¿Sabes cuánta agua usas cada vez que vas al WC? Un inodoro convencional utiliza hasta seis litros en cada descarga, y como una persona va en promedio seis veces al día, su gasto individual sería de 13 mil 140 litros de agua en un año, equivalente a tomar dos litros de agua diarios durante 18 años.
Sin embargo, existen emprendimientos que son alternativas para reducir el consumo de agua en áreas para las que no debería ser usada, como transportar los desechos humanos, como es el caso de WCeco.
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En entrevista con El Sol de México, Jeinny Solís, directora de dicha empresa, compartió que en 2017 tomó la decisión de buscar un proyecto económicamente viable que le permitiera seguir con sus intereses en materia de sustentabilidad y ecología.
Como directora de una ecoaldea en formación, se vio en la necesidad de encontrar una solución a la falta de sanitarios e indagó en las opciones de baños secos que existían. Al no encontrar una opción convincente para la ecoaldea, optó por diseñar y fabricar su propio baño seco.
No obstante, fue hasta 2018 cuando tuvo la oportunidad de presentar su ecotecnia durante el Foro Internacional de Reconstrucción con Bioconstrucción, donde al ver un gran interés en la gente decidió poner en marcha el emprendimiento desarrollando un plan de negocios, haciendo investigación de mercado y creando prototipos del producto hasta lograr una versión funcional.
“El primer prototipo que hice fue para la ecoaldea, así que fue financiado por ese proyecto, pero una vez que lo visualicé como un emprendimiento tuve una socia y entre ella y yo aportamos los recursos para la operación de los tres primeros años, que más o menos fue lo que nos tardamos para llegar a un punto de equilibrio. A partir de ahí la empresa ya es rentable y hoy en día ya hay más socias.”
Una empresa con economía circular
Jeinny Solís comenta que al principio los baños fueron desarrollados de madera pero, al darse cuenta de que no es material indicado para un servicio sanitario, buscó nuevas opciones, como cerámica y plástico.
“Hoy en día es de plástico y estamos convencidos de que es la mejor opción porque tiene una vida útil de 25 años, y porque a pesar de ser plástico, este no se va a desechar en mucho tiempo y es reciclable al cien por ciento una vez que termina su vida útil”.
Asimismo, dijo que WCeco funciona como una empresa de economía circular porque cubre todo el ciclo del producto, ya que reutilizan cubetas y botes de industrias como la alimentaria y cosmética.
“Estas cubetas antes tenían queso, crema, shampoo o acondicionadores, entre otras cosas, y lo que hacemos es recuperar las cubetas de estas industrias y reutilizarlas en el servicio que damos”, abundó Solís.
Otro ejemplo, detalló, es el aserrín que utilizan para sus servicios, el cual recuperan de empresas manufactureras de muebles, carpinterías o madererías. Material que de no utilizarse de una manera ecológica terminaría en un relleno sanitario, pero que gracias a los procesos que implementan al final se convierte en tierra fértil.
“Tanto el deshecho de nuestras excretas como todo el material de cobertura que utilizamos pasa por un proceso muy riguroso que tarda un año, donde se va monitoreando la temperatura, la humedad, y otras variables”, dice.
Después de completar dicho proceso, está listo para ser tierra fértil para reforestar áreas que han sido taladas o cuyos árboles ya no tienen follaje.
“Estamos haciendo una reforestación precisamente con árboles frutales, lo que no sólo nos permitirá recuperar los bosques comestibles, sino que van a producir más elementos.
“De esa manera cumplimos el ciclo completo de los nutrientes del suelo, todo lo que nosotros obtenemos, todo lo que comemos y utilizamos pues viene de alguna manera de la naturaleza, el poder regresar nuestras excretas convertidas en tierra fértil a la tierra, es justamente cerrar el ciclo de nutrientes de los suelos”, añade.
Asegura que esto es importante porque de 1950 a la fecha el 50 por ciento de nuestros alimentos nos alimentan la mitad y esto es debido a que todo lo que extraemos de la tierra, en lugar de regresarlo a la tierra lo mandamos a través de la tubería hasta el mar, y como todos somos animales terrestres, los humanos, nuestras excretas están diseñadas por la naturaleza para reintegrarse de manera natural al suelo.
“Pero en lugar de hacer eso, lo mezclamos con agua y lo mandamos a través de tuberías, en teoría a plantas de tratamiento, pero una gran cantidad de ellas no funciona, algunas funcionan parcialmente y una pequeña cantidad funciona totalmente, esto quiere decir que una gran cantidad de nuestras excretas terminan en el mar sin ningún tratamiento y como en ese ecosistema no hay los microorganismos, ni el ciclo de nutrientes necesario para aprovechar estos materiales, terminan contaminando”.
