Cuando el verano comienza con una ola de calor sofocante, como se ha visto en muchos lugares este año, eso puede representar riesgos para casi cualquier persona que pase tiempo al aire libre, ya sean corredores, personas que caminan o van en bicicleta al trabajo, así como trabajadores al aire libre y niños que practican deportes.
Esto es algo de lo que deberíamos considerar antes de pasar tiempo al aire libre durante una ola de calor para mantenernos a salvo todos:
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La hora del día importa si vas a correr o si vas caminando o en bicicleta al trabajo durante una ola de calor. Los madrugadores o los corredores nocturnos corren menos riesgos: el sol no calienta tanto y la temperatura del aire es más baja.
Pero si tu rutina normal es salir a correr a media mañana o durante el almuerzo, probablemente quieras reconsiderar hacer ejercicio en el calor.
En muchas ciudades, la parte más calurosa del día es entre las 10 AM y las 6 PM. El cuerpo ganará calor tanto de la temperatura del aire como de la radiación solar. El suelo también se calienta, por lo que sentirás más calor subiendo desde el asfalto o la hierba.
Agrega humedad a la mezcla y eso también afectará la capacidad de tu cuerpo para disipar el calor a través del sudor.
No olvides que el cuerpo también genera calor interno cuando estás activo, ya sea corriendo o incluso cortando el pasto. Cuando hace calor afuera, aumenta aún más la ganancia de calor a través de ese esfuerzo. Cuanto más corre o anda en bicicleta alguien, más calor genera.
Los madrugadores o los corredores nocturnos corren menos riesgos: el sol no calienta tanto y la temperatura del aire es más baja
Los trabajadores al aire libre en granjas, obras de construcción o incluso paseando perros suelen estar más tiempo en el calor y con menos flexibilidad para los descansos.
¿Nuestros cuerpos eventualmente se adaptan al calor del verano?
Una persona típica tarda unas dos semanas en aclimatarse por completo a temperaturas más altas. Durante ese tiempo, tu cuerpo realiza adaptaciones sorprendentes para soportar el calor.
Tu tasa de sudoración mejora, disipando el calor de manera más efectiva. Su volumen de plasma se expande para que haya más sangre bombeando a través de su cuerpo, por lo que el corazón no tiene que trabajar tan duro. Debido a que su sistema cardiovascular es más eficiente, su cuerpo no se calienta tanto. También retienes un poco mejor la sal, lo que te ayuda a mantener el agua en tu cuerpo.
Pero eso no significa que esté preparado para temperaturas aún más altas o calor extremo. Cuando tenemos olas de calor a principios de temporada y alta humedad, eso puede alcanzar un nivel al que la gente aún no está adaptada. Y algunas combinaciones de calor y humedad son demasiadas para que cualquiera pueda pasar mucho tiempo en ellas de manera segura.
Adultos mayores y niños, los más vulnerables
En los adultos mayores, el sistema cardiovascular no es tan flexible y potente como solía ser, por lo que no funciona con tanta eficiencia y los mecanismos de sudoración disminuyen. Eso deja a los adultos mayores en mayor riesgo de sufrir enfermedades como agotamiento por calor o insolación.
Es posible que su mecanismo de sed tampoco funcione tan bien, lo que los hace más propensos a deshidratarse. Algunos adultos mayores también están menos dispuestos o son menos capaces que los más jóvenes de buscar centros de enfriamiento.
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Los niños pueden tardar unos días más en aclimatarse que los adultos. También dependen más de la pérdida de calor de la piel que de la sudoración, por lo que su piel puede enrojecerse y enrojecerse.
Sin embargo, probablemente los niños sean mejores para quejarse de tener demasiado calor o de no sentirse bien, así que escúchalos y ayúdalos a buscar áreas más frescas.
Por todo lo anterior, debemos ser inteligentes con respecto a la hora del día en que estamos más activos. Evitar las horas más calurosas del día es la mejor forma de prevenir enfermedades causadas por el calor. Cuando estés afuera y salga el sol, busque lugares con sombra.
Elige bien la hora y las condiciones en las que estarás más activo
Ten buenos hábitos de hidratación: no ignores la sed: es tu cuerpo quien te dice algo. La hidratación mantiene el volumen de plasma más alto para ayudar a que el corazón trabaje menos y disminuye el riesgo general de sufrir enfermedades causadas por el calor. Tu cerebro y tus músculos también están compuestos de agua, por lo que si tu cuerpo siente que no tienes suficiente agua, comenzará a sacrificar otras cosas, incluida la cantidad de sudoración.
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Elegir ropa adecuada, usar sombreros, gorras o cascos y dormir bien por las noches también ayudan a pasar mejor estas temporadas y a evitar repercusiones en la salud.
* La autora es académica de la Universidad de Carolina del Sur. Traducción de El Sol de México.
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