Kowloon, una ciudad que data del siglo XIX que está ubicada en Hong Kong, fue un lugar que formó parte de los territorios de la colonia británica para posteriormente ser reclamada por China en la Segunda Guerra Mundial. El enigmático lugar se volvió motivo de recopilaciones históricas, entre ellas, las narraciones fotográficas de Ian Lambot y Greg Girad, plasmadas en su obra "City Of Darkness" y que gracias a su trabajo fotoperiodístico, pudo preservarse la memoria de una verdadera ciudad gótica.
Debido a temas sociopolíticos, ningún gobierno intervino en su desarrollo, provocando que se autorregulará entre los habitantes; la mayoría de ellos inmigrantes de escasos recursos en búsqueda de un lugar asequible para vivir, así también lo narra la investigación de Sofia Quiroga F., investigadora de las Universidades de "Xi'an Jiaotong" y "Liverpool University".
Sacada como de una historia de cómic, se convirtió en una ciudad sin leyes, un sitio indescriptible que llegó a tener una población de hasta cincuenta mil personas viviendo en apenas una hectárea.
Por las condiciones en que nació el lugar, sin leyes o autoridad nació una especie de mini sociedad, donde la calma y la violencia existieron al mismo tiempo.
Entrepisos construidos inicialmente por madera y piedra, a medida que más personas necesitaron un lugar para habitar, se construyeron más y más cuartos, unos encima de otros, convirtiendo al lugar en una especie de muralla, llegando a tener edificios en bloques con más de 14 pisos de altura.
El lugar enigmático que hoy está extinto, llegó a albergar a 35 mil personas, donde convivieron dentistas, familias y hasta vendedores de estupefacientes. Por la falta de regulación, no contaban con servicios básicos y quienes llegaban a obtenerlos, lo conseguían de manera ilegal.
Una verdadera ciudad sacada de ficción, donde las partes más altas servían para darle sol a sus habitantes, ocupados por niños que subían a jugar, mientras que los pisos más oscuros eran burdeles o lugares llenos de personas con adicción a distintas drogas.
Sin embargo, tal como narran las descripciones de Girad y Labot, no contar con servicios básicos o infraestructura, hacía que las personas necesitaran unas de otras, generando comunidad entre sus habitantes. Algunos de los testimonios recopilados por los investigadores hablan de la unión y ayuda mutua que existía.
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Por otra parte, esta misma falta de autoridad, provocó que se crearan puntos de criminalidad donde nacieron burdeles, prostitución y venta de drogas. Increíble la forma en que podían coexistir la unión y la empatía, al tiempo que las perversiones y la oscuridad también se hacían presentes.
Pero como todo lo que sube tiene que bajar, tras varias crisis, entre ellas un incendio y muchas otras situaciones de riesgo la autoridad miro a Kowloon para ponerle un punto final a su historia.
Fue así que en la década de los 80 's el gobierno comenzó a negociar con sus habitantes para trasladarles a diversas viviendas o indemnizarlos en caso de demolición; finalmente en 1993 la ciudad fue demolida.
Hoy han pasado 31 años en que Kowloon dejó de existir, queda en la memoria de quienes pudieron conocerlo y en un capítulo de la historia de la humanidad. Un lugar bizarro en el que jugaban niños, al tiempo que a sus pies había un restaurante, un peluquero, un dentista o un burdel.
La ciudad gótica del mundo real, Kowloon, nos muestra las caras más oscuras que existen en los seres humanos y nos recuerda que la sociedad es un ente donde a pesar de la poca luz, siempre cabra un rayito de sol que traiga esperanza en los momentos más difíciles.