A lo largo del tiempo, la forma en la que nos comunicamos ha evolucionado de muchas maneras y esta la hemos adaptado con influencias de otros modos de comunicación.
En el caso de la escritura, esta se ha visto influenciada con las distintas innovaciones tecnológicas de la historia, y con la llegada del internet, esta encontró la inmediatez al momento de comunicarnos.
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Dentro de los mensajes en línea, la forma de comunicarnos se ha convertido en algo más dinámico y en constante desarrollo, teniendo como ejemplo la incorporación al lenguaje de los emojis, los cuales se mezclan con el alfabeto, para agilizarlo.
¿Qué es un emoji?
Para el diccionario de la Universidad de Cambridge es “una imagen digital que se agrega a un mensaje en comunicación electrónica para expresar una idea o sentimiento particular”.
También es un término japonés para los ideogramas o caracteres usados en mensajes electrónicos y sitios web; son utilizados en conversaciones de texto a través de teléfonos inteligentes (en WhatsApp, Twitter o Facebook).
Los emojis pueden considerar un idioma internacional, ya 95% de los usuarios de Internet los empleamos, convirtiéndolos en la forma de comunicación más popular de la red.
Para Celia Díaz Argüero, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, “estas imágenes o pictogramas empleados para expresarnos demuestran que las formas alfabéticas no son las únicas que existen”.
¿Por qué se llaman emoji?
Su nombre se compone de un signo japonés equivalente a nuestra “e”, y “moji”, que significa letra.
En español su pronunciación es “emoyi”, y el concepto es la versión nipona del emoticón o emoticono, término que proviene del inglés “emoticon”, que deriva de los vocablos “emotion”, que significa emoción, e “icon” que significa ícono, símbolo o representación gráfica.
Su popularidad crecio con la llegada de Internet en teléfonos inteligentes, lo que provocó que en 2015, la Oxford University Press nombrar a emoji como la “palabra del año”.
Shigetaka Kurita, el padre no reconocido del emoji
Sin tener una idea de lo que su creación representaría para la comunicación actual, el diseñador Shigetaka Kurita comenzó a trabajar como diseñador de interfaces en la compañía telefónica Nippon Telegraph and Telephone Corporation (NTT DoCoMo).
Para febrero de 1999, la compañía presentaba su servicio I-Mode, el primer sistema relevante de internet móvil en el mundo. Previa a su lanzamiento, la marca le encargó a Kurita una serie de íconos para que las personas pudieran comunicarse de manera sencilla.
De acuerdo el diseñador, para crear los primeros íconos tomo como inspiración cosas del manga japonés, así como de caracteres del alfabeto chino conocidos como kanjis, además de la simpleza de las señales de tráfico.
Para su desarrollo, Kurita buscó símbolos que evocaran pensamientos o emociones de manera inmediata más allá de gustarle o no a los usuarios.
“En un mes pasamos del concepto al desarrollo. Primero hice una lista de todos los pictogramas necesarios, los reduje a unos 200 y pensé en el diseño. Había que representarlos en 12×12, lo cual limitaba mucho la creatividad y hacía que fueran pocas las variaciones posibles. Fue complicado expresarse en 12×12”, explicó Kurita en su momento.
El resultado había sido 176 imágenes de 12×12 píxeles en blanco y negro creados a lápiz y papel que, más adelante, se convirtieron en la base de todos los emojis
Sin darse cuenta, Kurita produjo la revolución de la comunicación que años más tarde llegaría a partir de la evolución tecnológica de la telefonía móvil.
Una innovación inesperada para su autor
Tras la creación de Kurita, estas pequeñas imágenes comenzaron a de a poco a instalarse dentro de la comunicación diaria de las personas, modificando la manera en que la sociedad utilizaba este nuevo lenguaje.
No fue hasta el desarrollo y lanzamiento de los teléfonos inteligentes, así como la llegada de aplicaciones de mensajería como WhatsApp, Telegram o el antiguo Live Messenger de Hotmail que explotaron su uso.
Hoy, existen más de mil 800 emojis, y contando, que son usados por el 90 por ciento de los usuarios en línea y en las distintas aplicaciones.
Toda esta felicidad no se vio reflejada en el ahora llamado "padre de los emojis", pues a pesar del éxito rotundo y ser el que inspiró un nuevo lenguaje universal, el diseñador Shigetaka Kurita se quedó sin recompensa.
¿Por qué Kurita no era reconocido por ser el creador de los emojis?
Kurita explica que al no creer que su diseño podía llegar a traspasar fronteras, el autor no tuvo la idea de certificar a los emojis como de su autoría, la cual pertenece aún a la empresa donde trabajó en 1999, NTT DoCoMo.
“Nunca pensé que mis diseños llegarían a convertirse en la forma de comunicación de mayor crecimiento del mundo. De haberlo sabido, hubiera certificado mi autoría para cobrar derechos de autor. Y es que los emojis no dejan de ser pictogramas como los signos de una cara sonriente que no se pueden patentar”, se lamentaba en una entrevista.
Por muchos años, a pesar de que tuviera bocetos originales y explicara como los creó, Kurita no era reconocido como el creador de los emojis, ni podía recibir algo por su trabajo.
Sin embargo, esto cambiaría en 2016, cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) decidió no solo recuperar y compartir los 176 emojis originales, sino también reconocer la autoría a Shigetaka Kurita.
Pese a no tener una sola ganancia por su creación, Kurita se mostró orgullo de su trabajo y celebra el uso de los emojis y así lo confesaba en una entrevista:
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"Es algo que me alegra, las letras y los caracteres de los distintos alfabetos no son objeto de derechos de autor, así que los emojis tampoco deben serlo. Los creé para que fueran de dominio público y me enorgullece que así haya sido".