El dióxido de carbono o Co2 es uno de los principales gases de efecto invernadero que, si bien es parte de la atmósfera, el aumento de sus emisiones como resultado de las actividades humanas contribuye al calentamiento global. Sin embargo, para intentar disminuir el problema, Noruega planea almacenarlo en un “cementerio” marino.
El jueves 26 de septiembre, el país europeo inauguró una bóveda submarina para el dióxido de carbono, el primer paso antes de poner en marcha el primer servicio comercial de transporte y almacenamiento de C02 a nivel mundial.
Los creadores del Northern Lights, como nombraron al proyecto, planean capturar las emisiones de CO2 liberadas por las fábricas de Europa y enterrarlas al fondo del mar.
Pero, ¿cuál es el proceso para que el CO2 no llegue a la atmósfera?
Así planean "enterrar" el CO2 en el mar
La primera terminal terrestre, que se inauguró este martes a orillas del Mar del Norte, es una pieza clave para el proceso de almacenamiento submarino de CO2.
El proyecto Northern Lights consiste en transportar en barco el CO2 en estado líquido, de las fábricas europeas hasta la terminal ubicada en la localidad de Øygarden. Una vez ahí se inyectará a través de una tubería, a un depósito que se encuentra a una profundidad de 2 mil 600 metros bajo mar.
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Si bien la captura y almacenamiento de carbono es un proceso caro, este proyecto cuenta con el respaldo del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
Se tiene planeado que el Northern Lights logre enterrar las primeras toneladas de CO2 en 2025. El almacenamiento inicial es de 1.5 millones de toneladas, que podrá aumentarse hasta 5 millones si hay demanda del servicio.
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Aunque este es un servicio de transporte de CO2, en Europa existen proyectos de almacenamiento parecidos. Uno de los ejemplos es el Greensand, frente a las costas de Dinamarca, pionero en el almacenamiento de dióxido de carbono proveniente de otros países.
Con información de EFE