La familia de doña Martha Gómez Trejo lleva más de 20 años sembrando y vendiendo la flor de Nochebuena en el barrio de Caltongo, en Xochimilco; asegura que es una tradición y una pasión que le heredaron sus abuelos, quienes dedicaron su vida al cultivo de hortalizas y flores.
Sin embargo, confiesa que tanto ella como el resto de los floricultores están preocupados, ya que las altas temperaturas de los últimos años han estado afectando la producción y la han hecho a la planta más susceptible de ser atacada por plagas.
Doña Martha relata que hace aproximadamente 10 años en Xochimilco caían heladas tan fuertes que a media noche tenían que salir a prender fogatas en los pasillos del invernadero para calentar a las Nochebuenas y que además debían enfrentarse a fuertes tormentas, pero que todo ha cambiado y que ya no hay un equilibrio en la naturaleza ni en las estaciones.
“Tristemente vemos que las heladas ya no existen, las tormentas ya no existen, ahora lo que tenemos es un calentamiento excesivo en los invernaderos, esto provoca que se generen más plagas como la mosca negra o la mosca blanca. A nosotros como productores nos afecta porque hay que estar invirtiendo más en atacar a esas plagas y es muy preocupante”, asegura doña Martha desde el interior del invernadero San Marcos.
No obstante, el calor y las plagas no son los únicos riesgos a los que se enfrenta la producción de Nochebuena y es que a decir de doña Martha, este año la venta fue muy atípica: “como productores esperábamos el momento en que la venta detonara, pero no llegó ese momento, nunca lo hubo. Yo creo que se debe a la economía que tenemos ahorita en el país, la gente está siendo muy cautelosa en los gastos”.
Aunque asegura que sí han logrado mover la Nochebuena, la venta ha sido muy paulatina y muy lenta.
Un proceso lento y complicado
Son nueve meses de arduo trabajo lo que los floricultores de Xochimilco invierten en la siembra de la flor de Nochebuena: en el invernadero San Marcos la faena inicia en el mes de marzo, cuando comienzan a preparar el sustrato para la planta.
Durante los meses de abril, mayo y junio los productores “pinchan” la planta, es decir, le quitan las puntitas para que el follaje empiece a brotar; por último, en el mes de septiembre da inicio la pigmentación, para ello el invernadero es cubierto con plásticos negros para impedir el paso de la luz. Finalmente en noviembre la planta ya está al 100%, lista para la venta.
En el caso de Xochimilco la flor se comercializa principalmente en los mercados de flores de Cuemanco, Cuemanquito, MadreSelva, el Palacio de la Flor y el ubicado en San Luis Tlaxialtemalco, aunque también se manda a otros estados.
Planta ancestral y motivo de orgullo
La Flor de Nochebuena, o Cuetlaxóchitl en náhuatl, era cultivada por los pueblos prehispánicos mucho antes de la llegada de los españoles, pues para ellos su color rojo simbolizaba la sangre de los sacrificios que ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas.
Hoy en día esta planta, además de ser el símbolo de la Navidad, es también una fuente importante de ingresos para miles de familias en la temporada invernal: tan sólo en la alcaldía de Xochimilco se estima que habitan 2,500 productores de Nochebuena, que siembran la flor en aproximadamente 1,800 hectáreas de zonas de cultivo.
Aunque la planta también se cultiva en los estados de Morelos (34.5%), Michoacán (21.5%), Puebla (11.3%) y Jalisco, Estado de México y Oaxaca (15.7 %), según cifras oficiales. Por lo que la flor de Nochebuena es considerada de los productos de mayor importancia en el ramo de las plantas ornamentales en el país, ya que genera cerca de 13 mil empleos.
Sin embargo, doña Martha asegura que más que un negocio, la producción de la flor de Nochebuena es un trabajo ancestral que la llena de orgullo: “Es una pasión, es un amor, si tú me dices que vaya a la casa a hacer las labores de la casa, yo te digo que prefiero estar en mis invernaderos, a mí me gusta dar vida, lo que hacemos aquí es dar vida y estas manos que ves, generan vida, producen vida”.
Tóxica para las mascotas
Y aunque la Nochebuena tiene propiedades medicinales y ha sido utilizada por siglos para aliviar afecciones respiratorias o lesiones en la piel, las flores de esta planta son tóxicas para las mascotas y pueden llegar a provocar envenenamiento, especialmente en perros.
Entre los principales síntomas está la irritación en lengua y hocico, malestar estomacal, conjuntivitis canina y la aparición de úlceras.