El Bosque de Chapultepec, considerado el bosque urbano más importante de México, no es solamente un punto turístico y de esparcimiento para 24 millones de visitantes que recibe al año, sino también es el hogar de cientos de especies que encuentran en él un refugio entre el cemento, los autos y la contaminación de la CDMX.
Sus más de 800 hectáreas conforman un sitio que pasó por muchos diferentes usos y de valorización a lo largo de la historia, desde residencia virreinal, campo de batalla militar, hasta museo y pista para deportistas.
Actualmente, entre sus principales valores está ser un pulmón y el hogar de animales que han sido objeto de observaciones, como las realizadas por un grupo de expertos que plasmaron sus hallazgos en la investigación llamada “La desapercibida vida silvestre del Bosque de Chapultepec”, publicada en agosto de 2024, en la que participaron 12 personas que lograron encontrar 64 especies de abejas y moscas, 92 de mariposas, 122 de aves, 16 de reptiles y tres de anfibios.
Si bien hay trabajos previos a esta investigación sobre el bosque, principalmente tesis, este diagnóstico es el más actualizado, integral y extendido, indicó Rafael Calderón Parra, uno de los colaboradores.
En entrevista con El Sol de México, el especialista expuso que gracias a que en los últimos años hay una preocupación global por el medio ambiente, las agendas de los gobiernos locales se orientan cada vez más a la protección de la fauna silvestre, mediante acciones de restauración, mantenimiento y mejoramiento de sus hábitats, y Chapultepec es un ejemplo de ello.
El bosque, dijo, es un sitio de gran importancia para los capitalinos, tanto a nivel histórico como natural; algunas áreas han podido reservarse justo para este último fin, después de que durante años la visión para las áreas verdes urbanas se enfocaba más a la convivencia del ser humano.
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“Ahora que la ciudad está tan grande, tan poblada y con tanta urbanización, Chapultepec funge como una especie de refugio para la fauna, pues les da un lugar para vivir, a pesar de que no sea un lugar que haya preservado muchas condiciones naturales, porque sólo hay algunas áreas que se han logrado conservar, de todas formas, es un lugar importante para la fauna de la ciudad que brinda a las especies algún tipo de recurso para desarrollarse, permanente o temporalmente”, señaló.
Las moscas también son de valor ambiental
Después de dos años, entre recolección de información y la sistematización de los datos, los investigadores encontraron especies que no fueron del todo una sorpresa, con algunas excepciones, principalmente en la cuarta sección, que es la zona menos intervenida de Chapultepec.
En el bosque hay 64 especies de abejas y moscas, siendo estas últimas las más infravaloradas, pues poco se sabe que algunas son polinizadoras. Rafael explicó que normalmente asociamos estos insectos a suciedad y a desperdicios, cuando en realidad son especies importantes para los ecosistemas, porque cumplen otras funciones, algunas son depredadoras o parasitoides de otros insectos.
Otros ejemplares de los que poco se sabe, pero de gran importancia para el ecosistema, son los reptiles y anfibios. Rafael Calderón indicó que su poca presencia es un indicador de que los cuerpos de agua en el bosque requieren de mayor cuidado.
“El hecho de que haya habido tan pocos anfibios nos indica que los cuerpos de agua requieren de mayor atención para cuidar el hábitat, porque normalmente los anfibios suelen ser susceptibles a la contaminación del agua y ese es un recurso clave para el desarrollo de la vida silvestre. El hecho de que veamos pocas especies nativas nos da una señal de que hay que ponerle cuidado al hábitat acuático dentro de toda el área”, dijo.
Hubo hallazgos que resultaron ser una sorpresa para los investigadores, por ejemplo, el del gavilán pico de gancho, que es complicado de ver en la Ciudad de México, sobre todo por la época, pues aparecen más en invierno. Durante sus observaciones encontraron una pareja y un juvenil.
Ahora que la ciudad está tan poblada, Chapultepec es una especie de refugio para la fauna, pues les da un lugar para vivir
-Rafael Calderón Parra. Biólogo e investigador
Los investigadores también ubicaron 92 especies de mariposas en las cuatro secciones del bosque, lo cual además es un reflejo de la diversidad floral, ya que estos insectos utilizan diferentes especies vegetales.
