Migrantes, trabajadores rurales, ciudadanos de a pie. A ellos se dirige la aplicación china de videos cortos Kuaishou, que ya vale millones y es la otra cara de la moneda de su competidor TikTok, cuyos usuarios son más expertos en tecnologías y pertenecen a clases acomodadas.
El viernes, Kuaishou entró como una tempestad en la Bolsa de Hong Kong: prácticamente triplicando el precio y el grupo recaudó 4.500 millones de euros (5.410 millones de dólares).
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Kuaishou, que significa "mano ligera" en mandarín, es el segundo grupo chino para compartir videos en línea por detrás de ByteDance, propietario de TikTok y su versión china, Douyin.
La empresa afirma que el 70% de sus usuarios son personas comunes. En la campaña publicitaria, un vecino muestra su cotidiano fabricando platos caseros, u otro explica cómo hacer pasta dentífrica con ingredientes derivados de cactus.
La campaña de Kuaishou contrasta con la de Douyin, que invierte en grandes marcas, personalidades y usuarios esencialmente urbanos.
Con un fondo de verdes montañas, Lu Kaigang desfila mostrando sus últimas creaciones como un modelo: trajes de alta costura confeccionados exclusivamente con materiales reciclados, láminas de plástico particularmente.
El joven, de 22 años, con rostro andrógino habita en un pueblo de Guangxi (sureste). Así, desde un sitio remoto, Kuaishou constituye una ventana para mostrarse en todo el país.
Directos y regalos virtuales
Originalmente solo era una simple herramienta para crear 'gifs', imágenes animadas muy comunes en internet.
Ahora tiene casi 20.000 empleados. Con sede en Pekín, en los primeros nueves meses de 2020 facturó 40.700 millones de yuanes (unos 5.200 millones de euros).
La mayor parte de ingresos de Kuaishou proviene de transmitir videos en vivo: los usuarios pueden obsequiar objetos virtuales a las personas que se encuentran en escena y la aplicación recibe un porcentaje.
A Kuaishou también se le paga por cada compra realizada en las tiendas creadas en la aplicación por los usuarios.
El modelo económico de TikTok, en cambio, se basa principalmente en la publicidad.
Kuaishou "funciona esencialmente como un sistema de pago", señala el investigador Alex Capri de la Fundación Hinrich, organización independiente que monitorea el comercio global.
Pero, el torno se está apretando en las redes sociales y el sector tecnológico se encuentra bajo presión.
En noviembre, Pekín endureció las reglas sobre la transmisión en directo y los menores de 18 años ya no pueden hacer regalos virtuales.
Kuaishou advirtió la semana pasada que estas nuevas regulaciones podrían provocarle "consecuencias negativas".
Casi desconocido fuera de China, Kuaishou está presente en el exterior a través de Zynn, una aplicación que dio que hablar en la primavera pasada al remunerar a sus usuarios norteamericanos que la recomendasen. Un sistema muy común en China: pagar para arrebatar usuarios.
Pero, según Capri y otros expertos, Kuaishou puede sufrir en el exterior dificultades similares a las de TikTok, muy popular entre la juventud estadounidense, a la que Donald Trump puso en una lista negra por espionaje.
De acuerdo con la ley china, las empresas deben colaborar con las autoridades en cuestiones de seguridad. Capri señala: "en tanto Kuaishou se atenga a esas exigencias, será considerada como una empresa estatal".
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