¿De qué hablarán los sexólogos en sus charlas de café? ¿Para qué se reunirán en sus congresos de sexología? Debe usted saber que no se habla de posiciones kamasútricas ni de penes erectos.
Sin albur, tuve “mi primera vez” en un congreso de sexualidad y confirmé algo de lo que he escrito desde hace tiempo: la próxima revolución sexual está llegando vía la diversidad.
Es decir, cada vez se habla más sobre la realidad de las personas transgénero y se desmitifica la sexualidad de las personas con discapacidad. Esos son los temas que se abordan en los congresos de sexualidad y que, cada vez, aparecen más en la agenda pública.
En el Congreso Diversidad Sexual y Cultura 2021, organizado por la Asociación Mexicana de Salud Sexual (AMSSAC), hubo ponencias sobre violencia sexual, sobre sexualidad y envejecimiento, sobre la inclusión deportiva para las mujeres transgénero, sobre cómo la diversidad sexual es tan variada que las siglas LGBT+ resultan insuficientes.
Muy atinado explicar estas siglas en junio que es el mes que se ha utilizado para conmemorar la diversidad, pero no demos por sentado que todos saben a qué se refiere esa "sopa de letras" y que todos saben que la bandera de arcoíris ha sido utilizada como símbolo del orgullo lésbico, gay, bisexual y transgénero, desde 1978.
En el congreso de AMSSAC, la activista muxe transgénero Amaranta Gómez Regalado propuso que el signo de adición se invierta y utilicemos +LGBT para referirnos a las diversidades.
En esta época, esperaría que la mayoría sepa a qué se refiere la identidad sexual lésbica y gay, incluso para la bisexual creo que no hay mucha confusión. Quizá en el tema de transgénero y transexual puede haber más dudas, pero que no nos dé "penita" preguntar. El "trans" se refiere a que hay personas que nacen con un sexo biológico con el que no se sienten identificados.
Gracias a la extraordinaria exposición de Daniela Muñoz, ahora sé que incluso habría que reflexionar sobre el término "disforia de género" que se ha utilizado en términos médicos para referir la incomodidad de las personas trans con su género biológico. Ella propone hablar de “euforia” porque tener la posibilidad de transicionar debería ser motivo de júbilo.
“La disforia es de la sociedad”, comentó en su charla. Ella misma ha sido víctima de esa disforia social cuando inició su transición de hombre a mujer y perdió su trabajo.
El taller en el que Silvia Susana Jácome habló sobre la participación de las mujeres trans en los deportes también invita a la reflexión sobre los retos de aquellos hombres que han transicionado a mujer, pero no pueden mantener su práctica deportiva, pues se critica que la testosterona les dé una ventaja competitiva sobre las otras jugadoras.
Aunque la transición implica un tratamiento hormonal que reducirá la testosterona y se podrían hacer adecuaciones a los deportes específicos para permitir su participación, es un debate pendiente.
Autora de Citlalli tiene tres abuelas, Jácome explicó que “los hombres trans” (aquellos que nacieron mujeres, pero transicionan a hombres) no representan un riesgo para quienes han nacido hombres —e incluso podrían estar en “desventaja” frente a los nacidos varones— y quizá por eso no han estado en medio de la polémica. Sin embargo, es un tema que también debe de revisarse.
Es por eso que, insisto, la próxima revolución sexual será por las batallas que se están dando para visibilizar la realidad de las personas trans. Ahí, las infancias transgénero están abriendo ventanas en varios sectores. Por eso, en cuanto pude, también escuché la participación de Tania Morales Olvera, fundadora de la Asociación por las Infancias Transgénero, a quien siempre es un placer escuchar, porque como madre de un chico trans se refiere al tema desde la realidad de lo que una familia necesita.
Esperemos que para el siguiente congreso inviten a una mamá o papá con un “hije” con discapacidad para referirse a la otra gran avenida que nos llevará a esa gran revolución sexual: desmitificar el placer y la sexualidad en las personas con “diversidad funcional”, un término alternativo para referirse a la discapacidad física e intelectual.
Este que fue mi primer congreso en sexualidad me gustó muchísimo y cumplió con todas mis expectativas. La cereza en el pastel, sin duda, fue Fina Sanz. La psicoterapeuta y sexóloga española presentó su más reciente libro, La pareja, un proyecto de amor. Un material que se debe revisar para tener claro cómo construimos relaciones saludables.
No hay hilo negro. No debemos generar relaciones de codependencia. Punto.
En la medida en que protejamos nuestra independencia y respetemos nuestros espacios personales, tendremos relaciones duraderas. Hay que desmitificar las relaciones “muégano” que son el camino más certero al fracaso.
¿Cuántos de estos temas te hicieron sentir incómodo? Y eso que nos faltó referirnos a las personas intersexuales (aquellas cuya anatomía al nacimiento no se ajusta a femenino o masculino) y que ya no deberían conformarse con que un médico decida su género al nacer y luego resulta que se equivocó.
También hubo una charla sobre cómo debemos de dejar de vincular la vejez con “lo feo” y aprender de ese sector de la comunidad gay, denominado “los osos”, que nos muestran como aún entrados en años podemos ser bastante sexies.
Hay muchos temas más aún. Tanto que la pregunta es: ¿Están preparados para la siguiente revolución sexual?