La pandemia mundial de Covid-19 provocó, a parte del distanciamiento, que la sociedad mundial se arraigara a nuevas costumbres en torno a su propia seguridad. Las medidas comenzaron a aplicarse y a la población no le quedó más que seguir las normas para salvaguardarse del letal virus.
➡️ Un caso ejemplar de ciencia ciudadana
Durante los meses posteriores al primer caso positivo en México, comenzaron a implementarse diferentes normas de prevención para evitar contagios del virus SARS-CoV-2, desde el uso de gel antibacterial, hasta medidas poco creíbles como la que señalaba que la barba de los hombres retenía el virus causante del Covid-19.
Mientras el tiempo avanzaba, pero la incidencia de casos permanecía, los avances en la investigación del virus permitieron que se confirmaran o desmintieran qué medidas eran verdaderamente funcionales para mitigar la propagación.
Gracias a ello, algunos protocolos de prevención, como el de la barba de los hombres, la desinfección de artículos a través de aerosoles y el tapete sanitizante fueron desmentidos de su eficacia por autoridades de la Secretaría de Salud (SSa) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), para combatir la propagación del virus.
Cambio en el comportamiento de la sociedad
En entrevista con El Sol de México, el Maestro en Psicología, Manuel González, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalló que las medidas poco eficientes de prevención Covid penetraron en el día a día de la sociedad debido a un método de defensa que tiene el sistema nervioso del humano.
"Ante una amenaza se presentan dos posibles respuestas en el comportamiento humano: el miedo y la huida. Nuestro sistema nervioso - sin que nosotros lo notemos - hace una evaluación de la amenaza y se prepara para la defensa o huida de ésta", comentó al respecto el Maestro.
Abundó que, una vez que se inició con la aplicación de estas medidas, el comportamiento del humano se vuelve defensivo, por lo que se ve orillado a utilizar todas las herramientas que consideraba necesarias para salvaguardar su integridad.
"El confinamiento provocó un cambio de rutina en la sociedad y tomamos un comportamiento de huida ante la amenaza, pues la mayoría se quedó encerrado en su casa. Pero cuando las medidas comenzaron a flexibilizarse se presentó un efecto de péndulo para compensar el encierro, cada vez había más reuniones y encuentros sociales, pero esto se presentó porque en los medios masivos la sociedad comenzó a percibir la reactivación social”, comentó.
Pero ¿Por qué aún aplicamos las medidas que no son tan útiles?
El Maestro González apunta que, a pesar de que algunas medidas de prevención no sean tan útiles, la sociedad las continúa aplicando como un sistema de prevención, pues gran parte de ésta sufrió de alguna pérdida o infección por el virus.
"Es por esto que en su mente aún se tienen activadas las alertas ante esta amenaza y esto conlleva a seguir utilizando el tapete o el aerosol desinfectante, a pesar de que las autoridades señalaron que ambas medidas no son del todo útiles para mitigar el Covid", comentó al respecto.
La población mundial está en constante adaptación, señala el especialista, por lo que es necesario escuchar, ver o percibir qué medidas son útiles y cuáles no. Si "las malas medidas" siguen presentes en la rutina diaria la población continuará aplicándolas.
"Si a una persona que visita un centro comercial le ponen un tapete sanitizante, su mente en automático le dirá que lo utilice. En cambio si este objeto es removido el ser humano lo pasará por alto", apuntó el académico.
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Por otro lado, señala que la población en múltiples ocasiones sigue el ejemplo de las figuras públicas de su confianza.
"Un ejemplo interesante que se presentó durante el pico más alto de la pandemia fue cuando presidentes como Jair Bolsonaro (Brasil) o nuestro propio presidente López Obrador, aparecían en eventos públicos sin respetar el uso del cubrebocas, que es fundamental.
Esto provocó que algunos mexicanos confiaran en el actuar del mandatario y dejaran de utilizar la mascarilla. Sin embargo tiempo después se conoció que AMLO y, en otro ejemplo (Hugo) López Gatell eran positivos al virus. Esto hizo que se activaran las alarmas en la población y comenzaran a utilizar con mayor frecuencia el cubrebocas".
¿Se pueden cambiar los malos hábitos que dejó el confinamiento?
Al respecto el académico de la UNAM señala que los malos hábitos de prevención que dejó el confinamiento continuarán presentes entre la población hasta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señale que la pandemia ha sido controlada. Posteriormente la sociedad deberá pasar por un nuevo proceso de aprendizaje y un reacomodo de sus costumbres.
"Este proceso de aprendizaje de defensa aún no ha terminado. Actualmente sigue la incertidumbre sobre el virus, sobre todo cuando se confirman nuevas variantes. Pero una vez que la OMS confirme que se controló la pandemia se regresará a las actividades que se consideraban normales, como removerse la mascarilla y saludarse con un abrazo o de beso, pero estas deberán presentarse paulatinamente", comentó
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Por último, el Maestro Manuel González asegura que no todas las costumbres que dejó la pandemia son de prevención, sino también de eficacia, como lo es el home office que "demostró que la clase trabajadora puede ser igual o incluso más eficaz si trabaja desde casa".