Los fuertes vientos que llegaron a la Ciudad de México desde el pasado 21 de mayo, causaron que letreros, algunas estructuras y árboles colapsaran en distintas zonas de la ciudad, pero además trajeron consigo una nube de polvo proveniente del Sahara.
A pesar de que este fenómeno es común y se espera cada año durante los meses de julio y agosto, este polvo de desierto causa ciertas afectaciones para quiénes lo respiran.
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Anteriormente, en los comienzos de la pandemia por Covid-19, hubo alerta por parte de la población, ya que las partículas que estaban en el aire de la ciudad podrían afectar a las personas con enfermedades respiratorias, mismas que también causa el virus del Covid.
En ese momento, el epidemiólogo Hugo López-Gatell explicó los daños a la salud que el polvo podría causar a la población que ya padece enfermedades como el asma y enfisema o bronquitis crónica.
“Las partículas tienen un tamaño de entre 2.5 y 10 micras, que son las partículas respirables. Entonces, pueden entrar por nariz y boca al momento de respirar y alojarse en la tráquea, en los bronquios o llegar incluso en menor tamaño las 2.5 hasta los terminales, los bronquios y los alvéolos en los pulmones", apuntó López-Gatell.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), explica que la razón por la que resulta dañino para el cuerpo respirar ese polvo, es porque al pasar por distintas áreas, trae consigo contaminantes.
Debido a eso, al entrar en el cuerpo puede causar alergias, en un caso leve, y crisis asmáticas, si la situación se agrava.
¿Qué medidas debo tomar?
De acuerdo con la OMS, lo más recomendable es permanecer dentro de las casas si no existen razones urgentes para salir, además de cuidar a familiares que presenten enfermedades respiratorias ya mencionadas.
Al mismo tiempo, personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y niños, ya que son un sector de la población vulnerable.
En caso de que tengas que salir, lo mejor es que se mantenga el uso de cubrebocas o un pañuelo húmedo, cubriendo nariz y boca en todo momento.
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Si se llega a sentir que partículas de polvo se alojan en los ojos, simplemente lave con abundante agua la zona afectada, preferiblemente agua potable o hervida y previamente es necesario lavar las manos.
Finalmente, cubrir cualquier recipiente que contenga agua para uso en casa para que no entre en contacto con las partículas.