Si durante el confinamiento has estado más en contacto con los productos de papelería —ya sea porque eres estudiante, ayudas a las tareas o estás de home office —es probable que no le hayas sacado provecho por completo a ciertos objetos como los colores o plumones.
Más que para iluminar o subrayar, ambos pueden motivarte a mantenerte creativo y practicar distintas técnicas. Con el tiempo podrías ser casi un profesional. ¿Cómo? A continuación te compartimos algunos tips de los expertos detrás de Crayola.
Puntillismo. Consiste en la aplicación de puntos de colores para dar forma a figuras, creando un efecto óptico de unión del color increíble. Para lograrlo, necesitas plumones de diferentes grosores y texturas como: metálicos o glitter para lograr diseños únicos en diferentes dimensiones y tonalidades.
Sombreado. Se utiliza sobre todo en lettering, ya que es tan fácil de realizar, dejando resultados en 3D. Solo debes jugar con diferentes tonos, si las letras son claras utiliza un tono oscuro para realizar trazos a los lados o viceversa. Los plumones con punta cincel son los ideales para realizar esta técnica, ya que puedes realizar trazos anchos, delgados y ultradelgados, dependiendo de la posición en la que agarres el plumón.
Achurado. Una de las técnicas más bellas y poco conocidas es el achurado, el cual consiste en rellenar el dibujo con líneas rectas o curvas dependiendo el estilo que desees. La clave está en seguir el mismo patrón por toda la figura hasta rellenarla por completo, siempre cuidando que el espaciado entre líneas sea similar. Para realizar un achurado perfecto es recomendable utilizar plumones de punta fina o incluso bolígrafos de gel para lograr trazos uniformes.
Degradado. Sigue las mismas reglas de color que la técnica del sombreado: alternar tonos claros y oscuros. Lo único que necesitas es realizar tu trazo con un plumón con punta pincel y con otro tono arrastrar el color por encima hasta lograr un degradado, ya será cuestión de hasta dónde quieres llevar la combinación de color.
Practícalo en hojas en blanco o sobre algunas figuras ya trazadas. Además, se cree que colorear mejora la concentración y favorece la coordinación psicomotriz, en especial porque tienes que enfocarte y no rebasar los bordes de dibujos o letras.
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