En la Área Natural Protegida (ANP) y sitio RAMSAR de la Mintzita, las brigadas contra los incendios ya se han hecho una costumbre. A las familias que habitan en la comunidad, también se le suman colectivos, estudiantes universitarios, ciudadanos independientes de la sociedad civil y personal que envían las dependencias ambientales.
Luego del último siniestro de 2.2 hectáreas que fue provocado el domingo 5 de febrero, más de veinte personas de los grupos antes mencionados han llegado para participar en la faena para evitar que la situación se repita, pues a decir de los comuneros, lo que se ocupan es manos y solidaridad de la gente que normalmente los acompaña.
Te recomendamos: Saturnino: así vive en Aguascalientes el cachorro de leones rescatados de Black Jaguar
Pero los incendios no son el único problema, pues año con año tienen que lidiar con las pretensiones de terceros para invadir el territorio y lotificar los terrenos con fines comerciales, además de proteger el manantial que se ubica en este sitio y el cual nutre de agua al 36 por ciento de Morelia, es decir, a poco más de mil colonias.
La Colonia Ecológica Jardines de la Mintzita se conformó de manera formal hace veinte años con el objetivo de cuidar los recursos naturales del área, pero también para impedir que la mancha urbana de la ciudad se expanda a esta zona, como especulan que se quiere hacer de nueva cuenta tras encontrar “chaponeos” y marca de lotes.
Eliseo Herrera, miembro de la comunidad, explica que el origen radica por un problema de litigio de la tierra desde el año 1975, pues en aquel tiempo, el gobierno en turno cedió a José Tocavén Lavín parte de estos terrenos, pero cuando falleció se desató una serie de problemas.
“La gente de aquí quiso hacer un ejido, pero no pudieron, luego intentaron una comunidad agraria que estaba encabezada por Efrén Capiz y tampoco. Con el paso del tiempo, y por los testimonios recabados, nosotros identificamos al ingeniero civil Armando Rómulo Sarabia como el que empieza a echar a andar sus intenciones”.
Abunda que este personaje logra, hace 22 años, concretar un convenio con la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), por lo que dan paso a invadir una parte del territorio, donde ahora se encuentra la construcción del Fraccionamiento Los Mezquites.
“La UNTA lo que hace es meter gente a invadir con la idea de recuperar terrenos y posteriormente se da paso a la construcción de un fraccionamiento. Nosotros creemos que esta misma persona (Armando Sarabia) es el que ahora está organizando por este lado usando la misma estrategia”.
Se debe recordar que desde el año 2005 el gobierno del estado decretó como ANP al manantial de la Mintzita, mientras que en 2009 se le designa como sitio de importancia internacional para la conservación de los humedales Ramsar.
En este sentido, Eliseo Herrera expone que cualquier escritura que se quiera presentar dentro de esta demarcación será apócrifa, pero además, de concretarse la construcción de unidades habitacionales, alerta sobre el problema que se generaría para la ciudad.
Argumenta que antes del manantial salían mil 41 litros por segundo, pero de acuerdo a la ultima actualización de datos, la cantidad ha descendido a 800 litros, “y es un agua que se está llevando la papelera Kimberly Clark, ahora con un fraccionamiento, pues el agua llegará cruda y contaminada al manantial”.
Incluso, dentro de las propuestas que ha hecho la colonia ecológica al Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), se encuentra el que en la zona no habiten más de 65 familias, puesto que consideran que de no hacerlo así, realmente no se estaría cuidando al territorio.
Delimitar la expansión urbana
Desde el año 2016, académicos del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) han trabajado en conjunto con la comunidad de la Mintzita a través del establecimiento de distintas herramientas y tecnologías para el monitoreo de la calidad del agua, el inventario de las aves y el zapote prieto.
Nicolás Vargas Ramírez, quien es pasante del doctorado de dicho centro, explica que el manantial se recarga con toda la parte del poniente de la ciudad, pero el problema, asevera, es la presencia de bacterias coliformes, las cuales causan contaminación en el agua.