“Todos los días estamos sufriendo lo que se conoce como estrés hídrico, y cada día las ciudades se acercan a lo que se conoce como día cero, el día donde la ciudad ya no puede producir más agua”, alerta.
“Yo creo que el baño seco es la ecotecnia más revolucionaria que existe”, porque te permite resolver los primeros tres principales problemas de la humanidad: salud, acceso al saneamiento digno y el acceso al agua, o por lo menos no ensuciar el agua, que nunca debió ser usada para enviar nuestros desechos al mar.
“No voy a decir que somos sustentables al cien por ciento, porque todavía nos faltan algunas cosas que resolver, pero lo que sí puedo decir es que la intención de la empresa es trabajar todos los días para que cada día alguno de nuestros procesos termine siendo sustentable por completo”.
El baño seco es la ecotecnia más revolucionaria que existe, porque resuelve los tres principales problemas de la humanidad: salud, acceso al saneamiento digno y el acceso al agua, o por lo menos no ensuciarla
Jenny Solís, directora de WCeco
Encontrar una respuesta a cada “pero”
De acuerdo con la directora de WCeco, una de las claves para su emprendimiento es que se ha dedicado a contestar “peros”. “Muchas veces mencionó que las personas creen que yo me dedicó a hacer baños secos, y en realidad yo me dedicó a resolver “peros”.
Por ejemplo, “la gente ve los baños y dice: Ah, pues sí está muy bien, pero vivo en un departamento. Bueno, cada vez que a mí me surgía un “pero” yo lo resolvía y en ese caso decidí que lo que necesitábamos era un servicio de recolección domiciliaria y lo implementamos, hoy en día estamos en nueve ciudades”.
En los cinco años que lleva el proyecto han tenido un crecimiento significativo, “tanto que hoy en día somos la empresa más grande en Latinoamérica que fabrica baños secos, la única que tiene todos estos servicios que ofrecemos (diseño de mobiliario, fabricación, venta, renta para eventos y hogares, recolección, procesamiento del material recolectado y reforestación de este material)”.
Romper paradigmas, su reto
“Ha sido un camino bien largo, no sé si difícil, pero sí complejo porque el único problema que tiene un baño seco realmente es la percepción de la gente, los paradigmas que traemos”, explica Jeinny.
“Yo también en algún momento, cuando conocí el baño seco hace más de 20 años, pensé que no era higiénico, que iba a oler, que se veía feo, etcétera, muchas ideas que la gente tiene respecto al baño seco (porque) lo confunden muchas veces con letrinas, con fosas sépticas, y un baño seco no es ni una letrina, ni una fosa séptica, son procedimientos y procesos totalmente diferentes”.
El paradigma mayor es que nos enseñaron desde muy chiquitos que las excretas deben de desalojarse usando el agua, y mira que el agua es el elemento más valioso del planeta, solo el 2.5 por ciento de toda el agua del planeta es agua dulce, y estamos usando esa agua para transportar desechos. O sea, el elemento más valioso del planeta los estamos usando para transportar caca. La verdad es que cuando yo empecé a reflexionar sobre estos paradigmas, de estas cosas tan raras que hacemos con el agua, me fui dando cuenta de la urgencia de que todos cambiemos a baños secos, porque no hay un solo ser en el planeta que pueda vivir sin agua y sin embargo, es muy poca el agua disponible que tenemos para nuestros usos”.
“Consumir los recursos del futuro”
La emprendedora considera que el reto más grande es encontrar los caminos para romper los paradigmas de las personas, y que eso se ha logrado a través de los eventos, “pues ahí hemos tenido la oportunidad de que la gente use el baño y le pierda el miedo”.
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Jeiny insiste en el tema de que el agua que tiramos por el escusado nos alcanzaría para tomar agua durante 22 años:
“Esto quiere decir que en los primeros cuatro años de tu vida ya te gastaste el agua que te ibas a tomar en toda tu vida, entonces es importante que todos reflexionemos de quién es el agua que hemos estado consumiendo y a quién le correspondería. La respuesta es que a nuestros hijos, nietos y generaciones futuras.
“Pienso que si somos tan privilegiados al abrir una llave y que salga agua, porque ese privilegio no lo tienen más de 2 mil 100 millones de personas en el mundo, lo mínimo que deberíamos hacer es tratar de respetarla y usarla para lo verdaderamente necesario, como tomar, cocinar, bañarse y lavar ropa y trastes”, puntualiza.
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