En el cártel que anuncia la película de Barbie se lee: “Ella lo es todo. Él es solo Ken”. La versión de este mismo anuncio en Francia tiene una anécdota graciosa que más que un error parece un truco intencional de marketing.
Al traducir el eslogan, “Elle peut tout faire. Lui, c’est juste Ken”, brinca el doble sentido en ese idioma, pues “ken” es una palabra que utilizan en ese país para referirse a “coger”. Así que la frase se leería: “Ella puede hacer todo. Él, sólo sabe coger”.
Un juego de significados que resulta bastante conveniente para promover la cinta, como han reportado varios medios internacionales.
Las referencias a la sexualidad que se hacen en la película protagonizada por Margot Robbie son parte de la propia historia de la muñeca, pero la crítica al patriarcado es algo que no nos esperaríamos en un rosa tan brillante.
Esa crítica a un sistema dominado por hombres sólo podía ser guiada por un personaje como Ken que, en Barbieland, es un ciudadano de segunda categoría, sin casa ni auto y mucho menos trabajo, es decir, el mundo al revés de lo que por mucho tiempo han vivido las mujeres en el mundo real.
La historia cuenta que Mattel comenzó a producir al muñeco Ken porque las seguidoras de Barbie pedían que ella tuviera una pareja. Así que en 1962, justo dos años después del lanzamiento de la muñeca, la empresa presentó a su novio: Kenneth Carson.
Frente a los soldados de acción G.I. Joe que se ofrecía a los niños varones, Ken parecía un simple accesorio de Barbie. Sin embargo, la anécdota no es menor. Ambos modelan dos tipos de masculinidad diametralmente opuestos.
Los G.I. Joe tenían misiones militares muy importantes para la humanidad, pues debían acabar con el terrorismo, utilizando vehículos de guerra, estrategias secretas y tecnología inaccesible para la población común.
Los Ken eran solo Ken interesados en vestir bien y en ser el compañero de Barbie.
La mercadotecnia de este muñeco estaba totalmente centrada en el noviazgo, alimentando el ideal de amor romántico que caló tanto en niños como en niñas. Aunque los niños varones no jugaran con Ken (porque quizá era mal visto), estaban expuestos a la misma publicidad que recibían las niñas.
¿Ken es gay?
En la película, hay una escena en donde Barbie dice que ella no tiene vagina y Ken no tiene pene. Lo dice a un grupo de hombres que trabajan en una construcción. Ken solo remata con la frase: “Yo tengo todos los genitales”.
El ken protagonizado por Ryan Gosling está inspirado en la serie Super Star (1978), muy al estilo del actor Robert Redford. También es muy bronceado como aparece en la línea Sun Lovin Malibu (1979), además de aprovechar el brillante vestuario del muñeco Rollerblade (1992).
Esta obsesión por la ropa se acercan más al concepto de la metrosexualidad, un término incluso aceptado por la Real Academia de la Lengua Española para referirse a “un hombre, especialmente heterosexual: Que se preocupa en extremo de su apariencia y dedica mucho tiempo y dinero a sus cuidados físicos”.
La conexión con la diversidad sexual se remonta a 1993, cuando se presentó la línea Earring Magic que incorporaba en el vestuario de Ken ropa con códigos de la comunidad gay como la transparencia de su camisa rosada, un chaleco de cuero color violeta, mechas rubias, un arete y un collar.
La intención de Mattel era responder a lo que las niñas pedían para que Ken fuera más divertido como veían en los videos de MTV con los bailarines de Madonna. Lo cierto es que la comunidad LGBT se apropió de este modelo y lo convirtió en el Ken más vendido de todos los tiempos.
En la película, Gosling también utiliza vestuarios nuevos para transmitir lo que denomina la energía de Ken o “kenergy”, como un traje tipo cowboy que previamente había usado el cantante surcoreano Jimmi, miembro del popular grupo de K-Pop BTS, para el video de su canción “Permission to dance”. Sin duda un gran gancho para atraer a nuevos públicos.
Más allá de lo cosmético, Ken es el malo de la película. Es el antagonista de Barbie. En su condición de hombre defenderá un patriarcado que le conviene. Sin embargo, hay que entender que las relaciones desiguales no le convienen a nadie.
Así que Barbie se sentirá liberada de gritar que no lo quiere como novio. Y dado que “no” significa “no”, en cualquier idioma, Ken tendrá que aceptarlo. Eso, sin duda, sería una gran lección de masculinidad saludable.
*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.