Su historia es conocida por todos los niños, así como los que ya no lo son. Ha inspirado cuentos y canciones, su travesía es una de las más largas del mundo y es el responsable de que todos los pequeños se vayan a dormir temprano la noche del 24 de diciembre.
Hombre barbado, de gran altura y corpulencia, la gente que lo conoció durante el siglo IV pudo pensar que se trataba de un indigente por sus ropas sencillas, pero no, era ni más ni menos que el arzobispo de la ciudad de Myra, en Anatolia (hoy Turquía), Nicolás de Bari, en su recorrido diario para auxiliar a los pobres.
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Al ver cómo la peste azotaba la pequeña comunidad donde vivía, que se había llevado a sus padres, decidió regalar todas sus pertenencias a los que menos tenían, ganándose así el nombre de San Nicolás o Santa Claus, como lo conocería el mundo occidental desde 1624, gracias a migrantes holandeses que llegaron a Estados Unidos.
Desde su canonización, Santa Claus realiza la titánica labor de repartir juguetes a todos los niños del mundo que se han portado bien. En reconocimiento a ese trabajo, los invitamos a conocer un poco más sobre cómo se genera la magia de la Navidad, desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, en solo 31 horas.