Historias de niñez, en duelo por Covid-19

La organización Save the Children pone a disposición una plataforma de acceso gratuito para el  acompañamiento de la niñez en duelo en la que hay  diversos contenidos de consulta

Natalia Bojorge /Coordinación Pacto por la Primera Infancia

  · martes 2 de marzo de 2021

Los especialistas señalan que es importante comunicar una pérdida de este tipo de manera clara, considerando la edad y etapa de desarrollo de cada infante / Foto: AFP

Pensar que una niña o niño no tiene la capacidad de entender una pérdida es una idea equivocada, como es un error compartirle la noticia sin darle el espacio que merece. Es muy importante que como personas adultas asumamos esta circunstancia y la o lo acompañemos durante todo su proceso de duelo, así lo explica Sandy Poiré Castañeda, directora de Calidad y Asuntos Internacionales en la organización Save the Children México.

¿Cómo acompañar en el proceso de duelo?

La experta de la organización Save the Children México comenta que es muy importante considerar la edad y etapa de desarrollo de la niña o niño para que tenga posibilidades de asimilar la noticia y comprenderla. Añade que, por ejemplo, a partir de los 2 años de edad será posible que cuestionen de manera reiterada alguna situación, esto debido a que está procesando la noticia y toda la información que recibe en ella, por lo que es necesario mantener una actitud amorosa y de paciencia.

La experta comparte algunas recomendaciones para el proceso:

  • Comunicar la pérdida de manera clara considerando la edad y etapa de desarrollo de la niña o niños para que tenga posibilidades de asimilar la noticia.
  • Que la persona que transmita la noticia sea alguien cercana, con quien tenga antecedentes de una relación de afecto o simpatía.
  • Escuchar con atención las preguntas que la niña o niño haga y de acuerdo a sus inquietudes dar respuesta de manera tranquila acorde a su edad, para así evitar confusiones o un ambiente que lo estrese.
  • Fundamental evitar que sienta culpa y que piense que pudo tener una interferencia en la muerte de la persona.
  • Recomienda preguntar a la niña o niño si está de acuerdo con que reciba un abrazo o que le tomen de la mano, es fundamental que se sienta cómodo durante el proceso de contención emocional.

Se deben escuchar con atención las dudas de los niños / Foto: EFE


Historias de familias

Tres personas comparten la manera en la que han experimentado su pérdida; aquí sus testimonios:

Tío Lalo

“Decirles a mis hijos sobre su tío fue doloroso, tremendamente difícil… todo ha sido una pesadilla que no nos ha dejado tiempo para pensar”, comenta Cristina, quien comparte que la muerte de su cuñado por COVID-19 ha sido un proceso de sufrimiento familiar y agrega que: “él era muy cercano a mis dos hijos. Alan –mi hijo mayor- se afectó con la noticia, con Mateo pensamos que no lo resentiría porque está pequeñito, tiene 5 años, pero no fue así, sí sufre la ausencia, ya no lo ve en las tardes y me pregunta por él, se inquieta mucho. Lalo vivía en la casa de enfrente – hace una pausa y continúa- después de unos días entendimos que era una pérdida familiar y que necesitábamos todos ayuda”.

Abuelo Agustín

“No sabemos cómo se contagiaron, vivían en San Miguel de Allende, y él y mi mamá se enfermaron de COVID-19. Desafortunadamente, mi papá se puso grave muy rápido, y en pocos días se desencadenaron otras complicaciones, como una con el riñón. No hubo funeral, ni entierro, ni nada”, comparte Paola quien es mamá de Nicolás y Victoria quienes tienen 10 y 6 años de edad respectivamente, y añade que “ambos han vivido el estrés familiar, de repente comenzaron a hacerse pipí en la cama, tener terrores nocturnos e incluso, llorar o pelear por todo. Yo tengo un dolor enorme… infinito, el más grande que he tenido en mi vida, y no sé por dónde comenzar”.

Tía Ana Lucía

“Me preguntaban a diario ¿qué le pasó? ¿por qué no se pudo curar? ¿le dolió mucho? entre otras preguntas que me repetían una y otra vez; mis tres hijos tienen edades diferentes y cada quien lo ha sufrido diferente, al mayor lo que más le preocupa es la hija de Ana Lucía quien tiene su misma edad; me rompe el corazón cuando me dice de repente, como de la nada “mamá pobre Marijo… ¿qué vamos a hacer?”. Y sí, tiene razón, ¿qué vamos a hacer? Ana Lucía era mi amiga desde que tengo 15 años, por eso para mis hijos era su tía, que los vio crecer desde que los tuve en mi panza, la que no fallaba en los cumpleaños y sobre la que siempre les dije, si me pasa algo búsquenla a ella”.

¿En dónde buscar ayuda?

La organización Save the Children pone a disposición una plataforma de acceso gratuito para el acompañamiento de la niñez en duelo www.enduelo.org en la que hay diversos contenidos de consulta para entenderlo, además de recomendaciones, así como una línea de ayuda sin costo (800 600 6565) en la que profesionales de la salud darán guía y escucha a los adultos.

#LaNiñezImporta

  • Coordinación Pacto por la Primera Infancia




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