Mantener la privacidad y la concentración en lugares de trabajo y espacios híbridos se ha convertido en una necesidad, sobre todo en entornos con mucho ruido y movimiento como oficinas, hoteles o aeropuertos.
Para muchas compañías se ha vuelto un reto mejorar el ambiente donde trabajan sus empleados, tanto para mejorar su bienestar físico y mental como para mejorar su productividad y motivación, las cuales disminuyen en entornos laborales con elevada contaminación acústica.
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Una de las tendencias en auge para solucionar este problema son los llamados "puntos burbuja", que son cabinas modulares, personalizables y acristaladas para una, dos y cuatro personas, con conectividad integrada y equipadas con distintos accesorios.
Estas cabinas, también denominadas Qyos (tomando su nombre de la isla griega de Quíos), incluyen elementos de PET reciclado, y pueden montarse y desmontarse con rapidez y facilidad, gracias a sus elementos de ajuste rápido, preciso y su sistema de clipado que no requiere el uso de herramientas, según su diseñador y fabricante, que es la empresa Actiu.
Su estructura se basa en bastidores de acero y perfiles de aluminio extrusionado; su puerta se orienta en diferentes direcciones adecuadas al empleo que se le va a dar y su acabado incluye distintas opciones de revestimientos, textiles y materiales melamínicos y de resina texturizada.
Además, las cabinas Qyos destacan por el confort lumínico, acústico, respiratorio y electrónico que ofrecen y que aportan respectivamente su iluminación LED de bajo consumo.
Calma en medio del ajetreo
Estos "puntos burbuja" son ideales para disfrutar de momentos de privacidad, hacer llamadas sin molestar a los demás ni ser molestado, mantener reuniones presenciales o virtuales y centrarse en tareas que requieren mucha concentración, durante el trabajo, de acuerdo con Soledat Berbegal, directora de Marca de Actiu.
La directiva señala que estos puntos ofrecen espacios de calma y refugio en entornos de actividad intensos y colaborativos y que no sólo facilitan la productividad del empleado, sino además que “le aportan un bienestar real, porque el ruido perturba, lleva a una gran insatisfacción y no favorece el enriquecimiento laboral”.
“La cabina puede facilitar el día a día de las personas, y en el caso de quienes presenten alguna neurodiversidad o un exceso de estrés, es el lugar ideal para centrarse y calmarse”, asegura.
Consultada sobre durante cuánto tiempo se recomienda permanecer dentro de un ‘punto burbuja’ y cada cuánto conviene hacer pausas y salir de ella, Berbegal considera que 45 a 50 minutos sería un máximo de permanencia adecuado, atendiendo sobre todo a conseguir resultados óptimos en trabajos de concentración.
Su uso más habitual
“Sin embargo, en un entorno de trabajo con muchas personas interesadas en utilizar estas estructuras modulares, lo habitual es que estas cabinas sean utilizadas por períodos más cortos, por ejemplo, diez minutos de conversación telefónica, o 15 minutos de reunión, videoconferencia o trabajo concentrado”, argumenta.
Berbegal comparte que en el trabajo del día a día es conveniente cambiar de postura, moverse, alternar distintos tipos de trabajo y cambiar de espacios físicos para abordarlos.
Por ejemplo, “cuando intentas concentrarte y no acabas de lograrlo, es necesario parar y dejar esa tarea durante 5 a 10 minutos para mover el cuerpo, distraerse mirando la ventana, descansar sin utilizar dispositivos digitales, estirarse, caminar, tomar un café, ir al baño, comer algo, salir a la terraza, hacer relajación o simplemente beber agua”, destaca.