¿Te imaginas ir al mar y pescar basura? Esta es una iniciativa que organizaciones medioambientales están tomando en serio, debido a que cada vez hay más basura en nuestros mares. De acuerdo con Greenpeace, cada año se lanzan más de 13 millones de toneladas de plásticos al océano, por lo que se calcula que para el año 2030 habrá más plástico que peces en el mar y que aproximadamente el 99 por ciento de las aves marinas habrán ingerido este material.
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El problema se torna más serio si se toma en cuenta que los efectos nocivos de todos los contaminantes que están en el mar incrementan la degradación de los hábitats y, por lo tanto, la mortalidad de las especies marinas. No obstante, también traen consigo repercusiones sociales y económicas en toda la comunidad costera que depende del mar, el turismo y la pesca.
Pero el asunto no para ahí. De la basura marina se desprenden microplásticos que, al integrarse a la alimentación de algunas especies de peces se transfieren al ser humano al consumir dichos animales, lo que ha levantado una alerta para la salud, debido a que los recursos marinos funcionan como una fuente vital de alimentos para las personas.
Existen dos formas en las que se generan los microplásticos: o son fabricados, como las microfibras de la ropa, o se crean cuando las olas y la luz del sol rompen piezas de plástico más grandes.
Por ello, el oficial de la Industria Pesquera de la FAO, Petri Suuronen, alertó que estos microplásticos “transportan contaminantes tóxicos y representan un riesgo real para la seguridad alimentaria y la salud humana si entran en la cadena alimentaria a través de los peces que comemos”.
¿Pesca de plásticos?
Por esta razón, muchas organizaciones han tomado como una de sus principales acciones la pesca de plásticos, que suele ser impulsada a través de torneos o concursos entre equipos conformados por voluntarios, en donde se ofrece una recompensa a quien más kilos de basura saque del mar.
Un ejemplo de lo anterior lo dio el Grupo Modelo, que el pasado 12 de junio realizó el Campeonato de Pesca de Plástico a nivel nacional, el cual se celebró en la comunidad pesquera de Mazatlán, Sinaloa, en donde con la participación de alrededor de 30 embarcaciones en las costas, se logró recolectar dos mil 904 kilos de plástico en tan sólo cuatro horas.
De acuerdo con la empresa, dicho certamen se realizó en la Puntilla, Mazatlán, una playa que se ha caracterizado por tener una problemática de acumulación de plásticos.
Quien se llevó el premio gordo fue la embarcación “Alejandro”, que logró sacar del mar 319 kilogramos de basura y se llevó a casa 15 mil pesos como premio por su gran esfuerzo.
El segundo lugar fue para una embarcación que recibió el nombre de “Melisa” y que logró sacar del mar 212 kilogramos de basura, por lo que obtuvo un premio de 10 mil pesos. Asimismo, el tercer lugar le correspondió a la embarcación “Moana Tequila”, con una recompensa de cinco mil pesos por sacar 200 kilogramos de basura del mar.
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Las acciones que este grupo impulsó durante ese concurso no pararon ahí. Uno de los objetivos principales del evento fue que existirá una conexión entre pescadores con los centros de acopio locales para que, a partir de ese momento, en cada una de sus jornadas pesqueras recolecten también el plástico que saquen del mar y puedan darlo a cambio de un ingreso económico extra.
Por ello el campeonato no sólo buscó limpiar un poco la zona costera, sino que también decidió impulsar el modelo de una economía circular en el ámbito local y sembrar en la industria pesquera o al menos en los pescadores, una conciencia sobre la contaminación de los océanos.
A través de la difusión de las redes sociales, la respuesta de los internautas fue tan buena que existieron incluso algunas propuestas de que el Campeonato de Pesca de Plástico se extendiera a lo largo y ancho del país.
Océanos libres de basura
Quizá una de las razones más importantes para procurar el cuidado entre los océanos y los mares resulta en que dichos espacios son capaces de regular el clima del planeta y además constituye una fuente importante de nutrición.
De igual forma, dentro de los mares también se encuentran ecosistemas como los manglares, pastos marinos y marismas que son considerados ecosistemas de carbono azul, los cuales brindan protección de las costas, la purificación del agua, el sustento de las pesquerías, la conservación de la biodiversidad y el secuestro del carbono. El deterioro de dichos espacios no sólo disminuiría su capacidad de captar carbono, sino que además produciría emisiones a la atmósfera del carbono ya almacenado.
Pero las competencias de pesca de plásticos no son exclusivas del Grupo Modelo. Existen varias organizaciones ambientalistas que suelen realizar dichos concursos, tal es el caso del Torneo Local de Pesca de Plásticos, que se celebró el pasado 3 de julio en las bahías de Huatulco. La dinámica era viajar a través de las aguas en pareja o de forma individual en un kayak.
Durante el torneo, de acuerdo con el delegado regional de la Secretaría de Turismo de Oaxaca, Raúl Sinobas, participaron 116 competidores en la contienda, quienes recorrieron nueve playas que conforman el complejo natural de las bahías de Huatulco y recogieron toda la basura que llega por las corrientes marinas entre las que se encontraron múltiples botellas de pet provenientes de Guatemala.
Los residuos recuperados conformaron un total de 1.5 toneladas de basura y plástico en la zona litoral del estado.
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Entre algunos de los premios que fueron promovidos por prestadores de servicios de los lugares turísticos como hoteles y restaurantes, se encontraron comida buffet y un día y una noche en alguno de los hoteles de la zona.
