La revista Nature Communications publicó un estudio realizado por la Universidad de Bath, del Reino Unido, donde sugieren que las serpientes forman parte del puñado de especies que lograron sobrevivir al meteorito que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años.
El equipo, formado por británicos y alemanes, estudio fósiles y analizó las diferencias genéticas entre las serpientes modernas para reconstruir su evolución, lo que ayudó a precisar en qué momento evolucionaron las que conocemos hoy en día.
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Los resultados apuntan a que todas las serpientes vivas se remontan a solo un puñado de especies que sobrevivieron al impacto de aquel gran asteroide.
La capacidad de las serpientes para refugiarse bajo tierra y pasar largos periodos sin comida les ayudó a sobrevivir a los efectos destructivos del impacto, consideran los autores.
El estudio detalla que una vez que sus competidores se extinguieron, incluidas las serpientes de esa época, estas pudieron ocupar nuevos territorios, desplazarse a otras habitas dando lugar a nuevos linajes como las víboras, las cobras o las boas, por mencionar entre la amplia gama de especies.
Los fósiles estudiados también muestran un cambio en la forma de las vértebras de las serpientes, como consecuencia de la extinción de los linajes antiguos y la aparición de nuevos grupos, como las serpientes marinas gigantes de hasta 10 metros de longitud.
Una de la autoras de la investigación Catherine Klein destacó lo "extraordinario" de las serpientes, no solo por sobrevivir a una extinción de masa, sino porque "en unos pocos millones de años" ya estaban innovando y usando sus hábitats de maneras nuevas".
¿Cómo fue su evolución y su expansión por el mundo?
El estudio sugiere que las serpientes empezaron a extenderse por el mundo en esa época y, aunque el ancestro común a todas ellas probablemente vivió en algún lugar del hemisferio sur, estas parecen haberse extendido por primera vez a Asia después de la extinción.
La gran extinción debido al meteorito actuó como una forma de "destrucción creativa", sugiere el líder del equipo, Nick Longrich, de la Universidad de Bath.
El final de las especies antiguas permitió a las supervivientes explotar las lagunas del ecosistema, experimentando con nuevos estilos de vida y hábitats, lo que "parece ser una característica general de la evolución".
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En los periodos inmediatamente posteriores a las grandes extinciones es cuando se ve la evolución en su mayor grado de experimentación e innovación, agregó.
La destrucción de la biodiversidad deja espacio para que surjan cosas nuevas y colonicen nuevas masas de tierra. En última instancia, la vida se vuelve aún más diversa que antes.
||Con información de EFE||