Expuso que uno de sus animales favoritos ubicados durante la investigación es el mulato azul, un ave endémica que normalmente es tímida y que no deja verse con facilidad, pero que fue observado en la tercera y cuarta sección Del Bosque. En la cuarta también hay clarines jilgueros, cuyo canto es identificable fácilmente. “Muchas veces no los puedes ver, pero sí los puedes escuchar”.
El maestro en biología destacó la zona de barrancas en la tercera y cuarta sección, debido a que mantienen las condiciones un poco más naturales que las otras secciones.
“La cuarta sección tiene la ventaja de que, por mucho tiempo, ha estado cerrada al público en general. En varios sitios, se han mantenido condiciones un poco más naturales que en el resto de las secciones y que justamente esperemos que cuando se abra a todo público mantengan algunas áreas sin tanto acceso, para que la fauna pueda vivir en paz, eso todavía no está tan claro, por lo menos hasta ahora no nos han dado información en relación a eso; pero esperemos que mantengan algunas de las condiciones que tiene, porque son bastante particulares”, explicó.
En la primera y segunda sección también son piezas clave los cuerpos de agua creados artificialmente y que han sido aprovechados por especies de la zona. Destacó el papel del jardín botánico, ubicado en la primera sección, ya que es un lugar clave para las mariposas, pues ahí ubicaron adultos de 67 especies, gracias a la diversidad de plantas que se cultivan y mantienen en sus instalaciones.
El reto de la conservación
En los últimos seis años, esta área natural ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo ganó foco gracias al proyecto “Chapultepec, naturaleza y cultura”. Uno de sus ejes de desarrollo es el ambiental, con el saneamiento, reforestación y rescate hídrico en todo el bosque, lo que a su vez coadyuvó al cuidado de la vida silvestre. Ahora, con los avances, uno de los retos es conservar las zonas más allá de la estética para el ser humano, es decir, priorizar la preservación de la fauna silvestre sobre “lo que se vea bonito”, consideró el investigador.
“Definitivamente creo que una cosa importante es el manejo de la vegetación que se está haciendo, en el sentido de que en las áreas urbanas prima la estética y la funcionalidad para el ser humano sobre las necesidades de la fauna silvestre. Nosotros, por ejemplo, pensamos que la hierba crecida puede ser fea y entonces la recortan para que la gente pueda acostarse y usarla, y eso es una cuestión que afecta bastante a la fauna silvestre”, comentó.
Muchos visitantes sólo se enfocan en pasear o hacer ejercicio, pero la falta de conciencia sobre la vida silvestre del bosque hace que no se conozca el daño que generan ciertas conductas
Rafael Calderón consideró que otro reto es regular el acceso de perros al bosque, tanto de las mascotas como de los perros ferales. En la primera y segunda sección, donde se permite la entrada de los canes, las condiciones se tornan caóticas, pues hay paseadores que llevan hasta 70 animales a un solo punto.
“Este es un problema serio del que no se está hablando, ni haciendo nada para poder regularlo, porque finalmente muchos de los perros van sin correa, que es todavía peor”, dijo.
Muchos de los visitantes del parque urbano más importante del país van enfocados a lo que quieren hacer: ir a los lugares turísticos, hacer ejercicio, pasear; pero son muy pocos los que realmente observan la vida a su alrededor, opinó el maestro en biología. La falta de consciencia en la vida silvestre del bosque también hace que no haya conocimiento sobre el daño que generan determinadas conductas.
Para generar mayor sensibilización sobre la presencia de la fauna silvestre con la que comparten el espacio, el experto recomendó usar señalética con información de los animales que viven en el bosque. Además, invitó a los usuarios asiduos a volverse portavoces de la importancia de las especies de aves, anfibios e insectos con los que conviven.
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Los investigadores de “La desapercibida vida silvestre del Bosque de Chapultepec” concluyen que la principal amenaza para éste es el desconocimiento, ya que para la mayoría de los visitantes las diversas especies de plantas y animales pasan desapercibidos. Por ello, proponen como una posible solución la ciencia participativa, la cual consiste en la colaboración del público en general con personas dedicadas a la ciencia, para responder preguntas del mundo que nos rodea.
En México existen dos plataformas de ciencia participativa con un gran alcance: Naturalista y aVerAves, donde cualquier persona puede consultar e ingresar sus observaciones.
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