Por ello, el funcionario aseguró que este evento se realizará cada año al iniciar la temporada vacacional, debido al impacto y la respuesta que tuvo en su primera edición y aseguró que otros estados se sumarán a esta actividad ecológica para realizar una mega limpieza en los mares de todos los destinos turísticos del país en 2022.
“Esta acción no tiene igual porque promueve una cultura ambiental de la sociedad, además de que ayuda a mantener las playas limpias de basura”, mencionó Sinobas Solís.
En un recuento del primer Torneo Local de Pesca de Plásticos en Huatulco, los organizadores indicaron que, del total de la recolección, que fueron siete mil 783 piezas, el 50.3 por ciento de ellas son reciclables, el 0.7 por ciento son residuos orgánicos, 47.1 por ciento residuos inorgánicos y el 1.9 por ciento son residuos sanitarios biológico infecciosos y peligrosos.
De estos últimos se encontraron jeringas, agujas, pañales, papel sanitario, preservativos, toallas, botes de agroquímicos, pilas, unicel, fibra de vidrio y cubrebocas.
Entre los residuos orgánicos se encontraron animales muertos, cocos y desechos de comida.
Mientras que en los residuos reciclables encontraron botellas de plástico, botellas de vidrio, cartón, corcholatas, envases de Tetrapak, latas de aluminio, latas de fierro, llantas, metales, papel y taparoscas.
Asimismo, en los residuos inorgánicos, que fueran un total de tres mil 666 piezas, se encontraron accesorios personales, plástico blando, pedacería de vidrio, colillas de cigarros, desechables, envolturas de galletas y papas, plásticos duros, popotes, redes de pesca y anzuelos, restos de papel aluminio, ropa o tela, zapatos, chanclas, tenis, entre otros.
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La acción no para ahí
No obstante, las acciones para detener o aminorar el impacto de la basura en el mar no sólo dependen de la pesca de plásticos, sino también de las acciones individuales y colectivas tanto de la sociedad, así como de las industrias y los gobiernos que se enfoquen en reducir el consumo de plásticos de un solo uso y evitar que estos plásticos terminen como desechos en los mares y los océanos.
De acuerdo con la ONU, en el año de 1950 la población mundial, que constaba de dos mil 500 millones de habitantes, produjo 1.5 millones de toneladas de plástico, mientras que en el 2016 la población estimada de 17 mil millones de personas produjo 300 millones de toneladas de desechos plásticos, los cuales evidentemente trajeron graves consecuencias para plantas, animales y ecosistemas marinos.
El incremento del consumo de plástico, junto con las insuficientes acciones traen como resultado un planeta cada vez menos habitable para las nuevas generaciones, quienes se verán forzadas a tomar acciones drásticas.
Tal es el caso de Nina Gomes, una niña de tan solo cuatro años que con unos lentes de sol color rosa sale de la mano de su padre a recoger basura del agua a lo largo de las playas de Río de Janeiro, según relata la agencia de noticias Reuters.
"Ella ya es una mini defensora del océano", dice su padre, quien se embarca junto con su pequeña en una tabla de remo y se dirige hacia las contaminadas aguas de la Bahía de Guanabara de Río. Al llegar al lugar es hora de trabajar, así que Nina y su padre comienzan a tomar botellas y bolsas de plástico y las colocan en una red de malla.
Nina tiene bien claro cuál es la razón por la que ella se adentra en el mar para recoger basura: "porque (de lo contrario) los peces y las tortugas mueren", asegura.
El padre de Nina se inspiró en su nacimiento para fundar el Instituto Mar Urbano, un grupo que se dedica a la lucha contra los desastres marinos.
Además, al inculcar dicha labor a su hija, Gomes espera inspirar amor y empatía en otras personas y que así sea posible romper la apatía de la población que rodea la protección ambiental en Brasil.
"Los niños que se crían solo en concreto no se convertirán en defensores de la naturaleza, del océano", precisó Gomes.
Basura viajera
La contaminación del mar no sólo sucede de manera local, debido a sus grandes y eternos oleajes la basura plástica viaja kilómetros hasta llegar a otros países. En 2020 Greenpeace publicó un reporte llamado Impacto de la Contaminación por Plásticos de Áreas Naturales Mexicanas Protegidas en donde se encontró evidencia científica de que la basura plástica llegó a ecosistemas y escenarios estratégicos y vulnerables en el país.
La organización aseguró que estos desechos, que matan a millones de animales marinos, proceden de 12 países de distintos continentes.
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La investigación se centró en evaluar ocho Áreas Naturales Protegidas del Caribe Mexicano y el Golfo de México, en donde más de 815 piezas plásticas fueron recolectadas, de las cuales se lograron identificar con claridad a 29 piezas. De ellas, siete provenían de México, siete de Estados Unidos, cuatro de República Dominicana, dos de Colombia y una pieza de Ecuador, Guatemala, Puerto Rico, Francia, Italia, Singapur y Turquía, respectivamente.
Para el resto de las piezas no fue posible obtener información que ayudara a definir su procedencia.
De esta manera, el estudio demostró que la contaminación por plásticos en el mar tiene alcances locales, regionales y globales, por lo que los ecosistemas marinos en todo el mundo se encuentran en peligro e hizo un énfasis en los océanos mexicanos, los cuales son caracterizados por ser el refugio de cientos de peces gracias a su biodiversidad marina, entre las que podemos encontrar tortugas, ballenas, peces y bacterias.
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