Gafas y colchas hechas con plásticos recogidos del mar son ejemplos curiosos y reales que ponen de relieve la conciencia que tanto el sector pesquero como la industria están adquiriendo sobre este problema que pone en riesgo la supervivencia de los ecosistemas marinos.
Greenpeace calcula que los mares y océanos reciben cada año hasta 12 millones de toneladas de basura y un porcentaje elevado de ellas contiene plástico, que es el causante de la muerte de más de un millón de aves y más de 100 mil mamíferos marinos; un hecho que, aparte de las consecuencias que tiene para la naturaleza y la biodiversidad, afecta de pleno a los intereses de los pescadores.
Por eso, las cofradías y los armadores son los primeros interesados en atajar este problema del que son en parte causantes, al trabajar en ese medio, pero también parte de la solución, señalan.
Desde las cofradías, el presidente de la Federación Nacional, Basilio Otero, indica la creciente concienciación entre los pescadores que están participando activamente en la colocación de contenedores de reciclaje en los puertos: ya hay 37 de recogida selectiva, según señala. Los pescadores están atentos a reciclar las artes de pesca elaboradas con plástico que ya no utilizarán u otros envases como botellas de aguas o guantes que usan en el mar: “Somos muy sensible con este tema, estamos involucrados”, subraya Otero.
Ese plástico que recogen los marineros en el mar es gestionado posteriormente por Ecoembes y Ecoalf que, por ejemplo, hacen prendas de ropa como chaquetones o impermeables.
Los armadores también están involucrados en diversos proyectos, como Oceanet y NetTag, para reducir la basura en el mar, según señala el gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI), Edelmiro Ulloa.
Con Oceanet pretenden crear una herramienta TIC que minimizará la pérdida de redes, hechas a base de plástico, informando a los patrones de zonas del mar donde es fácil que sufran enganches y puedan desprenderse del barco.
NetTag, por su parte, es un proyecto conjunto con Portugal que consiste en colocar localizadores acústicos a las redes para, si se pierden, poder saber dónde cayeron y recogerlas sin que se queden en el mar.
“Nuestro armadores están en el mar, capturan sus peces en ese medio y es una preocupación máxima reducir los niveles de residuos”, indica Ulloa, quien además incide en que el volumen de vertidos procedentes de la pesca es “ínfimo” si se compara con los que llegan de tierra. Una apreciación que también comparte Greenpeace, que estima que el 80 por cieno de los residuos depositados en el mar proviene de actividades en tierra.
“Sea to see” es una iniciativa empresarial que ha conseguido reciclar unas 400 toneladas de plástico en sus tres años de vida para fabricar monturas de gafas cuya demanda crece día tras día, según indica su fundador, François van den Abeele.
Con 150 contenedores distribuidos principalmente en puertos catalanes, el proyecto de Van den Abeele quiere demostrar que la economía circular en la pesca y en la moda es posible.
Para ello, tras la recogida de los residuos, se lleva a un centro de separación para extraer el plástico que se envía en forma de bolitas a Italia donde se fabrican las monturas antes de distribuirlas por mil 500 ópticas de toda la UE.