Si bien México padece diversas formas de contaminación --atmosférica, de suelo, marina, acústica, visual, lumínica, etcétera— la hídrica es la que predomina en el país y es la más urgente a resolver, porque ésta determina a las demás, señala la investigadora Alexandra Zenzes, ambientalista que comparte el criterio gubernamental de que existen cuando menos cinco focos importantes de polución en el país.
El primero es la región de Tula, Hidalgo, a causa de la refinería y sus emisiones al aire, que ha generado problemas de salud humana en la zona local y en la periferia. Este caso está catalogado como una verdadera emergencia ambiental.
Después se encuentra El Salto, en Jalisco, donde la contaminación que hay en el agua del río Santiago, perteneciente a la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, ha llegado a tal nivel, que hoy tenemos un enorme número de casos de niños con cáncer, principalmente por la presencia de plomo en toda esa zona de Jalisco.
Los niños consumen el agua de ese cuerpo hídrico al carecerse de una buena infraestructura instalada para poder desechar correctamente las aguas contaminadas por productos químicos. Las granjas porcícolas y la industria descargan todos sus residuos en el cauce del río.
El siguiente foco rojo es la cuenca del río Atoyac, en Puebla y Tlaxcala, donde si bien la naturaleza todavía genera manantiales prístinos de bosque, esto se ha alterado por la mano de hombre en la parte media y baja de la cuenca, por malos manejos de desechos industriales y municipales. Esa agua es la que usan los agricultores para mantener muchas de las granjas y productos que después llegan a las ciudades y consumimos todos.
Otro ejemplo en el que se ve el círculo perfecto de la contaminación es en la cuenca Independencia, en el estado de Guanajuato. “Es el mismo problema hídrico y de suelo que también se ve agravado con la presencia de contaminación atmosférica”.
Otra cuenca gravemente contaminada es la de Coatzacoalcos, en Veracruz, también por malos manejos de desechos.
“En el caso de la contaminación hídrica pasa que la presencia en el agua de sustancias orgánicas e inorgánicas provoca que se empiecen a contaminar los cuerpos de agua y entonces las especies marinas y de río vean afectado su desarrollo, igual que la flora acuática. Esto nos lleva a darnos cuenta de que el ser humano necesita del agua básicamente para todo. Lo estamos viendo con la crisis de la pandemia: necesitamos del agua como principal herramienta de prevención como para evitar que haya contagios. Si tu tienes los cuerpos de agua contaminados no puedes garantizar que haya agua potable para las necesidades básicas del ser humano”, señala la ambientalista.
Lo mismo, asegura, pasa con el tema de contaminación del suelo, que generalmente se da por derrames o filtración de sustancias nocivas en la tierra. Entre ellas las filtraciones de agua contaminada, por lo que podemos darnos cuenta de que todo está interconectado.
MARES Y CIUDADES
Para Zenzes está bien que el gobierno tenga identificados los puntos más importantes de polución, pero ubica que el problema grave es una falta de aplicación de la ley en todo el país, lo que provoca que haya muchos otros lugares con problemas similares, generados por el mal manejo de residuo sólidos y un deficiente proceso de separación de basura.
Pone el ejemplo de las playas mexicanas, muy contaminadas, donde no ha funcionado la coordinación de las zonas costeras con los gobiernos municipales, lo que provoca deterioro de las payas, que a su vez se va al mar abierto.
“Los mares se han convertido en sumideros de dióxido de carbono perfectos; tanto, que incluso los grandes mamíferos que habitan los océanos hacen un secuestro de carbono, generadores de los gases de efecto invernadero. Si nuestros mares se contaminan dejarán de cumplir con esa función de sumideros por la presencia de contaminantes”.
Por supuesto, no descarta la contaminación atmosférica que se da en las ciudades. “Los contaminantes más importantes los genera el sector de transportes vía la movilidad, la combustión en la quema de combustibles fósiles por el sector industrial principalmente. Lo que en automático nos vincula en la contaminación global, por obra del calentamiento global o cambio climático”.
En el caso del manejo de basura, advierte, es muy importante darnos cuenta que la acumulación de residuos provocados por una no buena disposición de ellos provoca que haya basura tanto en los mares como en los lagos, en las montañas, en los bosques, en las ciudades y en las playas, lo que afecta nuestra calidad de vida.
JUDICIALIZACIÓN
Zenzes considera que México tuvo un ingreso muy notable a la lucha ambiental global en 1989, cuando comenzaron a realizarse acciones, a firmarse compromisos, a crearse instituciones y protocolos de acción muy de vanguardia, que ya en el sexenio de Enrique Peña Nieto se fueron debilitando y que en la actual administración han perdido dinamismo, al grado de que la sociedad civil ha tenido que impugnar, vía amparos, decisiones gubernamentales que van en contra de la lucha contra el cambio climático a que nos habíamos comprometido.
“Creo que lo que hoy estamos viendo es el debilitamiento de la institucionalidad ambiental. Hoy en México la política ambiental se esta judicializando porque no se está aplicando efectivamente la ley. Cada vez que hay una violación en materia de recursos naturales, en material de conservación de las áreas naturales protegida, de la biodiversidad, del manejo adecuado de los recursos de contaminación hídrica, atmosférica, etcétera, el camino seguido por las organizaciones de la sociedad civil es llevar los temas a la Corte y ampararse”.
Remite a lo más reciente que es lo que esta pasando en materia de energías renovables, rechazadas por el actual gobierno. “México está violando el cumplimento de materia energética, por el cual nuestra matriz energética decía que íbamos a apostarle mucho más fuerte a las energías renovables hídricas. Y ahora, por un cambio en la política que nos lleva de nueva cuenta a la quema de combustibles fósiles, estamos en un proceso de judicialización. Esto es lamentable, porque lo que logramos en 20 años de trabajo no puede acabar en la Corte, para que los ministros determinen lo que está bien y lo que está mal, porque el gobierno no está cumpliendo con lo que dictan nuestros compromisos nacionales e internacionales”.