Actualmente existe una estación llamada San Antonio Abad, por la cual ingresan al metro de la Ciudad de México miles de usuarios para abordar la Línea 2. Sin embargo, esto no fue siempre así, pues la estación comenzó a dar servicio el 1 de agosto de 1970, cuando fue inaugurada.
Antes de su inauguración, cerca a la estación estaban un Templo y el Hospital de San Antonio Abad, el cual inspiró al nombre, gracias a la historia de los Antoninos que en 1628 les concedieron un predio para construirle el templo al santo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Templo de San Antonio Abad no era una iglesia común, pues con el tiempo se hicieron modificaciones que permitieron atender a enfermos de lepra.
¿Cómo era el Templo de San Antonio Abad?
El texto Reglares de San Agustín, del Instituto de San Antonio Abad. Templo y Hospital en México del INAH explica que el templo original se construyó en 1628 a forma de convento con un hospital.
Sin embargo, en 1687 se construyó el templo como tal y se aprovechó para ampliar el hospital, pues este atendía “el mal de San Antonio” también conocido como “el mal leonino”, es decir la lepra, una de las enfermedades más contagiosas de dese entonces, la cual causaba “fuertes dolores”.
De acuerdo con el INAH, la lepra surgía por comer pan de centeno contaminado por la planta cornezuelo. La enfermedad provocaba malestares como “dolores quemantes”, anemia, necrosis en orejas, nariz o dedos; así como convulsiones.
Los enfermos de lepra recibían atención especializada en el hospital de San Antonio, pues tenían un médico, una enfermera, un cirujano y un portero que atendían sus peticiones.
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Del 17 al 28 de febrero, los enfermos veían a través de sus ventanas una fiesta, pues en el templo de San Antonio Abad, ubicado al lado del hospital, cada año se celebraban las “bendiciones de San Antonio”, en las que adornaban a animales para que recibieran la bendición que los libraría de la lepra y enfermedades contagiosas.
Con el tiempo, a los animales adornados con listones y flores se les sumaron los niños y adultos, quienes también recibían la bendición y se quedaban a la rifa de un cerdo. Al salir de la iglesia, los asistentes aprovechaban para comprar pulque y comida, frente al templo.
Frente al templo de San Antonio Abad se reunían “bailadoras”, las cuales junto al pulque fueron las causantes de que se prohibieran las “bendiciones”, según detalla el INAH.
En 1821, cumpliendo con las disposiciones sobre la supresión de las órdenes hospitalarias las instituciones dejaron de ser administradas por la iglesia y pasaron a manos del Ayuntamiento, por lo que años después, en 1842 el gobierno decidió vender primero el convento, luego el templo y conservaba el hospital.
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Sin embargo, en 1963 el hospital fue completamente destruido y los restos pasaron a ser propiedad de la Nacional Financiera. Por su parte, en 1981 el templo fue cerrado por problemas estructurales, y actualmente se mantiene así a raíz de los sismos que han azotado la Ciudad de México.