Cuando se cambia un suelo cubierto de vegetación natural a otro con fines de aprovechamiento humano para expansión urbana se pueden presentar problemas de salud considerables, aseguró el director del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Diego Pérez Salicrup en la gaceta universitaria.
El especiliasta explicó que en medida en la que las ciudades y zonas agrícolas crecen y se disminuye la cobertura general natural como consecuencia, las especies que viven en ecosistemas forestales tienen menos espacio por lo que reducen sus poblaciones, lo que podría ocasionar que las enfemedades que los afectan, muten para convertirse en enfermedades que afecten al humano.
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“Tenemos que ser conscientes que la actividad humana, causante de una pérdida de cobertura natural de forma irreversible, tarde o temprano se refleja en un aumento de la cantidad potencial de enfermedades que nos afectan como especie. La forma de evitarlo es tratar de favorecer la integridad de los espacios naturales”, subraya.
Un ejemplo de ello es la gripe aviar, que comienza en alguna especie que puede mutar, afectar a aves silvestres y luego a aves de corral y otros vertebrados.
El investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM, Samuel Ponde de León descacó durante el Simposio Internacional de Bioética, organizado por el Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, que no se debe esperar a que el virus se transmita a humanos y que la densidad poblacional y la movilidad crean nuevas rutas de transmisión.
“El universo microbiano y la evolución determinan riesgos en continuo cambio. Es inapropiado seguir asumiendo una visión antropocentrista. Nuestra vida en la Tierra tiene que ser concebida en función de especie, en colaboración, competencia o el mejor equilibrio posible con las otras especies”, dijo.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el desarrollo rápido de la urbanización sin planificación tiene efectos negativos en la salud social y mediambiental que afecta sobre todo a las poblaciones más vulnerables.
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"Las ciudades pueden experimentar temperaturas entre tres y cinco grados centígrados más altas que las zonas rurales circundantes, debido al llamado efecto de islote térmico urbano generado por las grandes superficies de hormigón y la falta de cubierta vegetal", detalla la organización.