A lo largo de la historia los animales han ayudado al ser humano de diferentes maneras. Una gran variedad de referencias históricas avalan este hecho. Ya en tiempos de la Antigua Grecia existían perros terapeutas; durante el siglo IX en Bélgica se aplicaba la llama Terapia Natural donde los pacientes aprendían a cuidar animales para su propio bienestar.
Posteriormente, en el siglo XVII, en Europa se sirven de los caballos para el tratamiento de personas con discapacidad y así se pueden encontrar innumerables ejemplos que demuestran los privilegios de la compañía animal.
Los expertos también coinciden en que los animales mejoran el nivel de autonomía y la autoestima; disminuyen la ansiedad, bajan el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, el estrés, la depresión y la agresividad.
Asimismo su compañía aumenta la coordinación y fomenta la comunicación no verbal. También estimulan el sentido de la responsabilidad y la capacidad de aprendizaje, lo cual redunda en una reducción del uso de medicamentos y un aumento del apetito, aportando felicidad a nuestras vidas. Albert Marqués Martín es el director de CTAC Girona (www.ctacgirona. com) , una empresa que nace en 2010 especializada en las intervenciones asistidas con perros.
“Trabajamos en centros muy distintos: residencias de gente mayor, centros de personas con pluridiscapacidad, colegios de educación especial u ordinarios, talleres ocupacionales, centros de personas con trastornos mentales o con autismo, para enfermos con parálisis cerebral, para los servicios sociales, hospitales… .
Uno de ellos es el Centro Geriátrico María Gay. Su director, Jordi Pujiula Masó, indica que “forma parte de la terapia no farmacológica del centro, como lo son la musicoterapia, la arteterapia, o la terapia con payasos de hospital, entre otras… cuyo objetivo es incrementar la calidad de vida de los mayores, fomentando la actividad física, la estimulación cognitiva y , el control de las emociones”.