La ira pública por los altos precios de los medicamentos ha pasado recientemente a un segundo plano ante un problema más insidioso: no hay medicamentos, a ningún precio.
Los pacientes y sus proveedores enfrentan cada vez más suministros limitados o inexistentes de medicamentos, muchos de los cuales tratan afecciones esenciales como el cáncer, las enfermedades cardíacas y las infecciones bacterianas.
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La Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos del Sistema de Salud ahora enumera más de 300 escaseces activas, principalmente de medicamentos genéricos de hace décadas que ya no están protegidos por patentes.
Si bien este no es un problema nuevo, la cantidad de medicamentos escasos ha aumentado en los últimos años, y la escasez promedio dura más, con más de 15 productos farmacéuticos críticos escasos durante más de una década.
La escasez actual incluye medicamentos ampliamente conocidos como el antibiótico amoxicilina; el medicamento para el corazón digoxina; el anestésico lidocaína; y el medicamento albuterol, que es fundamental para tratar el asma y otras enfermedades que afectan los pulmones y las vías respiratorias.
¿Qué está sucediendo?
Soy un economista de la salud que ha estudiado la industria farmacéutica durante los últimos 15 años. Creo que el problema de la escasez de medicamentos ilustra una de las principales deficiencias del capitalismo. Si bien los costosos medicamentos de marca a menudo generan grandes ganancias para los fabricantes, se puede ganar relativamente poco dinero abasteciendo al mercado con genéricos de bajo costo, sin importar cuán vitales puedan ser para la salud de los pacientes.
El problema se reduce a la naturaleza de la industria farmacéutica y cuán diferente operan los mercados de medicamentos genéricos y de marca. Quizás la indicación más clara de esto es el hecho de que los precios de los medicamentos de marca se encuentran entre los más altos del mundo desarrollado, mientras que los precios de los medicamentos genéricos se encuentran entre los más bajos.
Dado que los fabricantes de genéricos esencialmente producen el mismo producto, las ganancias están determinadas por su capacidad para fabricar el medicamento al costo marginal más bajo. Esto a menudo da como resultado márgenes de ganancia bajos y puede conducir a medidas de reducción de costos que pueden comprometer la calidad y amenazar el suministro.
Las bajas ganancias dañan la calidad
La fabricación de medicamentos con estándares de alta calidad consistentes requiere pruebas y evaluaciones constantes.
Una empresa que vende un medicamento de marca nuevo y costoso tiene un fuerte motivo de ganancias para mantener alta la calidad y la producción. A menudo, ese no es el caso de los fabricantes de medicamentos genéricos, y esto puede resultar en escasez.
En 2008, una versión adulterada del anticoagulante heparina fue retirada del mercado en todo el mundo después de haber sido vinculada a 350 eventos adversos y 150 muertes, sólo en Estados Unidos.
En 2013, el Departamento de Justicia de ese país multó a la subsidiaria estadounidense de Ranbaxy Laboratories, el mayor fabricante de medicamentos genéricos de la India, con 500 millones de dólares estadounidenses después de que se declarara culpable de cargos civiles y penales relacionados con la seguridad de los medicamentos y la falsificación de datos de seguridad.
En respuesta, la FDA prohibió la entrada a Estados Unidos de productos fabricados en cuatro de las instalaciones de fabricación de la compañía en India, incluidas las versiones genéricas de gabapentina, que trata la epilepsia y el dolor nervioso, y el antibiótico ciprofloxacina.
Y si bien puede haber varias empresas que venden el mismo medicamento genérico en ese país, puede haber un solo fabricante que suministre los ingredientes básicos. Por lo tanto, cualquier contratiempo en la producción o cierre debido a problemas de calidad puede afectar a todo el mercado.
Un análisis reciente encontró que aproximadamente el 40 por ciento de los medicamentos genéricos que se venden en Estados Unidos tienen un solo fabricante, y la participación de los mercados abastecidos por solo uno o dos fabricantes ha aumentado con el tiempo.
¿Qué se puede hacer?
Una opción es simplemente encontrar formas de producir más medicamentos genéricos.
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California aprobó una ley en 2020 para hacer precisamente eso al permitir que el estado contrate a fabricantes nacionales para producir sus propios medicamentos recetados genéricos. En marzo de 2023, ese estado seleccionó una empresa de Utah para comenzar a producir insulina de bajo costo para los pacientes de California.
No está claro si este enfoque es factible a una escala más amplia, pero, en mi opinión, es un buen primer intento de repatriar el suministro de drogas de los distintos países.
* Director de Políticas de Salud, USC Schaeffer Center y Profesor Asociado, Universidad del Sur de California.