En la actualidad, la mayoría de los países en el mundo prohíben el consumo y comercialización de drogas, salvo algunas excepciones como la mariguana; sin embargo, hubo una época en la que México permitió el consumo.
La guerra contra las drogas es una constante casi en todo el mundo, pese a que ha constado miles de muertes y no ha conseguido frenar el consumo de sustancias prohibidas.
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Lázaro Cárdenas y el Reglamento de Toxicomanías
Durante el último año del sexenio de Lázaro Cárdenas, 1940, entró en vigor el Reglamento Federal de Toxicomanías, con lo que el consumo, posesión y venta de drogas dejaron de castigarse, mientras que el Estado monopolizó la distribución de estas sustancias.
La idea del gobierno cardenista era dejar de tratar a los adictos como delincuentes y asumir su dependencia como una enfermedad. A partir de esta lógica, el entonces Departamento de Salubridad Pública comenzó a operar dispensadores, donde se entregaban las dosis de varias sustancias psicoactivas como parte de un tratamiento para terminas con la adicción del consumidor.
De acuerdo con Benjamin Smith, profesor de Historia de América Latina especializado en historia moderna de México, los bajos precios con los que el Estado comercializaba sustancias como mariguana, cocaína y heroína, golpearon las ganancias por el tráfico ilegal.
Asimismo, Smith explica que incluso los sectores conservadores de la política y la sociedad mexicana consideraron un éxito la política a adoptada por el cardenismo.
Sin embargo, a pesar de los buenos resultados que mostraba esta nueva manera de abordar el problema de las adicciones, seis meses después de que entrara en vigor, la iniciativa se vino abajo.
El papel de EU en el fin de la legalización
La versión oficial apunta hacia la Segunda Guerra Mundial como el responsable de la interrupción en el flujo de narcóticos hacia México, lo que volvía inviable el suministro desde el Estado.
No obstante, Benjamin Smith señala que la política de Estados Unidos respecto a las drogas fue la verdadera responsable del fracaso al sur del Río Bravo.
Según indica el catedrático, el Buró Federal de Narcóticos —el antecedente de la Administración de Control de Drogas (DEA)— impulsó un embargo a las exportaciones de morfina y cocaína, basándose en la Ley de Importación y Exportación de Estupefacientes.
Esta ley permitía suspender las importaciones cuando considerara que las sustancias psicoactivas no sería utilizadas con fines médicos o de investigación.
La teoría detrás de la legalización
El doctor Leopoldo Salazar Viniegra es uno de los personajes que dio marcha a esta forma de lidiar con las drogas en la sociedad, que buscaba dejar atrás el punitivismo.
La iniciativa del doctor no era un simple experimento, el doctor realizó una serie de estudios para demostrar que el consumo de sustancias no estaba directamente ligado a un incremento de la criminalidad, sino que eran precisamente los altos precios generados por el tráfico ilegal lo que llevaba a los adictos a delinquir para mantener su dependencia.
Asimismo, Salazar señalaba el papel corruptor de la ilegalidad de las sustancias, ya que los traficantes compraban protección por parte de las autoridades.
La propuesta y la teoría detrás del discurso de Salazar Viniegra estaba, en muchos sentidos, adelantada a su época, lo que se refleja en que los discursos actuales señalan los mismos problemas sobre el prohibicionismo del consumo de sustancias psicoactivas.