La construcción de una marca como Kali Coffee Roasters, ha requerido de esfuerzo, visión, pero sobre todo compromiso alrededor de la producción de cada taza por esta empresa originaria de Monterrey.
Es una marca en cuyas cafeterías el grano alcanza nuevos niveles y el consumidor vive una experiencia inigualable; café con notas de caramelo, jazmín, durazno, almendra o ginseng, mezclas con helado, coctéles, diferentes especias, su propia marca de cold brew embotellado, panadería artesanal… Esta marca se adelanta no solo en cuestión de experiencia, sino de comunicación de sus procesos de producción y certificación.
Para Kali Coffee Roasters es prioridad dar a conocer la certificación y el valor que les ha dejado Rainforest Alliance, quienes además los incluyen en su directorio de Mercados por un futuro sostenible.
La empresa cafetalera con producción en Chiapas, ha logrado un verdadero impacto positivo ambiental en sus fincas “La Fortaleza”, “La Ventana” y “La Lomita”, gracias a la certificación.
Cultivar un grano orgánico, producido bajo sombra, capacitar y cuidar a la comunidad productora - y a sus familias - sobre nuevas técnicas agrarias tales como preservar un microclima, al mismo tiempo que se hace el esfuerzo por conservar bosques, flora y fauna de estas tierras, ha resultado en mejores cosechas y por supuesto, un grano que puede comercializarse más fácilmente.
Las buenas condiciones de trabajo, el cuidado en la calidad de vida de las y los trabajadores, las capacitaciones que reciben, incluyendo la herramienta adecuada y diversos apoyos para sus familias, son un esfuerzo en conjunto que se refleja directamente en el pago diferenciado - por arriba de la media de otras marcas - a las y los más de 3,500 pequeños productores colaboradores de Kali Coffee Roasters, quienes permiten que se lleve y disfrute este café más sostenible desde Chiapas a Monterrey.
Para los creadores de Kali Coffee Roasters, Rainforest Alliance y su campaña “Follow the frog” (para identificar el sello de la certificación) han sido clave para conectar con el consumidor responsable y despertar el interés en aquel que quiere comenzar a descubrir el camino hacia la sostenibilidad.
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La casa cafetalera no sólo quiere dar a conocer la experiencia que se puede vivir en sus cafeterías, sino todo lo que hay detrás en la producción, evitar la desinformación sobre certificaciones, involucrar más a otros intermediarios y finalmente, crear consciencia en el consumidor pues su precio tiene justificación e influencia directa en la vida de un productor y en la preservación de los bosques donde día a día se produce una buena - y deliciosa - taza de café.
