entrevista.

¿El calentamiento de las aguas en los océanos las afecta?

-Así es. El desafío que enfrentan hoy las poblaciones de cetáceos, es decir, ballenas, delfines, es que las aguas más calientes tienen varios impactos en estas poblaciones. Uno de ellos se desplaza a poblaciones de animales que son sus presas y se los comen. Se van estos animales en busca de aguas más frías.

Ya no toman las rutas migratorias que por años han tenido las ballenas porque hay menos disponibilidad de alimento.

También ocurre en algunos lugares de la Antártida. Los deshielos provocan en algunas zonas, la disminución del kril incluso de un 50 hasta un 80 por ciento menos disponibilidad de alimento. Y estos animales disminuyen hasta en un 50 por ciento, su biomasa.

Son dos efectos que tenemos: Una disminución de alimentos para estos cetáceos. Y actividades que generamos los seres humanos como las perforaciones de hidrocarburos, las mismas que afloran en los océanos y afectan a estos animales.

Además, columnas de sedimentos que dificultan su visibilidad, el paso de los animales. Y también el atropellamiento por parte del flujo de barcos que hay en el mar, que van a grandes velocidades y que tristemente atropellan a las ballenas.

Son los impactos. El gran movimiento de buques que cada vez son más grandes y algunos de ellos que alcanzan mayor velocidad y no dan tiempo a las ballenas de cambiar de trayectoria y muchas de ellas se ven atropelladas o propeleadas como se dice, esto es que las propelas de los barcos las dañan. Y aparecen en las playas varadas y muchas de ellas con heridas de propela.

Otros daños que presentan son por redes de los pescadores que dejan y que las corrientes marinas mueven. Llegan los pescadores no las encuentran y es lo que se llama “Redes Varadas”, que terminan enredadas en las aletas de los mamíferos submarinos y tristemente mueren y se les encuentra varados con laceraciones.

Migraciones tanto hacia el norte como al sur

¿Las ballenas grises que llegan a nuestros mares vienen del Ártico?

-Sí. Justamente estas ballenas que viven en el Ártico durante el verano, el invierno lo intentan vivir en aguas más cálidas.

La ballena gris por ejemplo es un cetáceo que viene hasta el Golfo de California, a lo largo de la Península de Baja California.

Rara vez, pero se ha visto en las Islas Revillagigedo que es una de las Áreas Naturales Protegidas en el Pacífico mexicano.

Son lugares en donde estas ballenas llegan aquí tanto a alimentarse como ganar peso. Muchos ballenatos pequeños necesitan ganar peso y van a acumular grasa porque tienen que ir a aguas más frías al Ártico y entonces, significa que son grandes zonas de alimento.

Si no protegemos estas “guarderías” por así decirlo, de estos animales para desarrollarse, los vamos a perder. De ahí que es importante generar Áreas Naturales Protegidas como zonas de refugio, de protección de su alimentación.

Así como proteger las rutas migratorias para que vuelvan de mejor manera a sus aguas en el Ártico.

¿Cuántas ballenas llegan en estas épocas a nuestras aguas?

-Hay algunos indicadores de abundancia. En el caso de la ballena gris la población debe estar más o menos en 6 mil individuos. Son las poblaciones que se estiman. Sin embargo, no todos los años llegan las mismas, hay que dejarlo claro. Los números cambian.

Pero también buscan más rutas hacia el sur tanto en su migración, al principio de la temporada invernal cuando vienen del Ártico hacia el sur.

Podemos ver en marzo o abril ya incluso van de regreso hacia las aguas cálidas de México. Esos son tiempos donde podemos verlas y estudiarlas. Hemos visto que en una época van hacia el sur y en otra hacia el norte.

¿En el caso del kril que ha disminuido en la Antártida, en nuestras latitudes también se abatió este alimento?

-El kril es un crustáceo que lo vamos a encontrar en los mares de sur del mundo en donde hay mayor abundancia, sobre todo alrededor de la Antártida: sur de Chile y de Argentina, lugares donde vamos a encontrar una gran abundancia de kril.

En el caso de los litorales de México vamos a ver poblaciones de peces: anchovetas, sardinas pececitos que son de gran importancia nutricional, son muy ricos en Omega 3, en aceites. Y es lo que buscan para sus ballenatos.

Ante los cambios que vemos en el clima que tristemente perjudican a las ballenas que vienen de una recuperación de la población. Son animales que vienen recuperándose de la caza indiscriminada que sufrieron décadas atrás.

Y tienen ahora ese desafío que hay que proteger su alimentación, las rutas migratorias, el tráfico marino. Es una de las soluciones decretar Áreas Nacionales Protegidas (ANP) donde se preserven sus zonas de alimentación como las rutas migratorias.

Para la gran mayoría de los países, para algunos por razones culturales fue muy fácil ponernos de acuerdo para dejar de cazar ballenas. Pudimos encontrar sustitutos para los que las ballenas nos proveían.

Sin embargo ahora, es un fenómeno planetario que tiene que ver con ponernos de acuerdo para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y eso tristemente no sucede porque no encontramos sustitutos a este enemigo silencioso que avanza y que afecta a todas las especies en el planeta.

Pero hay que poner en el ojo a las ballenas porque siempre nos han preocupado. Las ballenas nos cautivan porque son los animales más grandes del planeta. Sin embargo, ese amor por conservarlas, por la no caza, no nos lleva a no disminuirlas.

En algunos países actuamos de manera egoísta y no logramos ponernos de acuerdo en algo que afecta al planeta en general. Ahí está el desafío. En cuidar las ballenas nos tenemos que poner de acuerdo, dijo.

De la necesidad de más ANP, comentó el doctor Rivas que de las 225 que existen en el país 76 son marino-costeras en ambos litorales.

La única Área Nacional Protegida, cien por ciento marina, que se decretó en el actual sexenio es el Parque Nacional Bajos del Norte, que se encuentra a 240 kilómetros de Puerto Progreso en Yucatán, dijo el doctor Miguel Rivas.

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