Algunas personas recurren a consumir bebidas energéticas cuando se sienten cansados, al querer aumentar su energía para lo que resta del día, o para dar lo mejor de sí en actividades deportivas.
Las bebidas energéticas aumentan el rendimiento, pero sus efectos en corto y largo plazo no son benéficos para la salud, de acuerdo con Mariana Valdés, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza para Gaceta UNAM.
Pese a lo riesgosas que son para la salud, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) informó que estas bebidas son consumidas por lo menos una vez por semana por mayores de 18 años.
¿Cuáles son los riesgos de consumir bebidas energéticas?
De acuerdo con la especialista de la UNAM, el consumir bebidas energéticas ocasiona nerviosismo, inquietud e irritabilidad, debido a que tienen una alta concentración de cafeína.
Las bebidas energéticas también contienen altas dosis de azúcar que, sumados con la cafeína, al consumirlas hacen que las personas se sientan alertas mediante “un pico de actividad” que termina rápidamente, por lo que se vuelven adictivas u ocasiona que se necesiten consumir más para tener un efecto similar al del inicio.
Sumado a ello, la Facultad de Medicina de la UNAM advierte que las bebidas energéticas no deben ser consumidas por personas que padecen ansiedad, pues les puede generar ataques de pánico, agitación, crisis nerviosas, insomnio y otros trastornos del sueño.
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Además, en personas que padecen hipertensión y enfermedades del corazón puede elevarles “peligrosamente” la presión arterial y provocarles ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
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Y, el consumir bebidas energéticas frecuentemente incrementa las probabilidades de padecer enfermedades asociadas con los altos niveles de glucosa en la sangre, como diabetes y obesidad.