El estrés por el cambio climático es real

Este fenómeno provoca ansiedad, depresión y otros daños a la salud mental, mientras que en casos extremos compromete el funcionamiento cognitivo de las personas

Jyoti Mishra*

  · miércoles 25 de enero de 2023

El trauma psicológico de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, como los incendios forestales, puede tener un impacto a largo plazo en el cerebro y el funcionamiento cognitivo de los sobrevivientes, especialmente en la forma en que estos procesan las distracciones, según muestra una nueva investigación.

El cambio climático está afectando cada vez más a las personas en todo el mundo, incluso a través del calor extremo, los daños causados por tormentas y eventos que amenazan la vida, como los incendios forestales.

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En investigaciones anteriores, mis colegas y yo demostramos que después del incendio de 2018 que destruyó la ciudad de Paradise, California, los síntomas crónicos del trastorno de estrés postraumático (TEPT), la ansiedad y la depresión eran muy frecuentes en las comunidades afectadas, más de seis meses después del desastre.

También encontramos otro efecto: Las personas cuyos hogares o familias se vieron afectados directamente por el fuego mostraron un mayor daño a la salud mental que aquellos que se vieron afectados indirectamente, es decir, las personas que presenciaron el evento en su comunidad pero no sufrieron una pérdida personal.

En el nuevo estudio, publicado el 18 de enero de 2023, nuestro equipo de Neural Engineering and Translation Labs, o NEATLabs, de la Universidad de California en San Diego, quería comprender si los síntomas del trauma relacionado con el cambio climático se traducen en cambios en la capacidad cognitiva y el funcionamiento de los procesos mentales involucrados en la memoria, como el aprendizaje, el pensamiento y el razonamiento.

Evaluamos el funcionamiento cognitivo de los sujetos en una variedad de habilidades, incluida la atención; inhibición de la respuesta: la capacidad de no responder impulsivamente; memoria de trabajo: la capacidad de mantener la información en mente durante períodos cortos y la capacidad de ignorar las distracciones. También medimos su función cerebral mientras realizaban tareas cognitivas, utilizando grabaciones de ondas cerebrales obtenidas de electroencefalografía o EEG.

El estudio incluyó tres grupos de individuos: personas que estuvieron directamente expuestas al fuego, personas que estuvieron indirectamente expuestas y un grupo de control sin exposición. Los grupos estaban bien emparejados por edad y género.

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Descubrimos que ambos grupos de personas expuestas al fuego, ya sea directa o indirectamente, manejaron las distracciones con menos precisión que el grupo de control.

También encontramos diferencias en los procesos cerebrales que subyacen a estas diferencias cognitivas. Las personas que estuvieron expuestas al incendio forestal tuvieron una mayor actividad del lóbulo frontal mientras lidiaban con las distracciones. El lóbulo frontal es el centro de las funciones de nivel superior del cerebro. La actividad cerebral frontal puede ser un marcador del esfuerzo cognitivo, lo que sugiere que las personas expuestas a los incendios pueden tener más dificultades para procesar las distracciones y compensarlas ejerciendo más esfuerzo.

Con el cambio climático provocando más desastres, es increíblemente importante comprender sus impactos en la salud humana, incluida la salud mental. La salud mental resiliente es lo que nos permite recuperarnos de experiencias traumáticas. La forma en que los humanos experimentan y lidian mentalmente con las catástrofes climáticas prepara el escenario para nuestras vidas futuras.

Hay estrategias que las personas pueden usar para ayudar a reducir el estrés. La investigación psicosocial sugiere que practicar la atención plena y desarrollar estilos de vida saludables, con ejercicio regular y suficiente sueño, puede proteger el bienestar mental en estos escenarios, junto con el desarrollo de fuertes lazos sociales.

Hay mucho trabajo por hacer para comprender si los efectos que encontramos son replicables en estudios de muestras grandes. En este trabajo nos enfocamos en un total de 75 participantes del estudio. Los científicos también deben comprender cómo evolucionan estos efectos a medida que los desastres climáticos como los incendios forestales ocurren con mayor frecuencia.

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También estamos investigando con socios de la comunidad para implementar intervenciones que puedan ayudar a aliviar algunos de los impactos que observamos en el cerebro y el funcionamiento cognitivo.

No existe una solución única para todos: cada comunidad debe encontrar las soluciones de resiliencia que funcionen mejor en su contexto ambiental. Pero como científicos, podemos ayudar a comprender las causas y señalar las soluciones más efectivas para mejorar la salud humana.

* Profesora Asociada de Psiquiatría, Universidad de California, San Diego.