Al respecto, comparte que es urgente delimitar la expansión urbana, además de darle celeridad al trámite de la declaración como ANP del Cerro del Águila, ya que se posiciona como la principal fuente de recarga, tanto superficial como subterránea del manantial.
Si bien fue en 2005 cuando el manantial fue decretado como ANP, lamenta que fue hasta el 2016 cuando, en la primera administración de Alfonso Martínez Alcázar, se formuló el plan de manejo del manto acuífero, el cual funge como instrumento para orientar las acciones que, desde el Estado y la sociedad civil, se deben hacer para su procuración.
“En aquel año sesionó por primera vez ese consejo, estuvieron presentes las dependencias correspondientes al tema, la misma colonia ecológica, pero hubo un gran ausente: la papelera Kimberly Clark. Desde entonces, ese consejo no se ha reactivado y por ende, no se está destinando lo necesario para la protección del ANP”.
Vargas Ramírez también sitúa como foco rojo el relleno sanitario de Morelia, pues argumenta que se encuentra en un área que no es apta para ello por la característica del subsuelo, pues se ubica en el centro de la cuenca hidrogeológica y eso genera una contaminación permanente.
“También se necesita hacer algo con el tratamiento del agua, pues el nivel de extracción está generando que fraccionamientos como Villas del Pedregal se estén hundiendo, el registro que tenemos de acuerdo a estudios que hicieron investigadores italianos, es que desde el 2014 y hasta el 2021 son 60 centímetros de hundimiento los que se han presentado en este lugar”.
Protección y vigilancia
El director de ordenamiento y sustentabilidad del patrimonio natural de la Secretaría del Medio Ambiente, Daniel Díaz Rodríguez, considera que se han tenido fallas en los rubros de protección y vigilancia en el ANP de la Mintzita.
“Necesitamos que el municipio de Morelia se involucre más, que la Guardia Ambiental y la Procuraduría de Protección al Ambiente (Proam) estén haciendo rondines para evitar que se introduzcan personas a provocar incendios o que intenten invadir el territorio”.
De acuerdo con la información de la colonia ecológica, en las 492 hectáreas que abarcan la Mintzita, se han identificado un total de 117 especies de aves, de las cuales, 80 son residentes y el resto migratorias.
Pero aunado a esto, el funcionario estatal detalla que esta zona de Morelia representa un alto valor ambiental, ya que se cuentan con peces endémicos, especies de selva baja, copales, yucas, agaves y por supuesto el zapote prieto, el cual se encuentra en peligro de extinción y solamente se sitúa en una pequeña región del estado.
“Nosotros vamos a estar viniendo cada quince días para hacer labores de riego y evitar que los zapotes prietos mueran, pero también falta mucho trabajo de información en medios, pues hay mucha gente que no sabe que la Mintzita es una ANP, entonces es difícil pedirles que se sumen a las tareas de conservación”.
Por su parte, el subdirector de protección forestal de la Comisión Forestal de Michoacán (Cofom), Eduardo Ramírez, explica que de manera inmediata se debe activar un plan emergente para el combate de los incendios, en el que se establezca un sistema de comunicación entre comuneros y dependencia.
Abunda que se desconocen las causas que llevan al reporte constante de incendios en esta zona de la ciudad, pero indica que, en la medida que las actividades producidas por el ser humano se incrementan en un área forestal, el riesgo de siniestros será mayor.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Con base a la experiencia propia, los habitantes de la Colonia Ecológica Jardines de la Mintzita se muestran escépticos ante las instancias gubernamentales, dicen no entender en muchas ocasiones su forma de trabajar o perciben un “echarse la bolita unos a otros”; sin embargo, como desde hace veinte años, expresan que la apuesta sigue siendo la misma: a la conciencia de la sociedad civil y la unión de todos para entender la necesidad de cuidar el territorio, antes de que sea demasiado tarde.
Nota publicada en El Sol de Morelia