Desde que el regiomontano Edgar se viralizara en el 2006 gracias a la entonces recién creada plataforma de Youtube con el video La Caída de Edgar que cuenta con más de 60 millones de visualizaciones, hemos conocido a un sin fin de personajes de la vida común cuyo malos ratos o metidas de pata fueron expuestos en internet.
En este sentido no podemos dejar a un lado al periodista Marcos Martínez Soriano que hace unos cuantos años habló no tan bien de dos colegas de profesión, Joaquín López Dóriga y Carlos Loret de Mola, mientras estaba al aire en el noticiario del cual era titular, dejándonos para la historia la frase: “avísenme” en referencia a que nadie le comunicó que ya habían regresado de los cortes.
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Y a pesar de la humillación pública que en un inicio tuvieron que haber enfrentado, su situación terminó con un agradable y muy -público- final y quizás hasta una buena retribución económica, pues se convirtieron en la imagen de las galletas Emperador, protagonizando anuncios con los guardias de dicha marca y burlándose de sus desgracias. Incluso Edgar llegó a ser invitado en el extinto programa de canal 5 comandado por Adal Ramones, Otro Rollo.
Algo parecido le está sucediendo al Hungaró András Arató, el señor de la tercera edad que se volvió viral porque parece sufrir mientras sonríe. Él es mejor conocido como “Hide the Pain Harold”.
Quien mencionó para CNN Chile hace unas semanas que volverse viral fue una experiencia chocante para él: “...nadie quiere ver su propia cara como sujeto de bromas. No no sabía qué hacer, al principio quería destruir todas mis fotos, pensé que la gente se aburriría de mí, pero eso no ocurrió. Me tomó cinco años aceptar esta situación”. “Dije, si yo no puedo hacer nada contra esto, tengo que solamente aceptarlo”.
El septuagenario ahora es tan conocido y querido por la internet, que hasta ha protagonizado diversos comerciales, siendo su más reciente colaboración con la aerolínea comercial Aeroméxico.
En sus spots, que son más bien memes para promoverse durante el Buen Fin no hacen más que explotar la ya conocida cara de dolor “maquillado de felicidad”.