Luego de una semana, artista francés sale de su sarcófago

Agencia AFP

  · jueves 2 de marzo de 2017

Abraham Poincheval podía comunicarse con el exterior a través de una juntura de su caparazón de piedra, y se alimentaba esencialmente de sopas y líquidos.

Luego de una semana encerrado en un nicho tallado en el interiorde una roca de doce toneladas, el artista francés AbrahamPoincheval, de 44 años, salió "un poco aturdido" de su"sarcófago" instalado en el museo del parisino Palacio deTokio.

El artista "performer" apareció a la hora establecida delantede un bosque de cámaras y aparatos de foto, un poco vacilante.

El artista entró en esta especie de sarcófago talladoespecialmente en forma de silla con una cavidad para extender losbrazos y permitir algunos movimientos que fue instalada en elsótano del Palacio de Tokio.

Las dos mitades de la roca fueron unidas hace una semana yPoincheval inició entonces lo que calificó como un "viaje alinterior de la piedra", y "especie de cristalización ofosilización".

"El corazón de la piedra fue tallada como mi silueta, un pocomás grande para permitir algunos movimientos. Hay algunascavidades a los lados para almacenar agua, para las necesidades...Del otro lado, los alimentos, esencialmente líquidos, sopas",había explicado Poincheval antes de iniciar su "viaje".

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El "performer" era filmado por una cámara infrarroja en elinterior de la piedra y las imágenes fueron difundidas en unmonitor que permitieron al público seguir en directo lo quesucedía.

"En esta piedra viajo sin moverme, como un astronauta, un pococomo en una balsa. No me siento para nada oprimido", contó elartista.

Abraham Poincheval podía comunicarse con el exterior a travésde una juntura de su caparazón de piedra, desde donde le llegabael eco de los visitantes del Palacio de Tokio.

"La cosa más difícil es organizar el sueño. Nunca sé siduermo o no, es muy extraño. Tengo algo de conciencia del tiempo,en relación a la apertura del museo, ya que escucho sonidosdiferentes, pero ninguna noción del día y de la noche", contó elartista.

Los visitantes, fascinados, le hablaban, le leían poemas,contaban incluso sus pesadillas. Un joven incluso tocóguitarra.

Este no es el primer encierro de Poincheval. Ya pasó ocho díasen un agujero debajo de una piedra de una tonelada y dos semanas enel interior de un oso embalsamado.

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